jueves, 19 de septiembre de 2024

Noboa busca la reelección en Ecuador, pero no es tan fácil

El presidente ecuatoriano Daniel Noboa, empresario y millonario, pretende continuar en Carondelet cuando concluya su actual mandato

Clara Lídice Valenzuela García en Exclusivo 09/09/2024
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Daniel Noboa
Presidente ecuatoriano Daniel Noboa decretó el estado de excepción en Ecuador apenas pisó el Palacio de Carondelet, pero aun hay miles de narcopandilleros en libertad.

Joven, empresario y millonario, llegado a la presidencia de Ecuador de manera sorpresiva, luego de dirigir el país desde fines de 2023, Daniel Noboa espera ganar las elecciones del próximo año en una nación que giró abiertamente con él a posiciones de ultraderecha.

A pesar de sus duras medidas, la nación meridiana del Planeta vive en un estado de excepción permanente, sufre una violencia sin precedentes, en tanto continúa la corrupción en distintos niveles. Otros problemas mayores también merodean en ese país de grandes recursos naturales.

Mientras, en ese contexto, la oposición encabezada por el movimiento izquierdista Revolución Ciudadana ha mantenido una debilitada posición de enfrentamiento, al menos hasta ahora cuando Noboa ha sobrepasado los límites y colocó el prestigio de Ecuador en la picota internacional.  

Una muestra de la carencia de unidad de quienes no comulgan con las ideas derechistas del jefe de gobierno es la alta cantidad de precandidatos que piensan competir en los próximos comicios en 2025. Son 17 personas de distintas tendencias políticas que luchan por el cargo que Noboa ocupó casi por casualidad, en medio de circunstancias aún no esclarecidas.

En medio de la campaña presidencial de 2023 cuando Noboa solo contaba con un 2% de respaldo popular fue asesinado el aspirante Fernando Villavicencio, lo que produjo un terremoto político y debilitó a quien se proyectaba como ganadora, la izquierdista Luisa González.

Antes del fatídico suceso, el hijo-delfín de Álvaro Noboa, el hombre más rico del Ecuador y cinco veces aspirante a la Primera Magistratura –siempre derrotado- ni se acercaba a la posibilidad de ganar las elecciones extraordinarias y adelantadas tras la declaración de muerte cruzada del expresidente Guillermo Lasso. Contra todo pronóstico, a sus 35 años, logró las preferencias de los votantes con su verbo calmado, sin acusaciones a sus contrarios, y con la promesa de ¨un nuevo Ecuador¨, en el que serían escuchadas las demandas de los  jóvenes.

De manera inesperada, el candidato de Acción Democrática Nacional (ADN) ganó los comicios en segunda vuelta –la primera obtuvo mayoría González- y dejó atónitos a  los opositores establecidos. El ordenado homicidio contra Villavicencio dio pie a una planificada plataforma mediática contra Luisa y la izquierda, a los que indicaban como presuntos asesinos premeditados del político, y que le hizo perder miles de votos ante la duda. Hasta ahora se desconoce –al menos públicamente- al (los) autor intelectual de la acción que quebró a la opinión pública y que hizo que muchos cambiaran su voto a favor de una voz política diferente.

Este empresario, señalado para seguir los pasos del progenitor, el mayor productor y exportador de bananos en Latinoamérica, probó en la política y ganó, pero únicamente para completar el tiempo restante de Lasso en el Palacio de Carondelet. Es evidente y así lo hizo saber durante su rendición de cuentas a la nación al cumplir un año en el gobierno, que está orgulloso de lo que ha logrado con sus planes, los que pretende completar con cuatro años más en el poder.

El presidente que daba discursos al parecer neutrales, con el decursar de los meses demostró que está al otro extremo de la principal fuerza política de la nación, el  movimiento Revolución Ciudadana. La derecha ecuatoriana estuvo huérfana luego de la salida del banquero Lasso, pero ya recuperó su lugar.

Para la analista Caroline Ávila, Noboa empleó su poder contra la inseguridad y cero tolerancia a la impunidad, ¨que lo demostró capturando a Jorge Glas en la embajada de México en Quito, en un hecho sin precedentes, y que le costó el rechazo internacional¨. En la práctica la condena internacional a la vandálica acción quedó en palabras y el mandatario se sintió poderoso al demostrarle a la ultraderecha de lo que es capaz.

Las circunstancias del país han cambiado. Noboa está gobernando con mano dura, en algunos casos, por su libre albedrío o bajo las órdenes de la cúpula contrarrevolucionaria organizada en la región por Estados Unidos (EE.UU.).

En abril del pasado año cuando Ecuador celebró un referendo para apretar aun mas las clavijas –según el mandatario- a la delincuencia (unidad de todas las fuerzas militares para enfrentar fundamentalmente al narcotráfico), Noboa tenía más del 70 % de aprobación. Ahora su popularidad es del 52 %, indica una encuesta de la consultora Comunicaliza. Más grave aún: la investigación apuntó a que apenas el 32% del votaría a su favor.

Algunos politólogos entienden que la tendencia a la baja está dada por el desempeño económico de su gobierno, además de que hay muchos problemas sociales por resolver.

