La Oficina del Historiador de la Ciudad de La Habana (OHCH) es la cuna de la Escuela cubana para la gestión del desarrollo integral de la ciudad patrimonial. Desde la práctica se ha construido ciencia sustentada en cinco pilares: la sostenibilidad cultural, institucional, social, económica y ambiental.
Así manifestó la Doctora arquitecta Patricia Rodríguez Alomá, directora del Plan Maestro de la OHCH, durante su intervención en el encuentro internacional “Hablemos de Arquitectura Moderna”, celebrada en el Hotel Habana Libre, en el contexto de la Jornada por el Día del Arquitecto Cubano.
La cita, organizada por el Comité Internacional de Documentación y Conservación de edificios, sitios y barrios del Movimiento Moderno (DoCoMoMo Cuba), la Fundación Ludwig de Cuba y Friends of Havana, reunió en la capital cubana a más de ochenta especialistas nacionales y foráneos del país anfitrión y otros de Perú, Estados Unidos, Inglaterra, Venezuela, Italia, España, Argentina, México, Brasil y Puerto Rico.
Durante tres días compartieron sus visiones expertos de organizaciones como Getty Foundation, World Monuments Fund, el Consejo Nacional de Patrimonio Cultural de Cuba, DoCoMoMo (Estados Unidos y Cuba) y de la OHCH, entre otras instituciones.
Un nuevo modelo
El 30 de octubre de 1993 se emite el Decreto Ley 143/1993 mediante el cual se amplían y rediseñan las funciones y prerrogativas de la OHCH como Zona Priorizada para la Conservación. La institución, primero subordinada al Consejo de Estado y hoy al Consejo de Ministros, adquiere entonces nuevas responsabilidades para la gestión de su desarrollo integral.
Nace así una nueva manera de enfocar el tema de la recuperación de la urbe patrimonial a partir de la idea del Doctor Eusebio Leal Spengler, historiador de la ciudad de La Habana, de alcanzar la soberanía cultural y de tributar a valores como el sentido de pertenencia y la identidad nacional.
En la OHCH la cultura constituye un potente motor para el desarrollo culto, responsable y participativo donde el ser humano es el centro, principal protagonista y beneficiario de la obra, desde la gestión multiescalar, dimensional y multiactoral, con los nuevos actores económicos como aliados estratégicos y la voluntad política como garante, puntualizó Rodríguez Alomá.
Conservación, historia y patrimonio
Al decir de la arquitecta Ayleen Robainas Barcia, desde la década de los 90 del siglo XX instituciones vinculadas con el patrimonio, la cultura y el turismo, han identificado y definido a las rutas culturales como parte de un cambio cualitativo en la apreciación del patrimonio cultural.
En ese sentido, dice, el programa de “Rutas y Andares” de la OHCH, con más de veinte ediciones, ha sido una manera inteligente de dar a conocer los valores patrimoniales del Centro histórico habanero.
“A partir de 2001 las rutas, a las que se sumaron desde 2002 los andares, se convirtieron en la opción veraniega más accesible y preferida por el público habanero. Especialistas en restauración, en urbanismo, en arqueología, en museografía y de muchas otras áreas patrimoniales, narramos las experiencias y anécdotas vividas como parte de nuestro quehacer”, señala Robainas Barcia.
En opinión de la arquitecta esas rutas patrimoniales constituyen una buena oportunidad para integrarlas a estrategias de desarrollo económico y social a nivel local: “Diseñadas como Proyectos de Desarrollo Local, permiten generar recursos económicos financieros para conservar, mantener y poner en valor todo aquello que, por su riqueza cultural, suscite el interés de la ciudadanía y de los visitantes”.
Una Semana para el Modernismo
Durante el encuentro se presentó la experiencia de la Semana del Modernismo que se celebra en Palm Springs, una ciudad del condado de Riverside, ubicada en el desierto de Sonora, al Sur de California. El poblado, con apenas 42 807 habitantes, es un ejemplo de arquitectura moderna donde renombrados arquitectos experimentaron con nuevos materiales y técnicas de construcción.
La decimonovena edición de la Semana del Modernismo en Palm Springs tuvo lugar en el mes de febrero y contó con más de 130 mil asistentes, no solo de Estados Unidos, sino también de Canadá, Australia, el Reino Unido, Nueva Zelanda, Alemania y Francia que participaron en más de 400 acciones, durante 11 días.
