Mucho más que chistes

Realizados el pasado 31 de marzo, los comicios generales ucranianos arrojaron un resultado singular, aun cuando las definiciones quedaron pospuestas para una nueva ronda comicial a realizarse el próximo 21 de abril.

Se trata de que el puntero para asumir la jefatura de la nación podría ser un actor muy popular en la televisión local, Vladímir Zelenski, que ha logrado un éxito masivo en el rol principal de la serie satírica “El servidor del pueblo”, que trasmite el canal Uno Más Uno, propiedad del magnate de las comunicaciones Igor Kolomoisky.

Zelenski apenas hizo campaña electoral pública y se centró en el uso de las redes sociales y en la aceptación que ha sumado, lo que contrasta con el desempeño de los otros candidatos, incluidos el actual presidente Piotr Poroshenko y la ex primera ministra Yulia Tymoshenko, ambos con una sensible baja en la aprobación ciudadana.

Así, los resultados son claros y con grandes diferencias. El actor acumuló más de 30 % de votos a su favor; el hoy mandatario nacional sumó poco más del 16 %, y la ex jefa de gabinete rozó trabajosamente 14 %. De manera que, según los observadores, Zelenski aparece como favorito para la lid de abril.

Hay que apuntar que el programa televisivo que ha dado a conocer al humorista narra las peripecias de un humilde maestro de escuela que llega a convertirse en presidente de la nación “después que sus alumnos publicaran en redes sociales sus discursos sobre la política local y en contra de la corrupción”.

Y mientras algunos intentan resaltar que el actor no es una persona preparada para ejercer la primera magistratura por su falta de experiencia, para otras fuentes es evidente que la mayoría de la población demostró en estas jornadas electorales que prefiere “sangre fresca” al frente del gobierno y desdeña a quienes tradicionalmente han copado los cargos públicos desde el giro derechista que asumió el país con el apoyo y la injerencia de Washington y sus aliados occidentales.

De hecho, el presidente en funciones, el señor Poroshenko, integra la lista de figuras oficiales involucradas en casos de corrupción, según analistas y medios de prensa, y Ucrania, que en tiempos de la existencia de la Unión Soviética era denominada “el granero del gigante euroasiático”, es hoy la segunda nación más empobrecida del Viejo Continente, a partir de las valoraciones del rastrero Fondo Monetario Internacional, FMI.

De ser electo presidente en abril, explican estudiosos, Vladímir Zelenski enfrentará una nación plagada de problemas internos, algunos de ellos ya señalados en párrafos anteriores; pendiente de ser admitida en la Unión Europea como pretendida fórmula de “salvamento” en medio de la generalizada crisis económica y social; utilizada por el hegemonismo global como punta de lanza contra Rusia, y con un serio diferendo con su población oriental, opuesta a aceptar las directivas de una administración reaccionaria y xenófoba contra los ciudadanos de origen ruso.

En pocas palabras, una tarea nada fácil, donde el histrionismo tal vez no sea la clave más efectiva para salir adelante, aun cuando la opción resulte muy atractiva para la gente cansada de los vicios y desafueros de quienes hoy conforman la élite política nacional.