//

lunes, 25 de noviembre de 2024

“La Revolución pospuesta” o el destino de la Revolución martiana

“La Revolución pospuesta”, una obra de análisis y reafirmación de nuestras raíces independentista y martiana...

Astrid Barnet Rodríguez en Exclusivo 24/06/2012
0 comentarios
RevolucionPospuesta
“La Revolución pospuesta”, una obra de análisis y reafirmación de nuestras raíces independentista

“Por sus tesis, por la maciza argumentación que las sustenta y la claridad expositiva, “La Revolución pospuesta”, de Ramón de Armas, resulta un libro profundamente antiburgués. No hay en él retórica, es la historiografía la que aporta un veredicto terrible: durante todo el proceso de creación de la Nación, la clase dominante en la economía desempeñó un papel antinacional”, concluye a modo de prólogo acerca de la citada obra, el ensayista e historiador cubano Fernando Martínez Heredia, quien durante años fue colega de estudios y de trabajo (Departamento de Filosofía de la Universidad de La Habana), del investigador e historiador Ramón de Armas Delamarter- Scott (1939-1997).

“La Revolución pospuesta, de Ramón de Armas”(^), es el resultado de un trabajo investigativo realizado por su autor y publicado poco después en la revista Pensamiento Crítico (no.49-50, febrero-marzo, 1971), como respuesta teórica a la comprensión y profundización de la Historia de Cuba, “de acuerdo a la lucha de clases”, a la búsqueda de sus realidades y desempeños —por vez primera—, a partir de la gente sin historia, del pueblo. De esta forma resultaban anuladas las tesis de la historia de la Nación cubana durante mucho tiempo confeccionada y avalada desde las clases hegemónicas —con sus agravantes colonialistas—, por parte de una burguesía productora: para la exportación y para el mercado interno, con preponderancia de la primera en sus relaciones económicas y sociales, además de su fuerte convivencia, sostenibilidad y apoyo por parte del imperialismo norteamericano. Característica esta última que confirma la incapacidad de la burguesía cubana para ser clase nacional.

Así, y como plantea el prologuista de este libro, su Autor en lugar “de derivar la historia de la historia económica, utiliza a esta como un elemento muy importante para un trabajo que es, sin embargo, diferente: hacer Historia. Las luchas de clases son centrales para la comprensión de los hechos históricos, y sus actores son el centro de esos hechos”.

Ramón de Armas nos traslada dentro de su dinámica histórica, política y social —mucho más allá de la problemática económica—, a la figura gigantesca de José Martí “(…) ahora puesto a la nueva luz de una revolución triunfante que estaba más urgida de sus potencialidades que de sacralizarlo.”

Al respecto cabe recordar que en “Nuestra América” (1891), Martí realiza un balance analítico y crítico de los resultados político-culturales de la gesta libertaria que emancipó a esos países de la Metrópoli española. En el caso de de Cuba —y como bien se plantea en “La Revolución…”—la Revolución de 1895 puede ser el gran hecho histórico en que sea analizada, en la confluencia de sus dinámicas, la condensación de tres procesos: “la exacerbación de los ideales y el movimiento nacionalistas que desemboca en una revolución y una guerra de independencia; las actitudes políticas de las clases sociales en el transcurso de una situación extrema, y la aceleración súbita del proceso de formación de una neocolonia en el seno de la colonia cubana a causa del cese de la soberanía española y la ocupación militar del país por los Estados Unidos”.

Uno de los capítulos de esta Obra expone las ideas expuestas por Martí en la mayoría de sus escritos y es que, a finales del siglo XIX, la irrupción de la Modernidad (y sus cambios) en la mayoría de las repúblicas latinoamericanas no alteraron en lo absoluto la esencia de las relaciones de éstas con el capitalismo mundial, como tampoco la dominación social de la burguesía productora para la exportación. Al mismo tiempo se enfatiza en el ideario martiano dirigido a América Latina y a Estados Unidos y a la necesidad de conquistar una segunda independencia, con base popular y que combine libertad y justicia social.

Hay que agregar también que, aunque no se ha realizado un estudio sistemático del proceso cultural cubano en sus relaciones con el de otros países de América Latina y el Caribe hispano-hablantes, puede afirmarse que han seguido rumbos similares desde el siglo pasado hasta el triunfo de la Revolución Cubana. Cuando Martí llega a México en 1875, a Guatemala en 1877, a Venezuela en 1881, a México de nuevo en 1894 y a Santo Domingo, por última vez, en 1895, el nivel cultural que encuentra en esos países y su desarrollo literario y artístico, son equivalentes en conjunto a los de Cuba, y ello no sólo por la hermandad de raíces históricas y el común influjo europeo, sino también porque la independencia política lograda mucho antes en la mayoría de los países hispanoamericanos había dejado casi intactas las estructuras sociales y económicas.

La Revolución…” describe cómo se aborta la Revolución de Independencia de 1895 impulsada por nuestro Héroe Nacional y cómo su pensamiento y acción se retoman ulteriormente, en 1920, por Julio Antonio Mella en su proyecto de liberación nacional; enfatiza, además, en la posición de la burguesía productora para la exportación, consciente del lugar que ocupa dentro de la organización social y cultural de la colonia cubana, y como vehículo de exclusión de toda aspiración independentista o republicana. De esta forma expone:

“(…) Es necesario señalar el antagonismo excluyente que existe entre la revolución que Martí propugna y está a punto de desencadenar en la colonia, y los intereses fundamentales de la burguesía cubana exportadora (…)los puntos más elementales de las transformaciones que Martí ha anticipado conllevan una imposibilidad genérica de aceptación para la burguesía azucarera cubana. (…)No hay conjugación posible de intereses y aspiraciones entre la condición terrateniente y latifundista de los azucareros de Cuba, y una reforma agraria que, además de poner en peligro o eliminar definitivamente el latifundio cañero, dejaría sin mano de obra a la producción cubana para la exportación”.

“La Revolución pospuesta”, una obra de análisis y reafirmación de nuestras raíces independentista y martiana.

(^)De Armas, Ramón. La Revolución Pospuesta. Centro de Estudios Martianos. La Habana, 2002.


Compartir

Astrid Barnet Rodríguez


Deja tu comentario

Condición de protección de datos