No importa en qué lugar del mundo estemos viviendo al leer estas notas, pero cuando escuchamos “Efeytercera”, lo sabemos, sólo hay uno en este planeta.
Nunca decimos Efe- y-Tercera ni jamás Tercera y Efe porque desde el primer día en ese lugar, en La Habana, Cuba, la vida empieza a asociarse con ese nombre convertido en algo más que una dirección postal.
Realmente es un edificio para alojar universitarios no habaneros mientras estudian carreras de Humanidades, pero difícilmente alguien no lo personifique, lo humanice y convierta en “alguien” determinante en su vida.
Podremos cumplir 80 y más años de edad, pero los 5 allí, con ese “alguien” son inolvidables por los gratos recuerdos o las duras y difíciles pruebas de supervivencia a las cuales pocos jóvenes renuncian.
La cercanía de Casa de las América en Tercera y G permitía asistir a sus eventos, pero también ver a su colectivo que ingería los casi siempre malos y pocas veces buenos almuerzos, incluyendo a Mario Benedetti y otros ilustres en el comedor de Efeytercera.
No soy el único que allí por primera vez subió más de cuatro pisos y estrenó las emociones de hacerlo por un añejo ascensor que frecuentemente no se detenía donde uno quería y para lograrlo se requería de una técnica vietnamita.
Con los estudiantes indochinos aprendimos a introducirle un alambrito dentro del mecanismo para detenerlo, pero nunca supe quién inventó trabarle la puerta con el propósito de que no se moviera hasta necesitarlo.
Acaban casi de irse los chinos, pero quedaban vietnamitas, coreanos, bolivianos, brasileños, argelinos, africanos, uruguayos, mexicanos, costarricenses, hondureños y algunos de quienes siempre tuvimos razones para desconfiar de que estuvieran diciendo su nombre y nacionalidad reales.
También me cuento entre quienes una vez pasado el deslumbramiento del “rascacielos” habanero, y contemplar el paisaje desde las alturas compensó las dificultades.
Los frecuentes y prolongados cortes eléctricos (apagones) de los años 70 del siglo pasado, y el pobre suministro de agua, nos dieron oportunidad de combatir el sedentarismo subiendo y bajando escaleras con libros y recipientes para subir el vital líquido.
Inolvidable el estudiante de Periodismo Félix Milián, quien muy amable se ofrecía para guiar a las muchachas en las oscuras escaleras o donde faltara la luz que él no necesitaba por ser ciego. En los juegos de dominó, era el encargado de detectar “los forros”
Llegué a efeytercera cuando se suspendió la entrega de cartuchos de gofio por culpa de Claudio Hernández Gómez, quien se atribuyó la autoría del primer paquete del nutritivo polvo que se lanzó desde un balcón. Espero que no lo niegue aunque la confesión fue oral.
Estaba prohibido ingerir bebidas alcohólicas, pero se llamó al orden el día del cumpleaños de Raúl Castillo Rolo, responsable de hacer cumplir la medida, mal momento porque le tenían reservada cantidad de litros de ron que echaron por tierra la ley seca.
Mi grupo se deleitó con el paisaje del Malecón y la vista aérea, pero también con la desnudez de una bella estudiante que gustaba solearse en su balcón o alguien a quien la premura le hacía olvidar que recibirnos en ropa interior podía causar intensas emociones.
Estoy entre quienes vio concluir frente al Malecón el edificio, cuya estructura estuvo largos años esperando una terminación que contrarió a no pocas parejas que allí tenían su nido de amor, incluyendo una de nacionalidad mongola y checa.
Disfrutamos de los días inaugurales de El Recodo y alcanzamos a ver el rápido declive en la calidad del servicio, sobre todo de la higiene, aunque teníamos otras opciones en establecimientos cercanos y al alcance de nuestras magras finanzas.
Si no fuera por Efeytercera, pocos de los tantos que hay, serían licenciados, o lo habrían logrado venciendo obstáculos con vistas a estar en el aula como paso previo para lograr sueños y aspiraciones.
