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domingo, 24 de noviembre de 2024

José Antonio Echeverría: Paradigma de la juventud cubana

“Si caemos que nuestra sangre señale el camino de la libertad, porque tenga o no nuestra acción el éxito que esperamos, la conmoción que originará nos hará adelantar en la senda del triunfo”.

Omar Rafael García Lazo en Exclusivo 16/07/2012
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José Antonio Echevarría
José Antonio Echevarría continúa siendo un paradigma para la juventud cubana.

A las 3 de la tarde del 16 de julio de 1932, en Cárdenas, nació el primogénito de la familia Echeverría Bianchi. El niño llevaría en su vida nombres de redentores: José Antonio Jesús del Carmen. Junto a sus tres hermanos creció en un ambiente de luces, ética y alegría, con apacible comodidad y amplitud. 

Se dice que a pesar del asma practicó deportes como cualquier niño y tuvo sensibilidad para las artes. Muchos testimonios aseguran que era inquieto y travieso, y sin desbordes de rebeldía, no toleraba las injusticias. Así fue también durante su adolescencia, siempre rodeado de amigos, porque los cultivaba. 

La historia ha registrado la maravillosa sentencia de un guardaparque cardenense, quien conocía a José Antonio por sus andadas infantiles y sus nacientes muestras de gallardía. Cuentan que aquel señor manifestó en una ocasión que el niño tenía “un corazón de oro cargado de dinamita”.

LA UNIVERSIDAD

Después de graduarse de Bachiller en Ciencias matriculó en la Escuela de Arquitectura de la Universidad de La Habana. Pronto su activismo lo hizo notable. Su insaciable sed de justicia lo radicalizó y lo involucró en las luchas estudiantiles contra la corrupción en la Universidad, hasta que alcanzó la dirección de la Asociación de Alumnos de Arquitectura.

Las ideas de José Martí y el recuerdo de Julio Antonio Mella y Antonio Guiteras fortalecieron las bases de la formación de su pensamiento que mostró un profundo carácter antiimperialista y una elevada vocación de justicia social, como lo evidenció su militante solidaridad con la causa independentista del pueblo de Puerto Rico.

El golpe de Estado de Fulgencio Batista, el 10 de marzo de 1952 catalizó la radicalización del pensamiento revolucionario de José Antonio. La Universidad se convirtió en una plaza de actividad conspirativa. Los sectores más revolucionarios del estudiantado solicitaron armas al depuesto gobierno, mientras confirmaban la cobardía de los partidos tradicionales y de buena parte de la dirección de la FEU.

José Antonio fue uno de los firmantes de la Declaración de Principios de la Federación Estudiantil Universitaria, el 14 de marzo, donde el estudiantado se definió como “los abanderados de la conciencia nacional” que no acatarían nada fuera del himno, la bandera y el escudo nacionales, los símbolos mambises que contrapusieron al acto vil que cometieron los militares encabezados por el proyanqui Batista, a espaldas del pueblo, la Constitución y la República.

La lucha de la FEU experimentó desde ese momento un rápido proceso de radicalización que tiene su minuto de giro en enero de 1953 cuando elementos batistianos profanaron el busto erigido el 10 de enero en honor a Julio Antonio Mella, dirigente estudiantil, líder comunista y fundador de la FEU. 

Inmediatamente los estudiantes se lanzaron a la calle para protestar. La dirección de la FEU del momento se mostró vacilante y José Antonio Echeverría encabezó la manifestación en la que cayó el primer mártir estudiantil, Rubén Batista. Entre los manifestantes se encontraba también el joven Raúl Castro.

La marcha de las Antorchas el día 27 de enero se convirtió en un simbólico anuncio de las luchas que se avecinaban. El 28, en el Parque Central, nuevamente el homenaje al Apóstol cuyas ideas se convierten en bandera de lucha. En ambos acontecimientos, José Antonio Echeverría asumió un protagonismo arrollador. Sus palabras son seguidas por su actitud frente a la policía de la dictadura. Ya no es un líder más de los estudiantes, ya es el líder.