Aunque la generación de empleo fue uno de sus compromisos de campaña, en la actualidad solo tres de cada ocho personas económicamente activas poseen un empleo fijo. El periódico La Hora publicó datos del Banco Central de Ecuador que demuestran que entre enero y marzo de este año 13 de los 20 sectores estratégicos del país crecieron menos del 5 %.

Hasta hace poco tiempo, la oposición ecuatoriana mantenía un ritmo bajo, de apoyo a las legislaciones oficiales, aunque es mayoría en la Asamblea Nacional.

En estos momentos, hay ciertas señales de que desapareció la tibia relación lograda al principio de la jefatura, que tuvo su punto de inflexión en la acción contra la embajada de México.

Tras un silencio incómodo tras la visión de la policía de élite de Quito escalando los muros de la sede diplomática, la luna de miel política terminó. Más aún, ante la proximidad de las elecciones presidenciales y legislativas. 

Incluso el órgano parlamentario aprobó una resolución –que quedó en el olvido- para repudiar expresiones de Noboa en una entrevista con el periodista Jon Lee Anderson, en la que dijo que Petro (Gustavo, presidente de Colombia) era un esnob de izquierdas; Milei (Javier, de Argentina) no había logrado nada, y afirmó que Bukele (Nayib, de El Salvador) era un arrogante.

Acorde con los tiempos de las tecnologías, Noboa posiciona rápido sus mensajes mediante videos y podcast, pero la oposición queda atrás y no logra desmentirle sus discursos a tiempo aun cuando de manera comprobada se ha equivocado en datos sobre muertes violentas, empleo joven y salud pública. Cuando reacciona, ya es tarde.

Excepción de esas posiciones complacientes al régimen es la  Confederación de Nacionalidades Indígenas del Ecuador (CONAIE), máxima organización representante de los pueblos y nacionalidades indígenas locales, y uno de los grupos considerados más ideologizados del país.

Tras asumir el cargo, el presidente dio prioridad máxima a la lucha contra los grupos de narcodelincuenciales. Declaró un ¨estado de guerra interna¨ en la nación, algo que antes jamás fue necesario. Los principales resultados del plan de seguridad son la reducción de muertes violentas en un 27 %, y la realización de 126 251 operativos con la captura de 34 952 presuntos bandoleros.

 

Sin embargo, la violencia no cesa pues ya forma parte de la estructura de la nación. Ecuador cerró 2023 con más de 8 004 homicidios intencionales y una tasa de 47,25 fallecimientos impetuosos por cada 100 000 mil habitantes. Esto lo sitúa como el país más violento de Latinoamérica, y un lugar cimero en el mundo.

 

En acciones conjuntas, la Policía y las Fuerzas Armadas ejecutaron 151 operaciones para recuperar el control en las cárceles, sitios desde donde operan cabecillas de grupos de la mafia organizada y se generan motines con saldo de decenas de muertos.

Otro problema que enfrenta el mandatario es la crisis energética, que ha afectado a la economía y a la población, un asunto altamente delicado y a la vez peligroso pues las pandillas aprovechan los apagones para aumentar sus fechorías. La inseguridad, ni de lejos, ha quedo atrás en suelo ecuatoriano.

 

Asimismo, los incendios forestales devoran la tierra en por lo menos siete provincias ante un gobierno incapaz de detener la voracidad del fuego y sus consecuencias para las poblaciones y el medio ambiente.

 

Ahora, el centro de interés de Noboa es apresurar sus planes incumplidos y recobrar la credibilidad de la población que le entregó el voto, entre otras cuestiones por el hastío hacia una política tradicional en la que valió todo, desde la denigración de las figuras públicas hasta el asesinato de un candidato.

A cinco meses de las presidenciales del próximo 9 de febrero, el nivel de indecisos alcanza el 75%, indicó la encuestadora Cedatos.

El director de esa empresa, Ángel Polibio Córdova, aseguró a la radio local ¨Democracia¨ que ¨nunca ha estado el país con un nivel de indecisión tan alto como el que nosotros estamos enfrentado. Las tres cuartas partes de los electores están indecisos frente a la elección presidencial¨.

Esto obedece, explicó, el alto número de los postulantes y el desconocimiento sobre ellos y los movimientos que los auspician.

"De los 17 candidatos, afirmó, cuatro no llegan ni siquiera al cinco por ciento de potencial político y los demás tienen hasta 0,8 y 1,2 por ciento", detalló Córdova, quien sostuvo que los aspirantes no solo deben darse a conocer en las redes sociales, sino en campañas presenciales.

El Consejo Nacional Electoral (CNE) debe revisar las candidaturas como paso previo a la inscripción que comenzará a partir del próximo día 13 y entonces quedarán en firme. De los precandidatos oficializados, 15 son hombres y dos mujeres.

Como favoritos aparecen Noboa y Luisa González, la excongresista que quedó en segundo lugar en la segunda vuelta y representa de nuevo a Revolución Ciudadana, liderado por el exmandatario Rafael Correa.

En los próximos comicios también resultará electa la nueva Asamblea Nacional (unicameral) y cinco representantes al Parlamento Andino.


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Clara Lídice Valenzuela García

Periodista


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