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viernes, 27 de diciembre de 2024

Fermín Valdés Domínguez: Su titánica defensa de los estudiantes de medicina

La ciudad de la Habana, fue el escenario donde los Cuerpos de Voluntarios cometerían desmanes contra la población civil, en especial contra la juventud...

Grabiel Vargas Guevara en Exclusivo 27/11/2024
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Asesinato de los 8 estudiantes de medicina
Asesinato de los 8 estudiantes de medicina

La ciudad de la Habana, fue el escenario donde los Cuerpos de Voluntarios cometerían desmanes contra la población civil, en especial contra la juventud pues era considerada simpatizante con el  proceso separatista que se desarrollaba en las regiones del Oriente y Centro de la isla. Prueba de ello fueron los crímenes perpetrados por esta fuerza paramilitar en el Teatro Villanueva (22 de enero de 1869) y en la acera del Louvre (24 de enero de 1869), que enlutaron a la capital de la isla.

El 27 de noviembre de 1871, se produjo el fusilamiento de ocho estudiantes de medicina los cuales fueron hallados culpables por una Corte Marcial. El fallo contra los jóvenes se llevó a acabo a pesar de no existir evidencias concluyentes que demostrara su implicación en la supuesta profanación a la bóveda del periodista español Gonzalo de Castañón. Tal vileza respondía a la presión encabezada por los voluntarios, quienes exigían sangre para vengar la falta cometida contra tan idolatrado personaje devenido en símbolo de la integridad con España.

Este hecho es sin dudas uno de los episodios más abominables cometidos por el colonialismo contra la juventud cubana. Tal actuación de las fuerzas reaccionarias, respondía a la guerra sin cuartel aplicada por el Conde de Valmaseda (Blas Diego de Villate y de la Hera) contra la insurgencia y que haría blanco contra todo  sospechoso  de simpatizar con los revolucionarios.

Entre los estudiantes procesados por el Tribunal Militar y sancionados a cumplir condenas con trabajos forzados, estuvo Fermín Valdés Domínguez. Este joven ya había sufrido las injusticias del presidio político en Cuba, cuando en 1869 fue hallado culpable  junto a su amigo José Martí  por motivo de  ser coautor de una carta que acusaba de apóstata a un antiguo compañero.

En esta nueva ocasión, a pesar de su probada inocencia obtuvo una condena  de seis años de encarcelamiento. Sentencia que no cumpliría por el indulto proclamado por el monarca Amadeo I, tal medida respondía a calmar las tensiones que originó la noticia del horrendo crimen tanto en España como en algunas naciones vecinas.

Valdés Domínguez dedicó 17 años de su vida (1872-1889), a demostrar la inocencia de sus compañeros asesinados. Estando en España en 1872, junto a José Martí  participó en las honras fúnebres que se les dedicaron a los 8 estudiantes de medicina, además de plasmar su rúbrica en un documento de la autoría de Martí que hacía alusión  a las víctimas en el primer aniversario de su asesinato. Desde esa nación publicó en el año 1873 la obra titulada: Los voluntarios de la Habana en el acontecimiento de los estudiantes de medicina, texto que posteriormente en Cuba fue reeditado engrosando sus páginas y con algunas correcciones. Esta nueva edición saldría a la luz en 1887 transcurridos 16 años luego del horrendo crimen con el título: El 27 de noviembre de 1871.   

Enterado de la presencia en La Habana de Fernando Castañón (Hijo de Gonzalo Castañón), el cual se hallaba con la misión de trasladar los restos de su padre a España. Fermín se  personó ante este y frente a la tumba de su progenitor le pidió dar su afirmación sobre el estado del nicho. El joven Castañón tuvo una digna actitud al reconocer que eran falsas las acusaciones de profanación. Entre las pruebas que demostraban la inocencia de los jóvenes asesinados, esta era la de mayor peso para denunciar la injusticia cometida, por tal motivo fue publicado el 26 de enero del propio año 1887 en el periódico La Lucha un artículo que recogía su testimonio.

El 27 de noviembre de 1889, se inauguró el mausoleo que recogía los restos de los 8 estudiantes de medicina. Obra que fue resultado, de la titánica labor desarrollada por Fermín Valdés Domínguez durante dos años. La primera fase de ese proyecto fue pedir autorización a los familiares para realizar la exhumación de los restos, de igual modo se hizo con la máxima autoridad dueña del cementerio donde descansaban en fosa común los cadáveres.

Luego se creó una comisión encabezada por el propio Fermín, que tenía el propósito de recaudar fondos para la edificación de un monumento digno para los jóvenes, la cual contó con el respaldo de gran parte de la población y de la comunidad de cubanos exiliados. Así quedaba materializado el noble propósito de perpetuar la inocencia de sus hermanos.

Los enemigos de la independencia de Cuba vuelven a falsear los sucesos del 27 de noviembre de 1871.

