¡Origami en La Rampa!

No entendí el revoloteo de aquellos niños, y la insistencia de aquella para que su mamá se dejara llevar por el brazo. “Tienes que verlo, mamá…Es precioso, y lo mejor es que puedo aprender a hacerlo yo misma”.

Seguí la ruta que la pequeña le trazó a su progenitora, y al fin comprendí la algarabía. Sigue siendo un arte misteriosamente increíble el del origami, pues sin tijeras ni pegamentos, continúa siendo un gran reto plegar los papeles de tal manera que puedan lograrse verdaderas esculturas de papel. Por eso, no se resiste nadie y muy pocos son los que no se detienen frente a la mesa de José Raúl Ajuria Chang en la Feria Arte en la Rampa, en el Pabellón Cuba.

Por primera vez se le dedica un espacio al milenario arte japonés en esta feria que arriba ya a su edición 17. Es una novedad que atrae al público y que provoca cierta incertidumbre en el artista, pues desde ahora no sabe si su trabajo en las noches le permitirá satisfacer la demanda del público.

“Me alegra que hayan incluido mi propuesta porque traigo novedades educativas para que los niños, fundamentalmente, desarrollen habilidades manuales. Por suerte, a los padres también les ha gustado la idea y muchos han repetido la visita en busca de otros materiales didácticos que no pudieron llevarse la primera vez. Les entusiasma mucho ver a sus hijos lejos de la computadora  o del peligro en las calles, y empleando su tiempo en una labor tan fructífera”, comentó Ajuria Chang.

Ciertamente, estudios recientes realizados confirman los beneficios del origami en los infantes. Con esta actividad se ejercitan los músculos, nervios y huesos de la mano, y con eso se refuerza la escritura. Además, los pequeños ganan en concentración y se imponen nuevos desafíos a sí mismos.

Ajuria añade que con el arte de esta papiroflexia, los niños activan más su mecanismo de memorización. “La primera vez que haces una figura tienes que seguir las instrucciones pero después, debes recordarlas si quieres repetir la misma figura. También se tiene que modelar más la paciencia y los niños aprenden a disfrutar de esa satisfacción que se siente cuando somos capaces de hacer algo con nuestras propias manos.”

Ajuria Chang recuerda que, siendo niño, se percató de cuán imaginativo se volvió después que su padre le enseñó. “Caminaba por la calle y todo quería llevarlo a un origami, y fui inventando figuras y otras las dibujaba primero. Ahora que soy un adulto, me alivio del estrés cotidiano con mis origamis, y me complace enseñar a todo el que quiera. Por eso recomiendo esta práctica no solo para los infantes sino también para toda la población en general”.

Enhorabuena para esta edición de la Feria Arte en la Rampa por traer la propuesta, además de las habituales ventas de bisutería, muñequería, artículos de talabartería, piezas textiles y de cerámica, calzado, entre otras. Todo lo que pueda contribuir al aprendizaje y al divertimento inteligente de los niños es bien recibido.