Según destaca la prensa local, la más reciente edición generó un impacto económico estimado en 68 millones de dólares para los hoteles, tiendas, restaurantes y otros negocios locales del territorio, todo lo cual redunda en un gran beneficio para los habitantes de la comunidad.
El programa del Festival, donde se habla sobre diseño, arquitectura y arte moderno de mediados de siglo XX, comprende recorridos a pie o en bicicleta por casas privadas, residencias icónicas, conferencias, proyecciones de películas, charlas, fiestas y excursiones arquitectónicas en autobuses por todo el Valle de Coachella.
La Semana del Modernismo se inició en el año 2006. El Fondo Nacional para la Preservación Histórica admitió el evento en la lista anual de destinos del turismo cultural para la arquitectura. En 2009, Palm Springs fue incluida en la Lista de Comunidades de Preservación de Estados Unidos.
Intercambio cultural en torno a la Arquitectura Moderna
Como Arquitectura Moderna, afirma el arquitecto Universo García Lorenzo, se reconoce la amplia producción que se generó durante las primeras seis décadas del siglo XX, siguiendo los postulados vanguardistas y renovadores del Movimiento Moderno, de diversas expresiones; así como otras tendencias relacionadas con ellas, y que indistintamente abarcan otras “modernidades”, y hasta exponentes del Art Deco, o del Post Moderno, que llegan hasta la década de 1980 principalmente.
En particular en Cuba, agrega el también profesor García Lorenzo, el auge de esta producción, tanto urbana como arquitectónica, se concentra hacia el medio siglo (1940 - 1960) con ejemplos puntuales anteriores y posteriores, reconocidos por su peculiar expresión racionalista e innovadora, desde lo internacional, a lo local, desde la tradición a la renovación de los principales códigos tipológicos y expresivos.
La ciudad de La Habana está llena de buenos ejemplos de la arquitectura moderna como el edificio de Radio Centro y los hoteles Habana Libre y Riviera. Otros inmuebles representativos de ese movimiento se encuentran en el balneario de Tarará y en Santa María del Mar, en Habana del Este; en la barriada de Miramar, en las edificaciones sociales concebidas por la arquitecta Pastorita Núñez, para la Habana del Este, entre otros lugares.
Rodríguez Alomá anota que los eventos culturales y académicos asociados a la arquitectura moderna pueden devenir en potencial económico y producir recursos que se utilizarían en la restauración de determinadas propiedades muy valiosas, actualmente en desuso.
“Es un ejemplo clásico de un ciclo que va creciendo como una espiral y de un programa de corto plazo. Los recursos se emplearían en organizar nuevas rutas, financiar campañas de comunicación y sensibilización así como en acciones de capacitación para quienes van a reparar el edificio”.
La arquitecta adelantó que se encuentra en fase de actualización el Plan General Urbano de La Habana y que se debe construir la Estrategia de Desarrollo Provincial, un tipo de instrumento que sería como el Plan de Desarrollo Integral, elaborado a partir de la concertación con ciudadanos e instituciones, donde se pueden introducir determinadas iniciativas, como eventos de turismo cultural, a manera de proyectos dinamizadores que conduzcan a victorias rápidas.
Al respecto, Helmo Hernández, Presidente de la Fundación Ludwig, anunció que en 2025 se va a organizar un evento educacional y de intercambio cultural que tendrá como propósito analizar las visiones del Modernismo en Estados Unidos y en Cuba.
“Este pretende ser el primer gesto de una relación de trabajo –con el modelo de la Semana de Arquitectura Moderna de Palm Springs– que contará con el apoyo de las organizaciones sin fines de lucro Friends of Havana y Modernism Week. Por la parte nacional los garantes serán DoCoMoMo Cuba y la Fundación Ludwig”, concluyó Hernández.
Durante el encuentro conservacionistas internacionales y locales, destacados profesionales cubanos, arquitectos recién graduados y estudiantes participaron en las visitas a edificaciones representativas de la arquitectura moderna como: la casa Schulthess, del arquitecto Richard Neutra y las Escuelas Nacionales de Arte, con la firma de Ricardo Porro, Vittorio Garatti y Roberto Gottardi, consideradas como el complejo arquitectónico más sobresaliente construido en Cuba, después de 1959.
Otros de los recorridos fueron por la Universidad Tecnológica de La Habana “José Antonio Echeverría” (conocida como la CUJAE), obra de un equipo encabezado por el arquitecto Humberto Alonso y el Pabellón Cuba, de la autoría de Juan Campos, actual sede de la Asociación Hermanos Saíz.
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