Ningún momento es igual a otro y cada uno tuvo sus vivencias o las cuenta a su manera. Mi grupo fue testigo de que en alguno de los 24 pisos del edificio se alojaron el escritor, poeta, crítico e investigador Luis Álvarez Álvarez, el escritor y guionista de cine Senel Paz y el escritor, editor y profesor Abel Prieto, entre otros hoy conocidos por su obra.
Por supuesto que hay otros que si somos conocidos es en la barriada donde vivimos, como Octavio Expósito Hernández, Octavio Pérez Valladares, Argelio Morales, Jacinto Francisco Borroto, Pablo Soroa, Aurora López, Pedro González Munné, Carmen Camiñas, Jorge García Sosa, Luz María Martínez Zelada, Marta Hernández Casas, Antonio Paneque, Alcides Cuesta, Juan Dinza, Luís Martín, varias Maritzas a quienes resulta imposible ponerles los apellidos correspondientes… y yo que allí conocí de novias y esposa, y en 1972, además del título de Licenciado en Periodismo recibí el de la Universidad de la Vida.
Dejo de mencionar una larga lista porque solo he tratado de escribir una breve nota, donde irremediablemente quedan fuera anécdotas como las del portero, el Abuelo Zamora que serían para un voluminoso libro no sólo por su increíble conocimiento de la vida y milagro de los familiares de los estudiantes sin importar de qué provincia de Cuba fueran.
Quienes regresan a revivir sus recuerdos en efeytercera dicen que no es igual, que todo ha cambiado. Y yo, para seguir la tradición, digo lo mismo.
Mayra Madiedo
10/12/20 23:41
Holaaaa Chang, tú recordando Efeytercera, edificio que pude visitar por compañeros de estudio, logras transportarme a recuerdos en 12 y Malecón donde vivi 5 mejores años de existencia. Similar experiencia de la falta de agua, rotura del elevador y obligado ejercicio de tantos escalones para vencer, difícil encuentro de manjares en el comedor, amores y desamores de juventud, entrada de frente frío y oleaje que deleitaba contra el muro de tantos enamorados....bonitos recuerdos que despierta a la añoranza y una experiencia inolvidable cuando el sueño no solo estaba en la beca sino que acariciando la hermosa escultura del Alma Mater, se hizo realidad.
Arturo Chang
22/3/14 21:12
Claudio Hernandez: jajajaj... cierto que daban gofio, pero no azúcar... pero había quienes se las ingeniaban con Angelito para conseguir... jajajaja...
Claudio Hernandez
19/3/14 0:25
Se me olvido referirme a la llamada 'Guerra del Gofio". Realmente comenzo cuando un grupo de muchachones , que no eran estudiantes universitarios,se encontraban parados frente al edificio acosando a nuestras muchachas, se me ocurrio dispersarlos usando uno de aquellos paquetes de Gofio, dejandolo caer de lo alto del edificio sobre los arboles y al caer sobre estos los cartuchos de papel se rompian y regaban el polvo de trigo sobre los individuos aquellos. Una aclaracion historica para quienes no recuerdan esa etapa, es necesaria hacerla aki, pues el preciado Gofio, alimento muy preciado por nuestros ancstros Canarios , estaban arrinconados en todos los pisos, pues habian repartido en exceso y por cajas, pero no poseiamos el azucar para poderlo combinar cuando queriamos para comernos aquel gofio y por esa razon desde ese dia y hasta que se acabo el ultimo cartucho, muchas cabelleras comenzaron lucir prematuramente un color blanco cenizo, como como caido del cielo.