Tisifonte Gallego fue un periodista y escritor español (Abogado de profesión la cual no ejerció), que abordó la cuestión de Cuba como redactor de los periódicos; "El Liberal" y  "El Heraldo de Madrid". Este personaje se había establecido en la isla con anterioridad al estallido de la Guerra Necesaria, permaneciendo durante más de una década en suelo cubano (1885-1896). Tras su retorno a España, en el año 1897 publicó el libro titulado: La Insurrección Cubana. Crónicas de la Campaña. La preparación de la guerra, (Madrid, Imp. Central de los Ferrocarriles), sobre esta obra su contemporáneo Luis Vidart y Suchuch; militar, escritor e historiador, realizó por encargo del Director de la Real Academia, un análisis del texto para determinar su valor histórico.

Luis de Vidart afirmó que la obra de Tisifonte Gallego: La Insurrección Cubana, era sin dudas una excelente fuente de consulta para todo aquel que se adentrara en el campo de los estudios sobre la dominación española en Cuba. A su juicio T. Gallego había combinado en la construcción de su trabajo el empleo de citas de documentos oficiales con los relatos de los hechos que presenció.

La valoración realizada por Luis de Vidart, responde a las aproximaciones ideológicas existente entre ambas figuras. Defensores a todas luces del derecho de España sobre la Isla de Cuba.

La obra de Tisifonte Gallego en su segundo capítulo (El grito de Yara) recogía un acápite con el título: Voluntarios y estudiantes, donde su autor trata de lavar la honra de los paramilitares, declarando que movidos por el sentido de lealtad a la madre patria se armaron para velar por los intereses de esta.

Condena las actividades hostiles contra los nobles patriotas, quienes eran blanco de los laborantes, entre los que había jóvenes que cometían todo tipo de insultos contra el orden establecido. A su juicio fueron las acciones  del laborantismo la causa del fusilamiento de unos estudiantes que habían profanado la tumba del mártir Gonzalo de Castañón. 

En el diario de campaña del general mambí Bernabé Boza, aparece recogida una carta abierta escrita por el entonces coronel del Ejército Libertador Fermín Valdés Domínguez dirigida al periodista español Tisifonte Gallego. Esta epístola había sido con anterioridad publicada en el periódico "Las Villas" que se editaba en la manigua. El motivo de esta misiva era condenar las falacias afirmada por T. Gallego en su libro contra los estudiantes de medicina.

Fermín hace alusión a su obra: El 27 de noviembre de 1871, en la que demuestra que la tumba de Gonzalo de Castañón no mostraba indicios de profanación. Así lo había confirmado en su presencia Don Fernando de Castañón, el día de la exhumación de los restos de su padre. Y que para perpetuar la inocencia de sus hermanos,  la sagrada bóveda donde descansan sus restos, lleva el epitafio de "Inocentes", escrito por su propia mano.

Condena las falsedades expuestas en el libro increpando a su autor; ¿Por qué usted al publicar en Madrid su nuevo libro Insurrección cubana afirmando la profanación, miente y lanza cobarde injuria sobre la memoria de mis hermanos muertos?... Por qué para defender la dominación es preciso mentir; por qué para enaltecer a los verdugos, tiene que manchar con calumnias las páginas de su libro…

Expone el protagonismo que tuvieron los Cuerpos de Voluntarios, en la toma de la sentencia contra sus compañeros, quienes se concentraron frente a la cárcel de La Habana clamando venganza. Cataloga de cobardes a las máximas autoridades de la administración colonial, quienes cedieron ante la turba frenética que voceaba muerte. Acusa a Tisifonte Gallego, de estar movido por la necesidad de reconocimiento dentro de los sectores más reaccionarios de la dominación española en Cuba. Esa era la razón de su vulgar especulación y falsedades narradas en su libro, las cuales buscaban satisfacer sus ambiciones económicas y además de situarlo como testigo de hechos que no presenció.

Fermín Valdés Domínguez desde su puesto de soldado en la manigua redentora, sin emplear palabra violenta que denigrara la justa defensa de sus hermanos asesinados. Reta a Tisifonte Gallego al expresarle: ¨No puedo discutir con un especulador vulgar y me duele que no sea usted "hombre" para poder pedirle cuenta de su vileza. Y si esto escribo no es porque estoy lejos de usted sino que es usted el que está lejos de su puesto de español... …Pero no debo permitir que se mienta así para medrar faltando de ese modo al decoro del escritor público, y que se quiera llevar a la historia páginas zurcidas con saña y cobardía¨.

Desde su enérgica protesta le hace saber a su adversario que no fueron pocos los españoles residentes en la propia España y en Cuba. Quienes avergonzados por tales atrocidades, colaboraron con su persona para demostrar la inocencia de las víctimas del 27 de febrero de 1871. Que a diferencia de los odiadores de la independencia de Cuba, los cubanos sabían honrar al noble y humilde mozo español que caía en los campos cubanos. 

La carta de Fermín Valdés Domínguez a Tisifonte Gallego, constituye una digna defensa de la verdad histórica en torno a la inocencia de los jóvenes asesinados el 27 de noviembre de 1871.Sin dudas fue Valdés Domínguez, el cubano que más hizo por la redención de los estudiantes de medicina. Obra que supo emprender en diferentes contextos históricos, dando  nuevos elementos que desmontaban la tergiversación de los acontecimientos. Por tal motivo tras su muerte en 1910, se acordó que su cadáver acompañara a sus hermanos en el mausoleo concebido fruto de su titánica labor.


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Grabiel Vargas Guevara

Profesor en la Universidad de Oriente


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