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martes, 3 de diciembre de 2024

Mario Coyula: "La Habana que sueño" (+Fotos)

El urbanismo de una ciudad sobrepasa los conceptos arquitectónicos para aterrizar en el simbolismo de las villas que respiran y sienten

Maite López Pino en Exclusivo 15/12/2011
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Capitolio de La Habana
Capitolio de La Habana

Una ciudad se hace real porque existen ciudadanos que la habitan, la realizan y la actualizan… con todo lo que ello implique. Por eso hablar de La Habanano obedece a razones geográficas o milimétricamente medidas desde la arquitectura, hablar de la urbanidad de la capital cubana es también hablar de su humanidad.

Una conglomeración de metros cuadrados obtiene reconocimiento como lugar cuando es aceptado por un número de sujetos que al mismo tiempo le dan sentido, quienes vienen a enredar más el asunto al proponer visiones diferentes de un mismo sitio geográfico, miles de ciudades en una sola…. Habanas multiplicadas y diversas.

¿Cómo usamos la ciudad? Esta pregunta recorre nuestra mente cuando de urbanismo hablamos, dónde trabajamos, estudiamos, comemos, paseamos, dormimos… o dónde descansamos para siempre. Estos elementos brindan una definición nueva cada vez que cambia la vida de los ciudadanos, por eso el urbanismo se presenta cual calidoscopio multicolor. Por ello, la urbanidad de Nueva York, Brasilia, Paris, México DF, Tokio y otras, parece tan apabullante.

La rapidez de la vida o la lentitud, la predominancia de lo verde o lo gris, lo nuevo o lo viejo, lo alto moderno o los edificios de pocas plantas de años pasados nos definen las ciudades. Pero también aportan definiciones los nativos o los migrantes, ya sean del mismo país o de otros, todo tributa a la urbe y a su sentido… a su ser.

LA HABANA QUE SUEÑO

En una tesis de licenciatura inédita de la Facultad de Comunicación de la Universidad de La Habana titulada Espejismos Habaneros: Aproximación a los imaginarios urbanos de tres intelectuales habaneros, la comunicadora social Yanet Lafargue entrevista al historiador Eusebio Leal, al cineasta Fernando Pérezy al urbanista Mario Coyula, este último ofrece interesantes opiniones sobre el urbanismo de la capital de todos los cubanos.

El arquitecto Coyula, cuyo primer plano enfocaba inmuebles de forma independiente, se fue convirtiendo en el urbanista que afirma que las ciudades no se construyen de edificios individuales. "En definitiva lo que determina es cómo la gente se comporta, cómo usa la ciudad, cómo la cambia, para bien o para mal".

Desde la tesis de licenciatura se evidencia que Mario Coyula Cowley aborrece los edificios altos, en tanto encuentra desahogo en la capital cubana que, a diferencia de la mayoría de las grandes ciudades de Latinoamérica, no se encuentra plagada de rascacielos.

"La Habana no fue víctima de la especulación capitalista que demolió un sinnúmero de edificios de valor y zonas antiguas completas. Nosotros nos salvamos de eso, porque íbamos por el mismo camino. En los años 50 ya se habían comenzado a demoler casas, en el Vedado, por ejemplo, y a construir edificios altos mirando al Malecón. En diez o quince años más iba a haber una pared continua de edificios tapando la vista al mar, tapando la entrada de la brisa, que es la que hace que se pueda respirar en esta ciudad".

El litoral determina fuertemente la identidad arquitectónica de La Habana, "el Malecón es La Habana, por la forma en que describe su silueta y porque hace que estés mirando el mar en casi cualquier punto de la ciudad. El Malecón rematado por el Faro del Morro, por supuesto, pues ambos constituyen una idea única, continua, una imagen de invalorable fuerza y pregnancia que resulta muy difícil de olvidar".

Por otro lado, el arquitecto reconoce que El Vedado constituye un paradigma urbanístico debido a la escala perfecta, la regular retícula y la introducción del arbolado como vía de estructurar el trazado, así como la construcción de calles enfocadas a permitir la entrada de las brisas, se convirtió en la más relevante iniciativa urbana del período colonial, su origen se remonta a 1958.

También resalta el valor de los "parques republicanos" característicos de sitios como El Vedado, La Víbora o Lawton. Dentro de los barrios otorga identidad, pues son manzanas sin construir, sembradas de árboles, con bancos y farolas. "Los parques republicanos sugieren de alguna forma otra de las pautas que hacen única a la capital cubana, a la vez que la dejan respirar".

