miércoles, 25 de septiembre de 2024

Quiero ser doctora (+Fotos y Video)

Anabel Hernández Ruiz, tiene 53 años y es especialista en Segundo Grado en Medicina Intensiva y Emergencia en Adultos en el Instituto de Medicina Tropical Pedro Kourí , pero la historia para llegar ahí se torna complicada...

Ana Alina Concepción Martínez en Exclusivo 10/02/2022
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Anabel Hernández Ruiz
Para Anabel Hernádez la medicina es su pasión. (Ana Alina Concepción Martínez / Cubahora)

Tenía un short corto y una blusa de "andar”. Había pasado todo el día atendiendo pacientes y por fin llegaba la hora de darse un buen baño. Preparó la ropa y mientras se acomodaba el pelo para no mojarlo escucha los gritos debajo del consultorio que atendía en Calabazar.

-¡Se ahoga! ¡Se ahoga!

No recuerda mucho más, en un abrir y cerrar de ojos estaba montada en un carro dándole masajes a un lactante que tenía una broncoaspiración y ya estaba  cianótico. Llegaron al hospital y el niño sobrevivió. Ese niño ya tiene 26 años y cada vez que la ve dice –“Esa doctora me salvó la vida”.Su nombre es Anabel Hernández Ruiz, tiene 53 años y es especalista en Segundo Grado en Medicina Intensiva y Emergencia en Adultos en el Instituto de Medicina Tropical Pedro Kourí  (IPK),  pero la historia para llegar ahí se torna complicada…

SUS PRIMEROS AÑOS

Anabel era la gordita de pelo largo, el uno a nivel académico en la escuela primaria y quería ser maestra.  “Yo era la puntualita y eso me hacía ser introvertida, mi grupo de amigas se reducía a tres niñas que eran como yo”.

Estuvo en una compañía de teatro, visitó la provincia de Matanzas y conocío a varios artistas del momento, pero fue el voleibol quien la enseñó a relacionarse con los demás.  Al  cursar la  Secundaria su papá la matriculó en una pre-EIDE (Escuela de Iniciación Deportiva Escolar).Bajó de peso y mejoró su autoestima, tuvo su primer novio y encontró en el voleibol una de sus grandes pasiones.

“Me seleccionaron para estudiar en la EIDE, pero mis padres no quisieron. Ellos deseaban que estudiara una carrera de verdad. Entonces sucedió algo interesante: yo hasta cierto punto le cogí un poco de miedo al preuniversitario, que en aquella etapa no era facil, y entonces mi papá escuchó en la radio una nueva carrera de técnico en laboratorio y efectivamente, la carrera estaba comenzando.

“Mi mamá me llevó a un laboratorio y habló con las técnicas para que me enseñaran lo peor de su trabajo, las heces fecales, los vómitos y cuando salí de allí dije –Esto sí es lo que me gusta”.

Para Anabel los tres años de Técnico medio integral, (laboratorio clinico, microbiología y banco de sangre) fue una experiencia inolvidable. Entró por primera vez a un hospital, se enfrentó a un laboratorio, terminó su carrera y empezó la etapa laboral en maternidad obrera.

La llegada de su primer hijo a los 19 años y la responsabilidad de una casa marcaron su juventud.

YO QUIERO SER DOCTORA

“Trabajando en el laboratorio veía a los médicos con las muestras para hacer estudios y dije: ¡Que va, yo quiero ser doctora! Terminé el 12 grado en una Facultad por las noches, hice las pruebas de ingreso y comencé  la carrera de Medicina por curso de Trabajadores. Ese fue mi primer triunfo laboral”.

Enfrentarse a un hospital, la primera experiencia con un paciente, ser mamá, llevar un hogar… En un consultorio en Calabazar inició su vida de médica. Asistir al primer paro  fue un momento decisivo en su vida porque, aunque en ese instante no lo sabía, salvar vidas al borde de la muerte se convertiría en su especialidad.

La primera vez que un paciente falleció me impactó, todavía me estremece, siempre lloro,  no me acostumbro. ¡A la muerte nadie se adapata! Me gusta ir a las autopsias para conocer las causas del fallecimiento y saber que hice todo lo posible por salvar esa vida me da paz.

SI DE INVESTIGACIÓN SE TRATA

Para una madre la noticia de que su hijo de 14 años quiere irse del país con su papá no es siempre agradable, y en el caso de Anabel fue uno de los momentos más afligidos, pero se dispuso a afrontar la tristeza mediante la superación académica.  

Es así como decidió, a sus 32 años, estudiar la especialidad de Cuidados Intensivos. En esta etapa logró vincular su sueño de niña de ser maestra y comenzó a dar clases, con la categoría de Profesor Instructor.


Anabel logró vincular el magisterio con la medicina (Foto: Ana Alina Concepción / Cubahora)

“Cuando empecé a trabajar en la terapia del Clínico de 26 me encontré con un área desierta de investigaciones, no habían casi residentes y dije -esta es mi oportunidad para desarrollarme como profesional-. Hice el cambio de categoría y comencé a publicar en las revistas mis experiencias.”

“Eso me ayudó a lidiar con la depresión, llegué a ser el médico que más publicaciones tenía en el hospital, por eso, me propusieron el puesto de Vicedirectora de Posgrado de investigacion. Logré ser Especilista de Segundo Grado, ejercí como profesora auxiliar y empecé el doctorado, el cual termino ahora en marzo”

APRENDIENDO DE MAMÁ

Anabelis, la hija de menor de Anabel, encontró en su mamá un ejemplo de mujer, amante de su profesión, una figura a seguir. “Cuando estaba en secundaria mi niña iba a las guardias conmigo, le hice un pijama de médico y le encantaba  ayudarme con las historias clínicas. Al terminar el pre, sus  diez opciones estaban vinculadas con la salud. Siempre lo tuvo muy claro. Ya está en segundo año de la carrera de Medicina y sigue ayudándome  en  las guardias”.

En el futuro a Anabel Hernández Ruiz le encantaría estar rodeada de nietos y tener una gran familia. Sin embargo, por ahora, se enfoca en terminar el doctorado y ya planea hacer un posdoctorado en la Academia de Ciencias de Cuba. Vive orgullosa de lo que ha logrado, como madre, como mujer, como  doctora.


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Ana Alina Concepción Martínez

Aventurera y amante del Periodismo

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Nancy Loika Peña Bell
 10/2/22 15:36

La mejor persona, docente, ser humano creado x dios. La amo

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