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viernes, 15 de noviembre de 2024

Gota a gota, ¡el agua se agota!

Sentencia así un spot televisivo que llega a nuestras pantallas y que, en algunos casos más que en otros, logra sensibilizar sobre la importancia de este líquido y la necesidad de su uso racional...

Ana María Domínguez Cruz en Exclusivo 12/10/2013
2 comentarios
Día internacional del agua
Resultados de diversos estudios solo el 3 % del agua que está presente en nuestro planeta es dulce.

El agua, recurso esencial para la vida y para la buena salud, le falta en cantidades suficientes para la subsistencia a una de cada tres personas del mundo.  El problema empeora con realidades determinadas por el crecimiento demográfico, fenómeno que genera un aumento en las necesidades de este líquido en la agricultura, la industria y los hogares.

Lo triste es que, según resultados de diversos estudios, solo el 3 por ciento del agua que está presente en nuestro planeta es dulce. El 70 por ciento se encuentra en los casquetes polares, el 29 en acuíferos subterráneos y el uno por ciento del agua dulce restante, en fuentes superficiales como ríos, lagos, lagunas y arroyos.

¿Qué nos queda? Menos del uno por ciento del agua total del planeta disponible para nuestro uso. Las cifras instan al ahorro, a la racionalidad, al cuidado y la conservación.

Sabiendo esto, somos capaces de entender que sobre los “hombros” del mes de octubre de este año recaen grandes responsabilidades. Entre otros eventos que se desarrollan por estos días no puede escapar de nuestra atención, por ejemplo, la Cumbre del Agua de Budapest 2013, en la que “El papel del agua y el saneamiento en la agenda global del desarrollo sostenible” es la premisa de las actividades.

No se trata de darle promoción a la cita, organizada por el Gobierno de Hungría, el Consejo Mundial del Agua y la UNESCO, sino de que visualicemos los distintos espacios en los que el tema hídrico aparece entre las urgencias a debatir.

Durante el cónclave, se facilitará el consenso entre organizaciones internacionales, instituciones financieras, el sector privado y representantes de la comunidad científica y de la sociedad civil para lograr acciones más allá de debates. Tal como ha sucedido en otras ocasiones desde que quedó establecido en 1993 el Día Interamericano del Agua para celebrarse el primer sábado del antepenúltimo mes del año, como resultado de un acuerdo entre la Organización Panamericana de la Salud (OPS), la Asociación Interamericana de Ingeniería Sanitaria (AIIS) y la Asociación Caribeña de Agua y Aguas Residuales (CWWA) en el XXIII Congreso Interamericano de AIDIS, realizado en La Habana, un año antes.

Sin hablar de citas mundiales y acuerdos globales, valdría la pena preguntarse cuánto hacemos nosotros, de manera individual, por contribuir a la conservación de un recurso que incide en nuestra salud, el medio ambiente y la vida del planeta.

La escasez de agua, uno de los principales desafíos del siglo XXI, afecta ya a todos los continentes. Su consumo creció a un ritmo dos veces superior al de la tasa de crecimiento de la población y, aunque no se puede hablar de escasez hídrica a nivel global, cada vez son más las regiones que carecen de ella.

La OMS registra estadísticas que demuestran que “cerca de 1 200 millones de personas, casi una quinta parte de la población mundial, vive en áreas de escasez física de agua, mientras que 500 millones se aproximan a esta situación. Otros 1 600 millones se enfrentan a situaciones de escasez económica de agua, en países que carecen de la infraestructura necesaria para transportarla desde ríos y acuíferos”.

Claro que no es que el planeta “tiene defecto de fábrica”. Hay suficiente agua potable para abastecer a sus habitantes, han advertido los científicos, pero se distribuye de forma irregular, se desperdicia, está contaminada y se gestiona de forma insostenible.