El 23 de febrero de 1954 fue elegido Secretario General de la FEU, por lo que integró formalmente la Dirección Nacional de la organización. Sus manifestaciones y protestas contra la dictadura se incrementaron. La voluntad social y patriótica de su lucha se evidenció también en su apoyo a las causas de los trabajadores azucareros y en los actos de recordación de los mártires de la Revolución como Guiteras y Rubén Batista.

En septiembre de ese año, por sustitución, asumió la presidencia de la FEU y en abril de 1955 fue elegido definitivamente como Presidente de la organización. En julio fue reelegido y en un artículo en la revista Bohemia manifestó que la única salida a “los crecientes males de Cuba” era “la gran revolución renovadora del sistema”.

REVOLUCIÓN Y UNIDAD

La situación en el país era sumamente compleja. Los partidos tradicionales se muestraban incapaces de proponer una alternativa. Los sucesos del Moncada en 1953 conmocionaron a toda la sociedad. La represión policial se ceba con los estudiantes y sus manifestaciones. Había una clara efervescencia revolucionaria.

La FEU y sus dirigentes comprendieron que la solución definitiva solo podía venir a través de la lucha armada. El 24 de febrero de 1956, fecha de enorme simbolismo, Echeverría proclamó en el Aula Magna de la Universidad de La Habana la existencia del Directorio Revolucionario, el brazo armado de la FEU. 

La experiencia combativa adquirida en Costa Rica les serviría de ayuda. En aquel país José Antonio, con un grupo de sus compañeros, apoyó en 1955 la resistencia del pueblo costarricense contra la agresión del dictador nicaragüense, Anastacio Somoza. El carácter revolucionario, antiimperialista y latinoamericanista de la FEU, la convirtieron en una organización de vanguardia en el combate contra Batista.

En agosto de 1956, Echeverría llegó a México para entrevistarse con Fidel Castro, dirigente del Movimiento 26 de Julio, quien preparaba el inicio de la lucha guerrillera. No fue la primera, aunque sí la penúltima vez que ambos se reunían. La coincidencia entre los dos respecto a la situación nacional ya era un hecho. 

La reunión culminó con la firma de la Carta de México, documento que expresó la voluntad de la FEU y el Movimiento Revolucionario 26 de Julio de “unir sólidamente sus esfuerzos para derrocar a la tiranía y llevar a cabo la revolución cubana”.

13 DE MARZO DE 1957

Fue una operación minuciosamente planificada. Durante varios meses se pulieron los detalles y se acopiaron las armas necesarias para la acción. El paso que se daría respondía a una concepción de lucha que establecía el “golpe arriba”, con el cual se lograría el ansiado apoyo al Movimiento 26 de julio que ya combatía en la Sierra Maestra. 

El plan era atacar el Palacio Presidencial y ajusticiar al tirano, paralelamente se tomaría Radio Reloj, se difundiría la noticia y se haría un llamado al pueblo de Cuba para acelerar la lucha. El Estado Mayor del alzamiento se establecería en la Universidad de La Habana para coordinar las acciones y su continuidad después del asalto.

Es conocido el saldo de aquella hombrada. José Antonio casi fue obligado a dirigir la operación de Radio Reloj para evitar que fuera parte del comando que atacaría Palacio. Su alocución en la emisora llamando al pueblo a la lucha fue cortada, mientras que en Palacio el tirano logró salvar su vida huyendo cobardemente.

José Antonio, enardecido, regresó a la Universidad, un auto policial inesperadamente se cruzó en el camino, unos segundos antes o después no hubiera estado allí. Sin embargo, Echeverría no esperó, salió del auto, encañonó a los policías por la ventanilla y descargó una ráfaga. Hizo blanco, pero le responden. Cae y se levanta sobre sus rodillas. Le quedan fuerzas para empuñar un revólver y responder al fuego enemigo, cuando una ráfaga terminó con su vida.

Antes de partir para el combate, José Antonio escribió su testamento político, documento que confirma no solo la profundidad de sus convicciones, sino la infinita fe en la lucha y en la victoria. Después de llamar a la unidad de la juventud y los estudiantes dijo: “Si caemos que nuestra sangre señale el camino de la libertad, porque tenga o no nuestra acción el éxito que esperamos, la conmoción que originará nos hará adelantar en la senda del triunfo”.


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Omar Rafael García Lazo


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