viernes, 20 de septiembre de 2024

Españoles sin asidero

Sumidos en una de las peores crisis de su historia, entre los españoles ronda la orfandad política...

Néstor Pedro Nuñez Dorta en Exclusivo 06/02/2013
1 comentarios
Mariano Rajoy
Rajoy está envuelto en un caso de corrupción

Parecía que ya era suficiente con la inercia neoliberal de las autoridades oficiales, la carencia de propuestas honestas y precisas de políticos y partidos dogmáticos, y una crisis galopante que, en la misma medida que retrotrae la economía, ha puesto en la picota la existencia cotidiana de millones de españoles.

Sin embargo, es evidente que cuando la incontinencia se desata, bien poco valen los remedios que estimulan el estreñimiento.

De manera que ahora España asiste impávida a un soberano escándalo de corrupción que afecta a las más altas esferas del Partido Popular, PP, en el gobierno, y directamente a la figura del estadista de turno Mariano Rajoy.

Se trata de la publicación de viejas facturas manuscritas sobre la apropiación por dirigentes y funcionarios conservadores de grandes sumas de dinero hace unos cuatro lustros atrás, a partir de “aprovechar” sus relaciones y cargos.

Los papeles en cuestión son cuentas ejecutadas por Luís Bárcenas, el ex tesorero del Partido Popular, en las que se muestra, entre otras cosas, que dos décadas atrás el actual jefe de gobierno ibérico llegó a cobrar, de manera subrepticia, remesas anuales de hasta 25 mil euros.

Y es de suponer, desde luego, el revuelo que semejante noticia ha concitado entre los españoles de a pie, cuando Rajoy no ha hecho otra cosa al frente de la Moncloa que demandar de sus conciudadanos la más total y desquiciada austeridad, e instaurar un creciente y acelerado programa de recortes de gastos sociales como armas para combatir la severa crisis económica y financiera que pesa sobre la nación, y que forma parte de la debacle europea.

De hecho, no pocos españoles estiman totalmente contraproducente que quien “ha metido la mano a fondo” ahora se pinte de “celoso custodio” de los dineros públicos, al punto de empujar al desempleo a no menos de veinte por ciento de la fuerza de trabajo nacional.

Y como donde se cae la acémila sobrevienen los golpes, no se ha hecho esperar la reacción del opositor Partido Socialista Obrero Español, PSOE, otra “buena pieza” dentro de la política ibérica.

Así, el actual líder de esa agrupación, Alfredo Pérez Rubalcaba, pidió de inmediato la dimisión de Mariano Rajoy, de manera de montarse sobre la indignación y alarma sociales provocadas por la publicación de las cuentas secretas del PP.

Los socialistas, ha dicho Pérez Rubalcaba, creen que el presidente del gobierno “no está capacitado para sacar a España de la crisis” tras perder su credibilidad a raíz de la revelación de la referida contabilidad del Partido Popular, en la que aparece Rajoy, entre otros corruptos.

No obstante, todo indica que para buena parte de la opinión pública española, la inmediata reacción de los socialistas no está exenta de una alta carga de oportunismo.

Y basan ese criterio en que fue precisamente bajo el gobierno del PSOE que estalló la debacle que hoy vive el país y que el gobierno del entonces presidente José Luís Zapatero no pudo sortear, entre otras cosas, por no alejarse de las fórmulas neoliberales y especulativas que subyacen en la actuación de la partidocracia nacional, más allá de sus rótulos.

De hecho, una muy reciente encuesta mostró que, si bien hay un generalizado rechazo ciudadano a Rajoy, el PSOE también mantiene una muy baja preferencia pública.

Según el estudio, 77 por ciento de los interrogados dijeron que desaprobaban a Mariano Rajoy como presidente del gobierno, mientras que un 85 por ciento tenía poca o ninguna confianza en él. Por su parte, el 80 por ciento abogó por la dimisión de los dirigentes y funcionarios del PP ligados al denunciado caso de corrupción.

     Sin embargo, del otro lado, el sondeo estableció que el Partido Popular y el Partido Socialista Obrero Español apenas acumulan 23 por ciento de aceptación cada uno, lo que indica que para los españoles no hay mayores diferencias entre ambos, o lo que es lo mismo, que los ciudadanos están huérfanos de opciones reales de cambio bajo la égida de cualquiera de las dos agrupaciones.

Es, sencillamente, el descreimiento y la frustración que inevitablemente siembran la doblez, la ineficacia y el inmovilismo.


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Néstor Pedro Nuñez Dorta

Periodista

Se han publicado 1 comentarios


Alfonso
 6/2/13 23:11

Lo que me revienta es que los electores españoles, tratando de escribir "Luca Gómez" escribieron "Laca Gamos".

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