Con dos y tres años debió aprender a usar lentes de contacto, luego vinieron los espejuelos “fondo de botella” y, con ellos, las mofas de muchos de sus amigos. “Me costó aprender a colocarme los lentes y muchas veces me lesioné la córnea, pero más difícil me resultaba escuchar las burlas y sobreponerme a ellas. Tal vez por eso mis padres me sobreprotegieron tanto, además de que temían que me sucediera algo si jugaba en la calle como los demás niños.
Cuenta el espirituano Oscar Padilla Díaz que, con solo 31 años, su vida serviría para escribir una novela. No solo por mis problemas de visión, enfatiza, sino por todos los obstáculos que he debido superar. “No uso bastón ni espejuelos oscuros porque realmente no soy ciego del todo, pero ese es mi pronóstico futuro. En mi ojo izquierdo tengo un desprendimiento de retina que me impide la visión y en el derecho presento miopía degenerativa. Aunque desde los seis meses de nacido fui atendido en el Hospital Ramón Pando Ferrer por deficiencias visuales que me detectaron, se cree que todo esto es debido a la meningus que padecí cuando tenía un año”.
Escucho a Oscar en una entrevista que se tornó conversación, a propósito de celebrarse desde este 26 al 29 de noviembre el VII Congreso de la Asociación Nacional de Ciegos y Débiles Visuales. Me asombra todo lo que me cuenta, pues para mí resulta común verlo en la redacción del periódico donde trabajo, compartiendo con los demás y escribiendo en la computadora. “¿No ves que tengo que acercarme mucho a la pantalla para poder leer? Así me sucedía con la pizarra en la escuela, y con los libros. Pero no me dejo vencer…si todo fuera como eso. Agradezco haber nacido en la Cuba revolucionaria y ser lo que soy hoy, meta inalcanzable para muchos que tienen la misma dificultad y estatus socio-económico que yo y viven en otros países”.
Egresado de la carrera de Comunicación Social de la Facultad de Comunicación de la Universidad de La Habana, Oscar realiza su período de adiestramiento en la Empresa de Ómnibus Nacionales ASTRO y, gracias a las leyes que amparan el pluriempleo, es también operador de pizarra en el Hospital Manuel Piti Fajardo en la capital.
“Conozco mis limitaciones, sé que hay plazas laborales que no puedo ocupar y trabajos convencionales que escapan de mi alcance como los de obrero constructor, custodio y vendedor, por eso mi sueño siempre fue ser universitario, y lo logré para felicidad de mi abuela, que siempre me inculcó el empeño”.
Soy el hijo más chiquito de un matrimonio que ya cada uno tenía hijos por separado, y por eso fue inmensa la sobreprotección conmigo, rememora. “En el círculo infantil tuvieron mucha paciencia conmigo, pero en las escuelas primarias por las que transité, aprovechando que mi mamá trabajaba en ellas, era muy difícil. La enseñanza especial solo existía en la Abel Santamaría, en La Habana, y no logré adaptarme a estar en ella por la lejanía con mis padres. Culminé la primaria en la primera escuela especial que se inauguró en Sancti Spíritus, Miguel Ángel Echemendía, y labré mi camino con cierta independencia”.
Para Oscar fue muy complejo aprender a escribir, a leer, a usar el componedor…Los maestros no estaban preparados para atenderme de una manera diferenciada, me dice. “La enseñanza secundaria la cursé en la Abel Santamaría después, ya me sentía grande y capaz. Viajaba solo a casa de mis padres, perdí miedos, salía con mis compañeros y la idea de incluir en el centro a alumnos videntes favoreció mucho que aprendiera a relacionarme con quienes no tenían discapacidades como yo”.
Las mejores vivencias las guarda Oscar en relación con esa escuela. “Los maestros eran muy pacientes y cariñosos; nos enseñaron el sistema Braille, a usar el bastón, a prepararnos para la vida en el hogar, a cómo pedir ayuda, a usar una computadora, aunque tuviera sistemas de voz y con braille en el teclado. Siempre el Gobierno cubano ha priorizado la enseñanza especial y los recursos no han faltado para que personas como yo reciban la atención que merecen”.
El preuniversitario tuvo sus momentos tristes, sobre todo con la Matemática, pero también fue la época de hacer excelentes amigos, como sucedió con Wverney González, un muchacho gago que le dictaba lo que la maestra escribía en la pizarra. Historias amorosas también se tejieron y después, la odisea de la Universidad.