La zona aledaña al Parque Central y al Paseo del Prado fue considerada por mucho tiempo el único centro habanero. Con el auge de La Rampa, a partir de la década del 60, esta afirmación se tornó más cuestionable. No obstante, la concentración urbana de aquel territorio sigue resultando vital para la vida de la capital, su imagen se impone ante quien la visita. El conjunto de edificaciones allí articuladas y la dinámica que se despliega resultan monumentales.

"Las universidades son importantísimas en las ciudades, porque suministran juventud y eso anima. Gente joven que tiene mucho que aportarle a la vida urbana. Sus propias aspiraciones sugieren un uso diferente de los espacios públicos, así como una demanda de actividades culturales y de todo tipo que no tiene por qué quedar en la diversión trivial", apunta Coyula.

Como toda urbe, La Habana también tiene sus zonas periféricas como La Lisa, La Habana del Este, Boyeros o Arroyo Naranjo. En cuanto a las vías de acceso, el urbanista sugiere algunas pistas: "hay una entrada a La Habana por el este, viniendo por la Monumental, que es muy fuerte (…) La Habana del Este es como un anticipo de la ciudad, de lo que vas a ver". El mar le guía. Construcciones como el Túnel de La Bahía se convierten para Coyula en la metáfora perfecta de una puerta, de la entrada a la ciudad. Pero La Habana hacia el sur se difumina.

En cuanto a colores, la visualidad de la capital se mueve sobre la gama de cremas, amarillos claros, ocres, e incluso rosa muy claro. "Ese es el color perdido de la ciudad, el de la memoria que evoca, el que debiera conservar para hacer gala del privilegio de su luz. Esta es una ciudad que debería descansar más en el uso de la luz y las sombras y no en el color. Aquí lo que funciona mejor son los entrantes y salientes. Cuando la luz es vertical no se ve mucho, pero cuando la luz es horizontal —temprano en la mañana o tarde en la tarde— es muy bonito. Pero hoy es una ciudad pintarrajeada que se asemeja a esas señoras muy mayores que se embadurnan el rostro con maquillaje".

Junto al olor a salitre, la identidad capitalina se erige a partir de una suma de sonidos difíciles de evadir. "La superposición de ruidos se asocia de cierta forma al deterioro de la urbe, que refleja un deterioro humano. Hay una agresividad muy grande, sobre todo después del Período Especial, y un individualismo que se expresa en el simple hecho de sacar la mano por la ventana, pintar en rojo o rosado intenso el pedacito alrededor de ella, y no pensar en el resto del edificio".

Desde la arquitectura, Mario Coyula piensa la ciudad en su mejor momento del día: "esa última hora de luz es una luz muy bonita, casi siempre dorada, más suave. Como es más horizontal, menos vertical, se destacan más los relieves de los edificios, por lo que el atardecer es el que le sienta mejor a La Habana".

Sobre las semejanzas con la capital cubana, Coyula considera que la ciudad española Cádiz, es la que más se le parece. "No sólo por estar frente al mar, que ya las asemeja bastante, sino también por el ancho de las calles o las fachadas de las casas".

A los viajeros que visitan por primera vez la urbe capitalina, el arquitecto les recomienda conocer los siguientes sitios: "el Prado, el Malecón, La Habana Vieja, la Universidad. Pasearía por la calle Paseo, por las mansiones de la calle 17. El Cementerio [de Colón] es un lugar que me gusta mucho, porque tiene una calidad tremenda. Es uno de los grandes cementerios del mundo, con muchas esculturas de tremenda calidad. Me gusta mucho el Bosque de La Habana, es espectacular, con esa vegetación, las enredaderas colgando, muy teatral, muy bonito".

La autora de la tesis le pregunta al urbanista por la Habana del futuro, Coyula no puede definirla "¿cómo hacerlo? La Habana de dentro de treinta años, o de cuarenta, o de cien, está frente a nosotros. Será aquella que merezcamos tener".

(Galería: La Habana)

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Capitolio de La Habana. (Foto: Antonio Torres).

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Edificio Centro Habana: (Foto: Francisco Mundo).
 

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Habana Abierta. (Foto: Iván Castro).
 
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Paseo del prado. (Foto: Enmanuel).

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La Habana.


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Maite López Pino

Ariguanabense de nacimiento. Periodista desde siempre, con título desde junio 2009.


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