Arturo Chang
27/1/14 23:21
Marta hernandez casa: todo cambia, y las actuales generaciones de efeytercera también dirán lo mismo cuando ellos regresen por ese edificio tras varios años despues de graduarse. Vivamos los recuerdos, o mejor dicho: revivamos esos recuerdos. Gracias por comentar
marta hernandez casas
27/1/14 23:14
yo volvi hace unos anos por ahi senti gran nostalgia y tristeza ya no es la efeytercera de nuestra generacion
Arturo Chang
25/12/13 23:26
Yosvany Albelo: Gracias por su comentario que enriquecen mucho los apuntes sobre Efeytercera. Por sus expresiones, aprecio que se conservaron muchas de las tradiciones de mi época, casi 20 años antes que los tuyos. Gracias por comentar con tantos aportes.
Arturo Chang
25/12/13 23:23
Yirmara: no sabía que también hubieras estado en efeytercera. Espero que nos encontremos y hablemos más de tu estancia allí. Saludos
Arturo Chang
25/12/13 23:22
Pedro A. González: Ni de Angelito el Milagros, ni de Milagros Vilariño nos podemos olvidar, claro que no. Me alegra encontrarte por aquí. Gracias por comentar.
Arturo Chang
25/12/13 23:21
Claudio Félix Hernandez: Te has referido a muchos de tus recuerdos, pero has eludido hablar de que fuiste el primero que tiró un cartucho de gofios desde lo alto del edificio... jejejeje... Creo que es información desclasificable, puer no te sancionarán ya...
Yosvany Albelo
12/12/13 13:31
Hola, Arturo, muy evocadora su crónica. En los años en que yo estudié, del 92 al 97, no había ese "tubo" de pescado al que se refería la colega Ana, ojalá. Para nosotros el Recodo era la gran opción porque era donde único podías comprar pan con perro de pavo a un precio "solidario", después de hacer una tremenda cola, donde más de uno, me incluyo, se buscó las broncas de su vida con la gente del barrio, le decían La California, creo, por colar a alguna amiguita. Yo viví en el 23 y después en el 19, subí más de la mitad de las veces por las escaleras, en ocasiones más de una vez, aprendí a cocinar allí, la necesidad es la madre de la invención, con aquellos fogoncitos eléctricos prohibidos pero nunca eliminados. También fui un "comegofio", repartí reservaciones del FEUTUR, coordiné campismos, me dieron una bicicleta y salí montado a las 4 de la mañana con la esperanza de coger un camión en la carretera y me bajé a las 12 m en Matanzas... en fin. El agua subía, pero cuando no había, siempre estuvo el Malecón con el perdón de Farah María, y cuando la tormenta del siglo hubo que salir en lancha, y cuando los balseros, todavía en septiembre los veiamos intentando la salida desde la calle G al mediodiía, y retirarse por E como a las 6 por la imposibilidad de las olas. En fin, los recuerdos que traes son muchos. De mi tiempo son Javier Dueñas, Héctor Miranda, Rafael Arzuaga, Luis Raúl Vázquez, Talía González (un añito), Michel Contreras, y otros que se han hecho famosos en el periodismo aquí y allá. Un abrazo.
Arturo Chang
10/12/13 21:52
Elias: He visitado varias veces Ciencias Médicas de VillaClara en ocasión de eventos del comité Pro Liberación de los 5. Escríbeme a contacto@vanguardia.cip.cu Me alegra este reencuentro. Recibe mis saludos
Elias
10/12/13 8:08
Saludos. Disculpe es usted el.señor Arturo Chang que alguna vez visitó Ciencias Médicas de VillaClara allá por 2006-2007? era para un evento del comité pro liberación de los 5 héroes. Yo era del comité , me gradué en 2008, Sigo activando desde mi país Ecuador la causa por Cuba. En enero visitaré Cuba ojalá y lo pueda saludar. Cómo lo puedo contactar?? De cualquier modo un abrazo
Arturo Chang
6/12/13 16:39
tide: Sin dudas, no todo fue agradable, pero aún las dificultades hicieron más emocionantes nuestras vidas juveniles en es edificio. Gracias por su comentario, que resulta estimulante para continuar relatando aquellos momentos en instalaciones cercanas a F y 3ra como El Recodo, El Carmelo, Casa de Las Américas y otros sitios emblemáticos. Reciba mis saludos.
