Lo que se sabe… no se pregunta

Hay quienes tienen talento y triunfan. Hay quienes tienen talento, y además les sobra corazón, esos triunfan y cuentan con una multitud de amigos para celebrar juntos las victorias. Así fue para Adriano Rodríguez y César “Pupy” Pedroso al recoger sus Premios Nacionales de Música: Cuba entera festejó con ellos.

Cubahora asistió al homenaje especial que a estos grandes del pentagrama en nuestro país les rindieran sus pares en la noche del 4 de febrero, en el cual hubo reuniones especiales, actuaciones improvisadas y cumplidos merecidos.

Como no podía ser de otra manera, el fallo del jurado, integrado por prestigiosas figuras de la escena musical cubana, fue unánime y acordó entregar el máximo reconocimiento que se le otorga en Cuba a un músico o especialista del tema por partida doble a quienes con su quehacer han contribuido a hacer más grande y notorio el arte cubano.

Cuando se anunciaron sus nombres, a nadie le quedó duda. Como dice el famoso dicho: lo que se sabe… no se pregunta.

NOVENTA AÑOS VIVIENDO POR LA MÚSICA

Para Adriano este premio representa la felicidad de ser reconocido al fin por la historia, que a veces inexplicablemente deja pasar a personas excepcionales. Su voz, una de las más versátiles y logradas del último siglo, también es una de las más desconocidas, hasta hace pocos años, cuando como invitado del reconocido compositor Edesio Alejandro cautivó al público contemporáneo con sus interpretaciones.

“Para mí cantar es como vivir”, confesó a la revista unos días antes, cuando nos recibió en su casa, para recordar su larga trayectoria que incluye duetos con leyendas de la música nacional como Celia Cruz, Dominica Verges, Guarionex Garay, Omara Portuondo y Pablo Milanés.

Este nonagenario artista, que se mantiene activo a pesar de los años, ha estado en varias de las etapas más importantes de la música nacional y ha sido desde cantante de cabaret, allá por los años 50; hasta intérprete de trova tradicional, de ritmos afrocubanos y líricos.

Cómodo en una variedad sorprendente de géneros, Adriano confesó ser un amante incondicional de la canción romántica, “porque desde joven me gustaba escuchar al mexicano Pedro Vargas, mi preferido”.

 “Nunca hice distinciones, igual si me llamaban para trabajar como solista, de segunda voz, o para cantar en un coro. Lo mismo con los géneros, yo me adaptaba al registro que fuera. Siempre escuchaba y guardaba en la memoria. Que, por suerte, la mía es prodigiosa.

”Me hubiera gustado cantar con Benny Moré y volver a grabar con Celia Cruz, también hacer muchos más duetos con mi hijo, nos sonrió con su risa amable al preguntarle qué le quedó por hacer”.

En la noche de la entrega del premio, Adriano volvió al escenario para recibir el reconocimiento como mejor sabía, interpretando una de las canciones de Edesio Alejandro, quien también adelantó a Cubahora que prepara un documental titulado La música es mi respiración, en el cual recorre la vida y obra del artista en los testimonios de quienes lo conocen y han trabajado con él. “Fue un honor conocerlo y lo es trabajar con él todavía, por eso pensé que le debía este homenaje”, aseguró Edesio, al referirse al material, que incluirá temas grabados para la ocasión y dúos tan especiales como el que hiciera con el fallecido César Portillo de la Luz.

UN PREMIO A LA MÚSICA POPULAR

César “Pupy” Pedroso es la música popular bailable, por eso cuando se le premia con este galardón, se está reconociendo y validando a esta vertiente, a veces minimizada y mal entendida.

Sus más de 30 años de labor en los Van Van, una de las orquestas más importantes de la historia musical de Cuba, y su colaboración en el surgimiento de ritmos y letras que, sin dudas, pertenecen a la banda sonora de la vida de generaciones de cubanos.

Creador de “El Negro está cocinando”, “Seis Semanas”, “El buena gente” y “Temba, tumba, timba”, aseguró a la revista que mucho de lo que es hoy se lo debe a su padre César “Nene” Pedroso, a Elio Revé y a su gran amigo Juan Formell, con quien fundó el llamado Tren de la Música Cubana.

Al preguntarle de dónde saca la inspiración para sus composiciones, respondió que sigue la tradición de esos cronistas que fueron Ñico Saquito, Miguel Matamoros, Ignacio Piñeiro, Lilí Martínez, Formell y Adalberto Álvarez.

Aunque ya demostró su permanencia en el gusto popular y ser poseedor de un sello característico con su proyecto en solitario Los que Son Son —fruto de su madurez y capacidad como director—, Pupy sigue siendo parte indisoluble de los Van Van, y el grupo entero quiso celebrar con él este premio, que “llena de orgullo a toda la orquesta”, insistió Formell.

En una reafirmación más de su arraigo en el recuerdo, la agrupación interpretó piezas de la autoría de este compositor en la voz de otro hijo pródigo, Pedrito Calvo, quien las defendiera como nadie en los 70, 80 y 90 del pasado siglo, y regresó esta noche para rendirle tributo con la que fuera su banda.

“Estoy muy emocionado —confesó Pupy—, ahora lo que queda es seguir trabajando para no defraudar a quienes me dieron el premio. Lo que hago es para la patria, para poner a bailar a Cuba”, dijo desde el escenario.