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martes, 1 de octubre de 2024

Lucha no…dislate

La guerra global contra el terrorismo es hasta hoy un organismo enfermo a ultranza...

Néstor Pedro Nuñez Dorta en Exclusivo 02/05/2016
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Y, ciertamente, los virus que la infectan tienen la etiqueta conjunta Made in USA, and OTAN, and Israel, and Arabian Monarchy.

Porque ciertamente, el terror y quienes lo ejecutan han sido y son el oportunista instrumento que tienen a mano los ya listados en la referencia anterior para ejecutar el “desmoronamiento del mapa político en Asia Central y Oriente Medio”, al decir del canciller ruso, Serguei Labrov.

El  espinoso tema salió nuevamente a la palestra en la reciente Conferencia de Interacción y Medidas de Confianza en Asia, realizada en Moscú, donde se constató que el auge terrorista en tan sensibles regiones del orbe ha sido el producto directo del intento hegemonista de instalar su “democracia” en el área mediante la violencia contra pretendidos “gobiernos indeseados”, lo que al final ha reabierto grandes cismas en un espacio geográfico esencialmente musulmán.

Los casos de Afganistán, Iraq, Libia y la actual agresión contra Siria resultan elocuentes en la materia, y el caos se prolonga en la misma medida en que Occidente y sus aliados ejecutan una hipócrita dualidad que se empeña en pretendidos ataques contra los segmentos terroristas que han privilegiado sus propios intereses sobre los de sus contratistas, a la vez que apoya a los extremistas que califica de “rebeldes moderados”, como sucede con aquellos grupos que  han actuado y actúan contra administraciones incómodas como la de Damasco.

Un entretejido que al final nunca logra esclarecerse, y en el que se siguen desviando importantes recursos hacia engendros tan peligrosos y agrios como el Estado Islámico y Al Qaeda, con los cuales finalmente el hegemonismo nunca ha hecho efectivo un corte radical.

Lo indicaba en la citada conferencia de Moscú la representante norteamericana Tulsi Gabbard, quien en su análisis pidió a Washington que rompa sus lazos con los terroristas sirios que define como moderados, y que tienen íntimos lazos con Al Nusra, la Al Qaeda local.

De manera, precisó la oradora, que al brindar asistencia a quienes se vinculan estrechamente con los yihadistas en el empeño de derrocar al gobierno de Bashar el Asad, los Estados Unidos se están desviando por completo de la guerra en que realmente debería enfocarse, y que tiene que estar dirigida contra el Estado Islámico y otras organizaciones terroristas afines.

Y es que resulta evidente que no habrá lucha contra el extremismo que resulte eficaz y determinante si algunos en el mundo persisten en conseguir sus objetivos geopolíticos mediante la vieja, peligrosa y destructiva táctica de  pretender manipular a los terroristas.

En la conferencia de seguridad, el propio ex presidente afgano Hamid Karzai, que ocupó ese cargo bajo la ocupación estadounidense luego de la derrota del gobierno talibán, confesó que el terrorismo nunca fue extirpado en Asia Central y Oriente Medio porque quienes lo incentivaron jamás quisieron ponerle fin, de ahí su actual extensión y fuerza.

La tesis final del encuentro moscovita rubricó entonces la necesidad de una verdadera y honesta lucha común contra el terror, que solo será posible cuando los poderosos intereses imperiales pongan fin a sus juegos políticos con grupos extremos a los que califica convenientemente de “buenos”, y a los cuales entrena y rearma sin mayores miramientos con el objetivo de materializar sus planes de expansión global ilimitada.


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Néstor Pedro Nuñez Dorta

Periodista


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