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lunes, 7 de octubre de 2024

Laboratorio del caos

Oriente Medio y Asia Central terminan otro año complicado a manos del hegemonismo...

Néstor Pedro Nuñez Dorta en Exclusivo 27/12/2017
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Siria-ejército nacional
En Siria, el ejército nacional y sus aliados, liquidaron a los terroristas pagados por Washington.

Signados por sus enormes riquezas energéticas y su apetecible posición geoestratégica, los espacios mesoriental y centro asiático persistieron durante el año que concluye como escenarios de una intensa batalla entre el hegemonismo imperial y quienes se oponen a semejante irracionalidad.

Lo cierto es que tan amplia y abarcadora zona era desde mucho antes materia clave para quienes se estiman designados por pretendidas fuerzas divinas para someter a las “razas inferiores e ineptas” con las cuales se han visto obligados a compartir el planeta.

“Aquel que domine Asia Central y Oriente Medio -habían proclamado tales tanques pensantes- tendrá asegurado el control del mundo”, por tanto desarticular naciones, invadirlas militarmente, procurarse dóciles aliados, defenestrar a personajes y entidades incómodas, y aliarse con los segmentos locales más extremistas y fieros han sido, desde entonces, las tácticas utilizadas para  intentar ganar terreno y facilitar el injerencismo y el control.

El año que concluye, por tanto, ha sido otro período de embates en ese destructivo camino, enfatizado ahora por la existencia de una Casa Blanca más prepotente, irracional y pendenciera que sus antecesores.

En consecuencia, hemos sido testigos en ese lapso, de episodios tan insultantes como el de la multiplicación exacerbada del compadrazgo norteamericano-sionista, al extremo de que Washington haya desafiado recientemente al resto del planeta al admitir la pretendida soberanía israelí sobre Jerusalén, o Al Quds, y decidido mover su embajada hacia esa disputada ciudad.

A ello se suman el intento imperial por mantener ocupada ilegalmente una porción de territorio sirio, incluso luego de la derrota en ese país de sus socios terroristas del Estado Islámico; o el desconocimiento del acuerdo nuclear suscrito por varias naciones (entre ellas los Estados Unidos) con las autoridades de Irán,  junto al alargamiento del despliegue de tropas en Afganistán, entre otras tropelías.

No obstante, 2017 no fue un año muy feliz para los planes hegemónicos en Asia Central y Oriente Medio.

En Siria, el ejército nacional y sus aliados rusos, iraníes y del Hizbolá libanés, liquidaron a los terroristas pagados por Washington, sus socios occidentales, Israel y la derecha árabe, mientras en Iraq el Estado Islámico también resultó derrotado.

Ello no solo acrecentó la estratégica presencia del Kremlin en un área que refuerza su frontera suroeste y su acceso a los mares Negro y Mediterráneo, sino que además multiplicó la influencia de Teherán y de los combatientes antisonistas libaneses en el complicado escenario regional.

Por otra parte, la aventura intervencionista de Arabia Saudita en Yemen, una neta operación antiiraní, sin dudas aplaudida por la Casa Blanca, parece navegar por aguas procelosas para los agresores, a cuenta de los avances internos de las fuerzas que defienden la integridad de esa nación, que está pagando un elevado costo humanitario a cuenta de los intereses que solo tienen como “premisa” arrasar con todos y con todo lo que entorpezca sus agujereadas pretensiones expansionistas.


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Néstor Pedro Nuñez Dorta

Periodista


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