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domingo, 24 de noviembre de 2024

Creación de la cultura en armas

El 14 de agosto de 1867 fue compuesto por Pedro (Perucho) Figueredo el Himno de Bayamo, después devenido en el Himno Nacional de Cuba...

Raquel Marrero Yanes en Exclusivo 14/08/2012
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Perucho Figueredo
Perucho Figueredo y la Bayamesa, devenida Himno Nacional de Cuba

El Himno Nacional de Cuba es un himno de combate, que llama a defender la Patria en el combate y ofrendar la propia vida en busca de la ansiada libertad. Una épica marcha patriótica, franca evocación a La Marsellesa, como símbolo universal de rebeldía, surgido en el fragor de la lucha contra el poder de la metrópoli española, ha estado acompañado a los cubanos en sus guerras, triunfos, reveses, alegrías, tristezas y en todos los momentos memorables de la Patria.

Fue compuesto el 14 de agosto de 1867, por Pedro (Perucho) Figueredo, a petición de sus coterráneos. En aquel momento se le llamó La Bayamesa, como expresión de su carácter revolucionario y del lugar en que nacía la rebeldía nacional.

Según la versión del historiador cubano Ramiro Guerra, a mediados de agosto de 1867, en el bufete de Figueredo, durante una reunión en la cual también participaron Francisco Maceo Osorio y Francisco Vicente Aguilera, los asistentes convinieron en la necesidad de componer un himno.

En la madrugada de aquella misma noche, quedaron compuestas las estrofas y la música de lo que con el tiempo devendría Himno Nacional de Cuba, que fue orquestado por el músico bayamés Manuel Muñoz Cedeño.

¡A LAS ARMAS VALIENTES CORRED!

El 10 de octubre de 1868 se produjo la clarinada independentista, cuyo grito inicial lo dio Carlos Manuel de Céspedes en La Demajagua. En la madrugada del día 20 se rindieron los españoles y aparecieron abanderadas la hija y esposa de Figueredo; el pueblo entusiasmado tarareaba el Himno a Bayamo.

Ante ese pueblo que clamaba la letra de la conocida melodía, Perucho sentado en su caballo procedió a escribir los versos, repartiendo la letra entre los congregados que con júbilo la cantaban a coro.

Este Himno fue la primera creación de la cultura en armas y el 20 de octubre de 1868 se cantó por vez primera en público en las calles de Bayamo, al ser tomada la ciudad por las tropas insurrectas.

Con el tiempo, la melodía sufrió alteraciones. No fue hasta 1983, que el investigador y musicólogo Odilio Urfé presentó una ponencia a la Asamblea Nacional del Poder Popular con la versión definitiva del Himno Nacional, la que fue aprobada e inmediatamente se procedió a la edición en partitura y fonograma para conocimiento público.

La versión actual de La Bayamesa, refrendada por la Ley de los Símbolos Nacionales de 1983, es la que José Martí publicó el 25 de junio de 1892 en su periódico Patria, armonizada por Emilio Agramonte, y que fue revisada en 1898 por Antonio Rodríguez Ferrer.

La letra original de La Bayamesa era la siguiente:

¡Al combate corred bayameses,
que la patria os contempla orgullosa;
no temáis una muerte gloriosa,
que morir por la patria es vivir!
En cadenas vivir, es vivir
en afrenta y oprobio sumido.
Del clarín escuchad el sonido
¡A las armas valientes corred!
No temáis; los feroces iberos
son cobardes cual todo tirano
no resiste al brazo cubano
para siempre su imperio cayó.
¡Cuba libre! Ya España murió,
su poder y su orgullo ¿do es ido?
¡Del clarín escuchad el sonido,
¡a las armas!, valientes, corred!
Contemplad nuestras huestes triunfantes
contempladlos a ellos caídos,
por cobardes huyen vencidos:
por valientes, supimos triunfar!
¡Cuba libre! podemos gritar
del cañón al terrible estampido.
¡Del clarín escuchad el sonido,
¡a las armas, valientes, corred!

Al oficializarse como Himno Nacional de Cuba, se suprimieron las estrofas que, producto de casi cuatro siglos de humillaciones e ignominias, a partir de entonces herían la sensibilidad del pueblo español, al cual los cubanos hemos permanecido siempre muy unidos por lazos de sangre y de cultura.

La letra actual del himno es la siguiente:

¡Al combate corred bayameses,
que la Patria os contempla orgullosa;
no temáis una muerte gloriosa,
que morir por la patria, es vivir!
En cadenas vivir es vivir
en afrenta y oprobio sumidos,
del clarín escuchad el sonido;
¡a las armas, valientes, corred!

A partir de entonces sus notas presidieron todos los actos del movimiento independentista y ha llegado hasta hoy, como la expresión del carácter patriótico de nuestro pueblo.

Es una exhortación al pueblo cubano a tomar las armas para luchar por la patria, lo que es motivo de orgullo. Aunque se pueda perder la vida en ese empeño, esto será recompensado en el recuerdo de la patria, por lo que se considera que es preferible morir en ese intento, tratando de ser libres antes que estar encadenados ni sometidos y soportando todo tipos de ultrajes. Para lograrlo hay que romper las cadenas y alcanzar la libertad, la independencia. Para esto hace una exhortación final a tomar las armas, calificando de valientes a los que las empuñen con rapidez.

Su música y texto los tenemos interiorizados desde niños. Lo cantan todos los cubanos en las ocasiones oficiales señaladas y en otros momentos guiados por la espontaneidad y la emoción de su contenido.

¡NO TEMÁIS UNA MUERTE GLORIOSA!

Perucho Figueredo —abogado de vasta cultura, poeta, músico, periodista, y aficionado a la literatura, quien a pesar de su clase social, supo vencer cualquier vacilación lógica y entregarse a la lucha contra el dominio de la colonia española—, fue condenado a muerte y fusilado el amanecer del 17 de agosto de 1870.

Ese día la patria perdió a un hijo que enseñó a sus compatriotas a venerarla. Ese hombre de la aguerrida y patriótica frase: “¡Al combate corred bayameses!” estará por siempre en el corazón de todos los cubanos porque la patria os contempla orgullosa.


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Raquel Marrero Yanes


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