La suerte de Shampa

Shampa tiene 25 años y no sé cuántos lleva haciendo lo mismo cada día. Ella, como otras de su especie, es una de las mejores atracciones en el Fuerte de Amber, en la ciudad india de Jaipur. ¿Cuántos habrán ascendido la colina de la entrada a este lugar encima de su lomo? ¿Cuántas fotos no recorrerán el mundo mostrando su trompa o su mirada?

Shampa es una elefante que, como otras, le facilita el turismo a la ciudad de Jaipur. El Gobierno impone horarios, cuidados específicos y el pago de 1100 rupias por el ascenso. Shampa tiene un conductor que, como otros, lleva un turbante de colores y es un empleado más en la larga cadena.  Difícilmente un turista llega hasta aquí y no se dispone para la travesía emocionante…Yo lo hice, lo disfruté pero la verdad es que ahora me siento un poco culpable.

Shampa solo bebe agua y se alimenta en las mañanas, y a esa misma hora recibe el baño. Debe hacer el recorrido solo hasta el mediodía porque el sol, al menos en esta época, es muy fuerte. Los elefantes protegen su cuerpo con arena para evitar el sofocante sol pero ella no tenía ni un grano en su piel, así que supongo que le era insoportable.

Liz Lazo, colega ecuatoriana que comparte estudios conmigo en el curso, vivió junto a mí la experiencia de montar a Shampa. Nos tomamos muchas fotos y repito, fue emocionante pero luego nos preguntamos hasta dónde éramos consecuentes con nuestra sensibilidad hacia los animales y  hasta dónde respetábamos o no su bienestar. Es que caímos en la trampa, al igual que otros turistas…Shampa ni siquiera protestó.

El elefante en la India tiene muchos significados. Es un símbolo de buena suerte, de sabiduría, persistencia, determinación y sobre todo memoria, longevidad y poder. No es raro, entonces, encontrar elefantes en los diseños de sayas, bolsos, sábanas, blusas, monederos y esculturas de madera. Supongo que por este motivo en nuestras casas cubanas las personas colocan sus elefantes de adorno con la cola hacia la puerta…alguien seguro dijo alguna vez que esto traía buena suerte.

Aquí he aprendido que en el yoga el elefante es uno de los chakras que corresponde al elemento tierra. En el budismo, el elefante es un símbolo de la encarnación de Buda y en el hinduismo el primer elefante en el mundo tenía alas y jugaba con las nubes. Uno de los dioses más importantes es Ganesh, y tiene cabeza de elefante. Es el dios de la ciencia, el conocimiento y también se le asocia con la belleza, la fuerza, el equilibrio, la superación y las letras.

Una India sin elefantes sería impensable, pero ciertamente es preocupante el tema. Luego de una investigación precisa en diferentes medios de comunicación hindúes me encuentro con la información de que en siglos pasados los bosques en este país estaban llenos de elefantes y la población silvestre también era numerosa. Ahora la población de esta especie ha disminuido porque han perdido su hábitat debido a la demanda de desarrollo económico de esta nación. Por ello, el gobierno estableció en 1992 el proyecto Elefante, creó reservas naturales e incentivó la domesticación.

Cuando estuve en Jaipur fue común encontrarlos no solo en el ascenso a la colina del Fuerte de Amber sino también en la calle, caminando, entre los vehículos y la gente. Tenían decoraciones en su cara y muchas cámaras querían llevarse su bella imagen.

Me encantan los elefantes y me gustó luego mirarle de cerca a los ojos a Shampa. Dicen que estos animales tienen buena memoria y aunque no sé si ella me recordará, yo no olvidaré que sus ojos, inundados de tanta historia ancestral en la India, no mostraban felicidad a pesar de que yo me llené de ella en su lomo y quise llevarme un poco de la buena suerte que su espíritu podía ofrecerme. Contradicciones inevitables…