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sábado, 23 de noviembre de 2024

Aguas turbulentas para “piratas” literarios

El cierre de dos sitios web donde los usuarios compartían miles de libros provoca nuevas polémicas sobre la libre circulación de contenidos en Internet...

Miguel Ernesto Gómez Masjuán en Exclusivo 20/02/2012
2 comentarios
sitio Library.nu
Así lucía Library.nu. Ahora quienes intenten entrar al sitio terminan en Google Books

Cualquier semejanza, en este caso, no es una mera coincidencia. Si el cierre de Megaupload fue impulsado por importantes grupos de la industria musical y cinematográfica, detrás de las órdenes judiciales contra iFile.it y Library.nu estuvieron los intereses de varias de las asociaciones editoriales más poderosas del mundo. El mensaje vuelve a ser muy claro: crecerá la presión para impedir la libre circulación por Internet de contenidos “protegidos” por las leyes de derecho de autor.

El sistema de funcionamiento de iFile.it y Library.nu era muy similar al de Megaupload. En un primer momento los usuarios subían a los servidores libros en formato pdf, sobre múltiples temáticas, aunque predominaban los textos técnicos, empleados en diversas enseñanzas. Una vez que se completaba el proceso, el internauta recibía un enlace de descarga directa (DDL, por sus siglas en inglés) que podía socializar en otras webs o en sus perfiles de redes sociales.

Los que accedían al DDL podían bajar gratuitamente el libro; sin embargo, al igual que sucedía con Megaupload, los desarrolladores de iFile.it y Library.nu crearon un programa que permitía la descarga de una mayor cantidad de contenidos, a cambio del pago de una cuota mensual.

De acuerdo con los críticos de estos sitios, durante casi dos años ambas Webs guardaron más de 400 mil libros, muchos de ellos protegidos por los derechos de autor. Este enorme volumen de información les permitía a los propietarios obtener ingresos por más de 10 millones de dólares anuales, mediante diversas estrategias, desde la venta de espacios publicitarios en el sitio, hasta las donaciones individuales online y, especialmente, las cuentas premium que pagaban los internautas.

Esas millonarias pérdidas económicas—recordemos que las cifras provienen de las fuentes que apoyaron las medidas—impulsaron a la Asociación de editores americanos y la Asociación internacional de editores a presentar, ante una corte en Alemania, una orden contra iFile y Library. En el proceso intervinieron 17 casas editoriales norteamericanas, británicas y alemanas, como Harper Collins y Oxford University Press.

Durante siete meses una firma de investigación germana vigiló las transacciones de los dos sitios. Esto les permitió identificar sus principales debilidades, métodos de pago y las identidades de los dueños. Cuando la firma tuvo un caso supuestamente sólido fue que las editoriales decidieron acudir ante un juez.

Cada una de las empresas presentó un listado de 10 libros que se intercambiaban en iFile y Library. El juez, como era de esperarse, falló a favor de los demandantes y ordenó la eliminación inmediata de los DDL que conducían a la descarga de esos 170 libros. Una violación de la orden significaría una multa de 250 mil dólares y seis meses de prisión.

Los desarrolladores de ambas Webs comprendieron que la medida era solo el inicio y optaron por cerrar o moderar el servicio. Ahora los que intentan acceder a Library.nu son redireccionados—con un toque de ironía—hacia Google Books, el sitio del líder mundial de búsquedas que posibilita la lectura de ebooks que cumplen con los derechos de autor; mientras iFile prohibió a los usuarios no registrados la subida de nuevos archivos.

Las medidas contra iFile y Library se producen en un contexto muy complejo para los que abogan por la libre circulación de contenidos en Internet. Los proyectos de leyes SOPA y PIPA, en Estados Unidos y Sinde, en España, no han fructificado; pero ante este aparente revés legal, las grandes empresas han optado por acciones individuales que funcionan como elementos de presión para otros sitios que continúan brindando gigas de almacenamiento a los materiales colgados por los internautas.

¿Detendrán los publicitados cierres de sitios web el intercambio de contenidos? Las aguas podrán ser turbulentas para estos “piratas”, como los llaman sus críticos; pero es poco probable que varíe la preferencia de los usuarios por socializar aquellos materiales que estimen convenientes. Por tanto, seguirán existiendo sitios que actúen como “barcos”.

Quizás lo que deberían comprender los productores de contenido es que su “modelo de negocio” ya no funciona; pero a pesar de las claras señales, ellos se resisten y las condenas contra Megaupload, iFile y Library parecen solo la punta del iceberg.


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Miguel Ernesto Gómez Masjuán

Se han publicado 2 comentarios


Miguel
 28/2/12 20:28

Saludos: en realidad no veo en qué parte del artículo aparece Library como "víctima"...No se trata, una vez más, de víctimas y victimarios, sino de tomar ejemplos recientes para analizar un tema más profundo que la fortuna de Dotcom con Megaupload y las declaraciones de los propietarios "fantasmas" de Library e Ifile...la idea es que valoremos qué sucede con el derecho que reclaman los usuarios de intercambiar libremente información en Internet. ¿Choca esto contra el "copyright" actual? Probablemente sí, en muchas ocasiones, pero en lugar de cerrar sitios, podría ser interesante que esas industrias del entretenimiento repensaran su modelo de negocio, porque la filosofía colaborativa tiende a aumentar y dudosamente ese intercambio pueda ser frenado con leyes. Como se aclara en el artículo, para algunos estos son "actos de piratería", como parece que los considera ud; pero, no todos los ven así.

angelito
 27/2/12 13:56

Hay que "añadir" que el mencionado sitio,comercializaba hasta con filmes que no habian visto la luz publica, acrca de las actividades lucrativas con material sujeto al dercho de autor, ya habia sido advertido..si, de cada 100 visitantes 1 bajaba la informacion gratis: el resto tenia que pagar. No eran tan"inocentes" ni tan "victimas" como aparacen ser en este articulo

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