tide
5/12/13 15:43
Arturo Chang, le aseguro que jamás había tenido oportunidad de entrar en un foro tan dinámico y con tantos compartidos recuerdos de una etapa de las vidas de tantos profesionales ya formados que tuvieron la "suerte" de compartir ese edificio histórico como albergue. Alguien dijo que: "Recordar es como volver a vivir", y tiene mucha razón Aristides (#1) cuando cataloga esa estancia en F y 3ra como una Aventura. Un abrazo para usted como autor, y para todos los que compartieron esa inolvidable Aventura.
Arturo Chang
4/12/13 15:13
Maykel Llanes: He mencionado usted varios elementos que caracterizan el lugar: las vistas, el sonido y la brisa del mar. Tuve oportunidad de estar allí en momentos de olas de varios metros que salpicaban al edificio. Estoy buscando fotos de ese oleaje, pero no las encuentro. Las publicaré en cuanto las halle. Gracias, Maykel, por su comentario y me alegro de que tenga agradables recuerdos de ese sitio.
Maykel Llanes
4/12/13 10:42
Estuve un par de días en ese lugar con una amiga, y la pase super bien, me encanto el lugar , las vistas, el sonido y la brisa del mar. Nunca olvidare esos dias.
Arturo Chang
3/12/13 22:21
Aurora López: Claro que recuerdo tu hazaña, la de tener un embarazo en efeytercera. Lo menos que pudieron hacer fue haberte ubicado en el piso 2. Y en cuanto al embrión de Moncada, creo que te estas refiriendo a Tomás en el piano, allí en la sala del edificio, cuando todavía esa agrupación no estaba formada. Inolvidable aquellas bromas de procurar por teléfono a Nicolas Abagnano para que quien recibiera la llamada lo anunciara por los altavoces en los 24 pisos... jajajaja... Y sí, El Recodo es otra historia que también me propongo contar. Aurora, recibe un beso y compártelo con aquella bella joven que rescaté en la piscina... No digo más.
Aurora López
3/12/13 13:53
Un beso, Chinito, por los recuerdos. Allí, primero estuve en el piso 6, y luego en el 2, en la enfermería, cuando el embarazo de mi primer hijo. Lo mejor era asomarse al balcón y mirar el mar. También escuchar al embrión de Moncada con sus primeros concertistas-estudiantes, y la alarma al escuchar por el altavoz conminar a Nicolás Abbagnano a presentarse en la recepción. El Recodo es otra historia. De ella hablo luego.
Arturo Chang
1/12/13 15:57
AnaValdesPortillo: ¿Quién puede olvidar aquello de la tubería de abasto de pescado? Hubo momentos en que llegué a odiar el pescado y preferir las medallitas y los medallones ¿Te acuerdas de los medallones?
Arturo Chang
1/12/13 15:55
Yirmara: Cierto que tú también estuviste en efeytercera, claro, ya yo hacía varias décadas que me había alojado allí. Me entero que estuviste en el piso cinco... Y aunque siempre fue el de las muchachas, yo lo visitaba mucho (claro que hasta la puerta) para llevarle cubos de agua...
Arturo Chang
1/12/13 15:54
Pedro González: ¿No te dan deseos de que un día nos presten todo el edificio para albergar a los que asistamos a un encuentro de ex becados de efeytercera? Sé que los tienes... y ojalá algún día, y que sea pronto, puedas venir. Recibe mis saludos
Arturo Chang
1/12/13 15:52
Claudio: En los apuntes que publiqué dije que tu habías sido el primero en lanzar desde lo alto de efeytercera un cartucho de gofio y fuiste el causante de que no lo continuarán repartiendo. Aunque tu confesión no fue escrita... espero que no lo niegues.... jejeje...