“No recibí una buena orientación vocacional, solicité carreras que exigían aprobar una prueba de aptitud que no pude superar. Ingresé en la carrera de Historia finalmente, pero luego me trasladé a Lenguas Extranjeras, en busca de una posibilidad de estudio en la que el oído y la voz fueran más esenciales que la visión. Por problemas económicos de mi familia volví a mi provincia, pedí licencia de estudio y al año regresé, después de haber trabajado en la Terminal de Ferrocarriles de Jatibonico y de haber estudiado Terapia Física y Rehabilitación en la Facultad de Ciencias Médicas.
“Di vueltas y vueltas y encontré mi camino en la Comunicación Social. Estoy bien, apoyándome en las palabras puedo lograr todo, más que si me apoyara en las miradas. Trabajo en un hospital en el que ingresé como aspirante a la plaza de camillero, pero ya he escalado. Y sobre todo lo que más me alegra es haber realizado mi sueño, siendo el único de mi familia que lo ha alcanzado a pesar de las limitaciones”.
En la charla, una pregunta se impone…
“¿Que si estoy preparado? Si me hubiera quedado ciego en la adolescencia o en la juventud sé que sería más difícil, pero estoy preparado para mi futuro, que me asusta, pero no me frena. Estaré en una oscuridad total, como si las luces siempre estuvieran apagadas; usaré un bastón y aprenderé a vivir diferente. Mi novia estará conmigo y si ahora me recoge los espejuelos cuando los dejo regados, mañana me tenderá la mano si hace falta.
“Quédate tranquila porque yo no tengo imposibles. A lo mejor llego por el camino más largo a donde quiero, pero siempre voy a llegar. Y siempre que me dejen hablar, todo está resuelto, porque mientras puedas escuchar y ser escuchado, todo será más fácil”.
¿Algo que no quieras dejar de decir?, le pregunto.
“Quiero destacar que en nuestro país se prioriza la atención a las personas que tienen alguna discapacidad porque es importante diferenciar los términos, pues no somos discapacitados. Sin embargo, todavía existen muchas barreras psicológicas. Solicitar un trabajo o aspirar a estudiar determinada carrera puede ser un problema, pero lo es más si las personas te tratan como si fueras menos.
“La Asociación Nacional de Ciegos y Débiles Visuales (ANCI) hace mucho por sus miembros pero todavía le falta por hacer mucho más. No en términos de recursos ni de apoyo, porque siempre se puede contar con la organización, sino de lograr mayor cohesión entre todos. Por lo demás, uno se mantiene muy activo en las distintas convocatorias, actividades y competencias deportivas que convoca la ANCI y seguramente este congreso traerá nuevas luces, aunque no todos sus afiliados puedan verlas”.
Juan José Marmolejo Salazar
10/11/14 23:30
soy de México, estoy ciego y deseo contactar con la ANCI, para ver si es posible asistir a Cuba y poder rehabilitarme. saludos.
Taimi Fernández Pérez
28/11/13 16:00
Grande Oscar, te admiro mucho, admiro tu voluntad, tus deseos, tus logros y te deseo que tengas muchos más, eres un ejemplo a seguir de todos aquelos que con alguna discapacidada se cierran ellos mismos los caminos.
josel
26/11/13 16:47
Quisiera decir que en Cuba hay gran cantidad de personas que dejan su incapacidad aun lado y dan el paso al frente a la vida, y como mismo se expresan en la publicación hay personas que no conocen lo capaz y útil que pueden ser, a ellos decir que toquen una y otra puerta, ya que existen personas que no conocen su verdadera capacidad.
TodoXCuba
26/11/13 14:26
Gracias a Dios y a esta Revolución que han hecho posible que millones de personas puedan ser atendidos de esta forma tan humana. Somos una Sociedad que no escatima en invertir cuando de la salud de nuestras personas se trata, la salud y la satisfacción de nuestra gente es lo principal para nosotros. Demos gracias a los que cada día se esfuerzan para poder tratarnos de esta manera.
Marcia Jerez desde FB
26/11/13 10:22
genial el tema
Clara Hernandez Herrera desde FB
26/11/13 10:14
Yo se lo que es ver mal y es horrible, gracias a dios ya veo perfecto y ojalá todos pudiéramos operarnos y quedar bien
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