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miércoles, 2 de octubre de 2024

Favorables perspectivas

Japón y Cuba impulsan sus relaciones a un nivel más elevado...

Néstor Pedro Nuñez Dorta en Exclusivo 23/09/2016
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Aún cuando les separan decenas de miles de kilómetros e historias y costumbres diferentes, Cuba y Japón no dejan de compartir ese sentimiento de extender infinitos lazos que caracteriza con especial empeño a las comunidades isleñas.   

Es como si la confinación geográfica que impone el provenir de un archipiélago en medio del mar pudiese ser removida por la extensión de la amistad, el intercambio y la cooperación con el resto de los pueblos y países.

Lo cierto es que desde 1929 ambas naciones establecieron oficialmente relaciones bilaterales, y desde entonces, más allá del trato oficial, fluye entre los dos comglomerados humanos un ambiente de entendimiento y concurso mutuos.

Ni la cultura ni el arte nipones, por ejemplo, son ajenos a nuestro pueblo, como tampoco sucede así entre los japoneses con relación al decursar de la Mayor de las Antillas.

Eso sin contar que entre los muchos emigrados llegados a nuestro país durante su historia, se encontraron también numerosas familias de la Tierra del Sol Naciente que hicieron de estos espacios tropicales su nuevo hogar. Ellos seguían la ruta del samuray Hasekura Tsunenaga, quien desembarcó en el puerto de La Habana en 1614 como el primer japonés que pisó suelo cubano.

Tampoco desconocen los cubanos ni por un momento la diáfana relación de Tokio con La Habana a lo largo de los últimos decenios de vida nacional, en que la Isla ha sido sometida a una larga cadena de cerco, agresiones y presiones externas que aún persiste en muchas de sus más nocivas manifestaciones.

Así, entre mediados de las décadas del setenta y el ochenta del pasado siglo, Japón llegó a convertirse en el segundo socio comercial de Cuba, en tanto que en 2003 el presidente Fidel Castro visitó aquella nación asiática en un periplo amistoso.

De manera que la presencia en nuestro país del actual jefe del gobierno nipón, Shinzo Abe, no solo reviste la trascendencia de ser la primera de un funcionario japonés de su rango en la historia de los lazos mutuos, sino que además pone en evidencia el interés de impulsar esos vínculos a una nueva etapa más promisoria y ventajosa para ambos interlocutores.

Lo destacaba precisamente en Tokio el primer vicepresidente cubano, Miguel Díaz Canel, en junio del presente año, también en el curso de una visita de Estado.

Según expresó entonces el titular, las relaciones entre Japón y la nación caribeña podían calificarse con toda certeza como excelentes.

Precisó entonces que desde el 2014 los vínculos comerciales y políticos entre La Habana y Tokio apuntaban a un incremento sustancial, y reiteró la voluntad de Cuba de estrechar aún más esos lazos en los diferentes encuentros programados con dirigentes y agrupaciones que están trabajando de manera muy intensa a favor de ampliar la colaboración mutua.

Una intención favorecida por las recientes legislaciones cubanas en materia de inversiones foráneas, la apertura de nuevas oportunidades en ese sentido, y por programas concretos como la creación de la Zona Especial de Desarrollo del Mariel.

Aspectos y voluntad que, seguramente, están contenidos en la agenda de Shinzo Abe en Cuba, y cuyo contenido intentó sintetizar de alguna manera el canciller nipón, Fumio Kishida, quien viajó a La Habana días antes de la llegada del jefe de gobierno.

Aspiramos- subrayó Kishida- a dar inicio a un nuevo camino entre los dos países en un momento muy oportuno para extender las relaciones bilaterales.


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Néstor Pedro Nuñez Dorta

Periodista


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