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jueves, 5 de diciembre de 2024

Mariana Grajales: El sello de una amistad entre Antonio Maceo y José Martí

Algunos historiadores han intentado demostrar una posible enemistad entre el “Héroe Nacional” de Cuba José Martí y el “Titán de Bronce” Antonio Maceo, pero las evidencias históricas demuestran todo lo contrario...

Arnaldo Mirabal Hernández en Exclusivo 28/11/2024
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Mariana Grajales, el sello de una amistad entre Antonio Maceo y José Martí.
Mariana Grajales, el sello de una amistad entre Antonio Maceo y José Martí.

Basta acercarse a la correspondencia entre Martí y Maceo para percatarse del evidente respeto y admiración entre ambos patriotas.

Historiadores como Israel Escalona Chadez, Premio Nacional de Historia, han encauzado su obra a demostrar la ya mencionada admiración entre ambos próceres. Así quedó demostrado en la que podemos considerar su obra historiográfica más importante, el libro ¨José Martí y Antonio Maceo: La pelea por la libertad¨.

Uno de los documentos que demuestran lo anteriormente señalado es la epístola enviada por Maceo a Martí a tan solo dos meses de haber perdido a su madre, principal artífice de una educación bajo la estirpe patriótica y revolucionaria. En la carta fechada 12 de enero de 1894, el “Titán de Bronce” califica a Martí como su amigo desde el encabezado de la misma.

Válido resaltar que Maceo se encuentra en Costa Rica cuando recibe la noticia de la partida física de su madre el 27 de noviembre de 1883, en Kinston, Jamaica. Así mismo estará en tierra Tica en el momento que redacta la misiva a Martí, el que tiempo antes había tenido la delicadeza de visitar a la “Madre de la Patria” y al recibir la noticia de su deceso, dedicó emotivas palabras en el periódico Patria, el 12 de diciembre del citado año y tres días después envió una carta a Maceo cargada de sinceros sentimientos de admiración a su madre.

El seis de enero de 1894, precisamente seis días antes de recibir la respuesta de Maceo, en el periódico Patria elogia nuevamente a la heroína de la Guerra de los Diez Años, expresando: “Qué había en esa mujer, qué epopeya y misterio había en esa humilde mujer, qué santidad que unción hubo en su seno de madre, qué decoro y grandeza hubo en su sencilla vida, que cuando se escribe de ella es como raíz del alma, con suavidad de hilo, y como de entrañable afecto”. 

Maceo no es indiferente a los elogios y respeto de Martí por la memoria de Doña Mariana Grajales. En tal sentido ofrece la confianza de intimidar sus penas al Apóstol cubano y así cuenta a este los tres momentos más tristes de su agitada vida de patriota.

Recuerda como la primera la muerte de su padre en los campos de Cuba peleando contra el colonialismo español, sellando con su sangre su amor por la independencia de cuba. Como la segunda, los tristes y bochornosos días del Zanjón, y como la tercera el momento del deceso de su madre a quien según él mismo debía su consagración a Cuba.

Tres veces llama amigo a Martí, y se despide del mismo agradeciéndole la oportunidad de desahogar en él la pena que le causaba la pérdida de su madre. Asegura de igual manera que era su deber combatir por el ideal de Mariana, a la que ella llamaba “la Revolución”. 


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Arnaldo Mirabal Hernández


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