Cuando hablamos del agua, se tocan aspectos relacionados con su acceso y su calidad. Esta última depende en gran medida de nuestro actuar, porque se sabe que cada gota de agua potable que se vierte sin ser utilizada, se convierte en un líquido de desecho que requiere tratamiento. Como los tratamientos no son efectivos del todo, siempre existe algún tipo de deterioro en la calidad del recurso, lo que influye –—sin dudas— en la aparición de enfermedades, por ejemplo.

Y en cuanto al acceso, puede parecer increíble, pero este cristalino líquido se encuentra en el centro de numerosas discriminaciones por género en distintas regiones, en las que las mujeres determinan su gestión. Ha sido este uno de los temas principales en múltiples oportunidades de renombre internacional, incluso, en la más reciente iniciativa de declarar el Decenio Internacional para la Acción “El Agua, Fuente de Vida” 2005-2015.

Sin embargo, ¿quién puede “supervisar” el hecho de que cerremos o no el grifo del baño cuando estemos haciendo un uso irracional del agua? ¿Dónde están los encargados de “convencernos” de que cada una de nuestras conductas es valiosa en función de un beneficio colectivo? ¿Hasta dónde podemos saber que hacemos lo correcto?

Las respuestas vienen de nosotros mismos, de dentro hacia fuera, en la medida en que nos percatemos de que no son las fechas establecidas las que determinan el punto de partida para actuar y de que no se trata de una simple combinación de hidrógeno y oxígeno, sino de lo que garantiza la vida.


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Ana María Domínguez Cruz

"Una periodista cubana en mi tercera década de vida, dispuesta a deslizar mis dedos por el teclado".

Se han publicado 2 comentarios


Tide
 12/10/13 11:54

Si desean conocer hasta cuanto estamos los cubanos amenazados por la escasez de agua, tómense el trabajo de leer en Invasor.cu el reportaje titulado: Insuficientes recursos de agua en Ciego de Ávila, por Moisés González Yero (viernes 11 de octubre de 2013). A veces, por falta de información, o por abrir la pluma y ver que el agua fluye, nos creemos “ricos” en agua potable, sin darnos cuenta de las consecuencias que nos puedan acarrear el cambio climático, pero principalmente la falta de cuidado que ponemos en el uso racional de tan indispensable recurso natural. Pueblo, medios y autoridades administrativas y políticas, nos tenemos que poner de lleno para el asunto tan importante e inaplazable del ahorro de agua. ¿Cómo lo lograremos en un corto plazo de tiempo? No dudo que ya eso está más que pensado. ¡Pues adelante, para luego es tarde!

Arístides
 12/10/13 11:22

Estimada Ana María, su reportaje contiene un “alerta” que no es, preocupantemente, la primera vez que nos llega. Cierto que indolentemente los humanos, en general, despilfarramos agua cuando solo utilizamos adecuadamente una parte de ella en verdaderas necesidades, sin percatarnos de que es un recurso imprescindible que no debemos malgastar. Creo que no ha funcionado adecuadamente la concientización que desde hace mucho se viene haciendo para el ahorro del bien llamado “preciado líquido, pero también, en mi modesta opinión, ha conspirado contra eso el que a diario, y donde quiera, encontramos vertimientos de agua potable en las vías públicas, cosa que puede ser muy natural por el mal estado de las redes de distribución, pero que duran y duran sin que alguien de los encargados de solucionar tal problema se mueva para hallarle una solución satisfactoria. A un “salidero” de agua se le debía dar tanta importancia, aunque no es explosiva, como sí la tiene un salidero de gas, por ejemplo, que sí puede hacer volar por los aires una buena parte de nuestros vecindarios con vecinos y todo. Otra cosa que hay que solucionar de una vez y para siempre, es que se ponga al alcance de la población, a precios accequibles y en la ferretería de la esquina, todo lo necesario para parar cualquier despilfarro de agua dentro de los hogares, de esos que hacen “correr” al metro contador en perjuicio del presupuesto familiar. Y sobre todo, no parar de educar a nuestro pueblo en el imprescindible ahorro de agua, desde la cuna hasta los círculos de abuelos, pasando por las oficinas de los encargados de velar porque el agua nos dure. Si no es así, estaremos perdidos.

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