Los “buenos” se cuidan

Con la realización a partir de fines de este octubre en Noruega y otras zonas escandinavas y del Báltico de los desmesurados ejercicios bélicos "Trident Juncture 2018”, la belicista Organización del Tratado del Atlántico Norte (OTAN) y su socio mayor, los Estados Unidos, intentarán afianzarse aún más en áreas inmediatas a las fronteras occidentales rusas y tomar el pulso a posibles reacciones de Moscú ante toda afrenta a su seguridad.

Desde luego, los “juegos” militares, que movilizarán a 50 mil efectivos, diez mil vehículos, sesenta buques, incluido el portaviones gringo "USS Harry S. Truman" y su grupo de ataque, así como cientos de cazas y bombarderos, no representan más que “el deseo de la OTAN de fortalecer sus defensas y responder adecuadamente a cualquier ataque contra uno de sus integrantes”.

Una explicación “coherente, decente, seria, responsable y tranquilizadora”, sobre todo si proviene de Washington y sus aliados, tan pacíficos y afables todos ellos, no importa que hoy sea neto papel mojado lo prometido a Mijail Gorbachov por  la Casa Blanca en los días del descalabro de la Unión Soviética, acerca de que la OTAN se abstendría de una “marcha al Este”.

La realidad es que el pacto trasatlántico ya suma como afanosos miembros permanentes a buena parte de los países del excampo socialista europeo, amén de haber instalado en Ucrania a un gobierno plenamente identificado con Occidente. Y si tal vez algún que otro viejo socio otanista todavía acata los dictados norteamericanos con calladas reservas y a regañadientes, son precisamente los nuevos prospectos los grandes proclives a las más acentuadas genuflexiones.

¿Caso reciente? La visita a Washington del presidente de Polonia, Andrzej Duda, y su insistente solicitud de contar con una base militar norteamericana permanente en su territorio nacional a la que quiere bautizar como Fuerte Trump, para “salvaguardar a su país de las amenazas del Kremlin y de un gobierno integrado por ex agentes de la KGB soviética”, según recogió la prensa que reportó su periplo. Un complejo que aspira a ubicar, según sus propias palabras, “lo más próximo posible a la frontera con Rusia”,

Sin “dudas”, en sus intenciones de colocar a Polonia en la mira de los sistemas defensivos rusos si se construye el citado enclave estadounidense, Duda prometió además a Trump sobrepasar el monto de los gastos militares que este ha exigido a los restantes miembros de la OTAN, entregar no menos de 2 mil millones de dólares para la infraestructura de la susodicha base castrense, y elevar sus compras de armas al complejo militar industrial de la  primera potencia capitalista, incluidos misiles Patriot y otros artilugios.

Por demás, se mantienen en suelo polaco las tropas norteamericanas ya desplegadas en las localidades de Orzysz y Redzikowo, ligadas a la instalación de elementos del sistema antimisiles estadunidense acordado por Washington y Varsovia.

Pero, con “dudas” o sin ellas, nadie debe pensar jamás que la OTAN y su gran cabecilla trabajan contra Rusia… Eso no es más que “pura invención” de quienes no  cesan en buscar pretextos para rearmarse y agredir, y constreñir la democracia y la libertad que proclaman, infunden e imponen los “elegidos”.