lunes, 23 de septiembre de 2024

Pecados y traspiés en Siria

El conflicto que sufre desde marzo del 2011 este país es probable que hubiera concluido de no mediar tantos intereses ajenos y tan escasa ética por parte de las naciones desarrolladas implicadas en “alimentar” la insurgencia...

Elsa Claro Madruga en Exclusivo 13/12/2013
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 insurgencia siria
La insurgencia siria reconoció que Estados Unidos entrega "armamento letal" para derrocar a Al Assad

Tarde, mal y poco, en Washington y Londres se han dado cuenta de que la insurgencia siria no está formada por dignos y sacrificados rebeldes. Se habían enterado de que son grupos heterogéneos, muy divididos por ideas y metas encontradas y, además, tan poco confiables que sus propios servicios de inteligencia advirtieron que concluirán siendo incontrolables. Aun así, los utilizaron, pensando que con ello irían desgastando al gobierno de Al Asad y le harían una presa más fácil.

Cuando hace poco Rusia logró desarticular el ya listo plan de bombardeos norteamericano contra Siria, se supuso que la ayuda y el estímulo occidental cesarían hasta tanto se realizaraen enero del 2014 la conferenciaconocida como Ginebra-2.

Que las monarquías del golfo continuaran dando suministros a las fuerzas en armas era previsible, pero no el que países que asumieron como adecuado negociar con las partes siguieran haciéndolo bajo cuerda. Este miércoles, en Londres se anunciaba que suspendían la ayuda monetaria y material (incluye comida y medicamentos) a los insubordinados, hasta tanto los que ellos califican de atemperados no recuperen las áreas turcas donde están almacenados esos pertrechos, ahora en manos de los recalcitrantes. Washington hizo anuncio similar, dando cuenta de la alarma que les provoca el progreso de “los extremistas islámicos y el caos de la oposición”.

Es tan flagrante la lucha intestina como el crecimiento de secuestros (asesinatos también) de periodistas y colaboradores humanitarios extranjeros. Seguir dejando de lado esa realidad, demerita a las potencias implicadas.

Pero véase que nada en asuntos de esta naturaleza ocurre de golpe y porrazo. Concluyendo noviembre, el comandante en jefe del Estado Mayor del Frente Oriental de Siria, líder del grupo nombrado Brigada de los Nietos del Profeta, Sadam Yamal, renunció a ese mando, arrepentido, dijo, de participar en acciones financiadas por otros países, en un contexto y con proyecciones diferentes a cuanto lo puso sobre las armas. No fue el primero en hacerlo.

Mientras tanto, y desde antes, brigadas radicales, de conocidos vínculos con Al Qaeda, estaban atacando a otros grupos opositores, por tratarse de fuerzas antigubernamentales pero moderadas y algunas dispuestas a sostener conversaciones con Al Asad.

Para países como Israel esa confusa situación resulta conveniente pues debilita a un enemigo del cual quiere mantener el trozo de territorio (las Alturas del Golán) expropiado desde 1967. Damasco es, también, un eslabón en la cadena de valores que permitirá la prevalencia de un poder dado en el área cuando llegue lo que parece, de momento, una lejana normalidad. En este caso, lo que desea Tel Aviv es que el desenlace ocurra a su favor.

Sería una de las razones para el enojo judío con Obama, luego que el presidente estadounidense aceptara la destrucción de los arsenales químicos sirios y obviara el ataque previsto a ese país. Posteriormente, el mandatario suscribe un preacuerdo con Irán, duplicando la “amenaza” (para Israel) de perder su ambicionado control sobre el Medio Oriente. Esas son las apreciaciones sionistas y, con sus matices, las de algunos reinos petroleros.

Entre analistas se maneja que ninguno de estos acontecimientos está desligado de Palestina y del momento en que sea obligado reconocerle como Estado con todos sus históricos derechos.

El entrelazamiento de sucedidos y resultados se aprecia en muchos momentos y en las propensiones que cada cual muestra. No se trata solo de dar dinero y armas a los sirios sublevados, sino de entrar de lleno en la salida definitiva que debe encontrarse para el problema. Arabia Saudita es ejemplo de ello. Desde Riad pidieron participar en las conversaciones de Ginebra-2, algo que, según el gabinete de Al Asad, no se justifica con ningún razonamiento porque asumieron el padrinazgo de algunas de esas bandas recalcitrantes, por tanto, de antemano está definida su posición, anti-siria y anti-persa.

Los notables avances del ejército oficial de Siria parecen influir también en las decisiones que se mueven en torno a un conflicto que se sufre desde marzo del 2011, y que es probable habría concluido de no mediar tantos intereses ajenos y tan escasa ética por parte de naciones desarrolladas que deberían, mejor, ocuparse de los problemas que tienen dentro y no en creárselos a otros.

Mirando con objetividad los puntos de conflicto mundial, es obvio que cambió un siglo hace 13 años, pero no la mentalidad ni la forma de actuar de quienes se alejan de posiciones civilizadas para optar por la fuerza bruta y las intrigas.


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Elsa Claro Madruga

Analista de temas internacionales


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