Arturo Chang
1/12/13 15:51
Guiomar Venegas Delgado: Los nacidos en Casilda, durante nuestra niñez no vimos edificios tan altos como el de efeytercera en aquella zona de la actual provincia espirituana. Recuerdo que cuando yo salía de la escalinata con mi título en mano, tú ingresabas a tus estudios universitarios. Recibe mis saludos
Arturo Chang
1/12/13 15:48
Aimee Albuerne Serret: si el edificio de F y 3ra es cerca de su casa, significa que usted no estuvo albergada allí, aunque quizas siendo vecina también tenga anécdotas que contar. ¿Tienes alguna? Gracias por el comentario
Ana Valdes Portillo
1/12/13 9:33
Lindos dias en la beca, ¿recuerdan aquéllo de que teníamos un tubo directo del malecón a la cocina porque casi todos los dias comiamos pescado? O los gritos de aguaaa a las seis de la mañana cuando conectaban la turbina? Fueron años hermosos e inolvidables jajja
Aimee Albuerne Serret desde Fb
1/12/13 8:56
Muy cerca de mi casa..
Yirmara Torres Hernández desde Fb
1/12/13 8:56
Jajaja. el otro día pasé por el frente... qué nostalgia...piso cinco, cinco años... también fue mi casa
Pedro A Gonzalez desde Fb
1/12/13 8:54
!Ay Angelito el Milagroso...! quien se puede olvidar de él.
Claudio Felix Hernandez desde Fb
1/12/13 8:54
Fue mi hogar durante cinco anos y no puedo olvidar a muchos amigos y amigas con las que convivimos en en las aulas, en los pisos, con los que charlamos tantas veces en el comedor o durante la estancia en la parada o el viaje en el omnibus. Nunca olvidare a nuestro querido abuelo Zamora, quien se sabia el nombre de casi todos los Becarios y muchas historias; tambien de Milagros la administradora, o de Angelito, el de la cocina. Muchos recuerdos de la epoca de nuestra juventud, la mas bella en la vida de cada uno de nosotros.
Guiomar Venegas Delgado desde Fb
1/12/13 8:53
UY,me aucerdo cuando estaba becada y se estaba construyendo el edificio de apartamento que diseñó Quintana, el arquitecto.
Arturo Chang
30/11/13 14:29
Francisnet: Gracias por su comentario, con el cual nos hemos enterado de otros colegas que también estuvieron alojados en efeytercera. Le adelanto que estoy redactando lo que recuerdo de El Recodo, esa cafetería "salvavidas" que está cerca del edificio. Gracias por comentar
Arturo Chang
29/11/13 18:01
Aguilar Eva: Por su expresión, imagino que conoce usted muy bien el edificio de F y Tercera. Reciba mis saludos
Arturo Chang
29/11/13 17:59
Arístides: También está el edificio que alberga a estudiantes universitarios en 12 y Malecón. Todos tienen sus características. Y sí, es tremenda aventura...
Francisnet
29/11/13 17:22
¡Muy bueno, Chang! Para quienes tuvimos la oportunidad de pasar una parte de nuestras vidas en Fy3ra, el vetusto edificio ha quedado grabado en nuestras memorias. Estuve en el piso 19, y a pesar de las dificultades, disfruté al máximo la convivencia con los demás becados, las vistas del malecón y las fiestas en el piso 8. Recuerdo tantos momentos alegres y menos alegres, con mis queridos amigos Yuris Nórido, Norland Rosendo, Léster Vila, Léster Capote, Samil Barreto, Yadier Arnot, Gilber Ávila, Alain el Flaco, Yosley Carrero, Oliver Zamora Arias, y tantos otros que seguro también recuerdan a Fy3ra con nostalgia.
Aguilar Eva desde FB
29/11/13 15:56
cuba querida¡¡
Arístides
29/11/13 13:11
Arturo, muy buena su crónica. No conocí a alguien que hubiera estado albergado en ese rascacielos habanero, pero tal vez ese no sea muy distintos de los tantos otros que han existido y existen en nuestra capital. ¡Tremenda aventura para usted!
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