Estados Unidos y Rusia: De mal en peor

Todo parecía diferente. Durante su campaña electoral Donald Trump hablaba de diálogo y no confrontación en las relaciones internacionales, y hasta algunos adivinaron cierto interés de normalizar lazos con Rusia, mientras desbarraba del “despiadado ataque chino” a la economía de los Estados Unidos.

Pasados menos de cinco meses de asumir la presidencia, es evidente que el magnate inmobiliario cambió la brújula. Su encuentro en Miami con el presidente chino rebajó tensiones mutuas, pero Rusia parece haber sido convertida en un blanco preferente de los halcones locales (lo que no indica que esos sectores reaccionarios norteamericanos hayan descartado a Beijing de la mira).

Lo cierto es que resulta abrumadora la lista de hechos que ya van conspirando contra un entendimiento entre el Kremlin y la Casa Blanca, y algunos analistas lo atribuyen, entre otras cosas, a que Trump ha cedido el control de la política norteamericana hacia el gigante euroasiático a los grupos belicistas y militaristas que históricamente han aspirado a defenestrar a Rusia como pretendido oponente.

En consecuencia, y lo afirmaron los propios parlamentarios rusos en recientes consideraciones, “es ya evidente que la relación bilateral de los países que poseen los arsenales nucleares más devastadores, apenas cuatro meses y medio después de que Donald Trump comenzó a despachar en la Casa Blanca, no registra mejoría alguna y en realidad va de mal en peor”.

Por su parte, el titular ruso de seguridad, Serguei Naryshkin, afirmó que “el bloque de países occidentales, encabezado por Estados Unidos, cataloga a Rusia como un desafío a su posición geopolítica, y por ello seguirá aumentando la presión sobre el país”.

Naryshkin prevé en particular el bloqueo de los grandes proyectos energéticos de Rusia en el exterior y problemas con los créditos a bancos rusos.

Según el titular, “nada bueno se puede esperar de la administración Trump, donde ocupan cargos clave los partidarios de la línea dura respecto a Rusia y se ha vuelto prioridad la guerra económica contra nosotros. En conclusión, en la política de Occidente se institucionalizó la rusofobia”.

Y por si fueran pocas las unilaterales sanciones económicas y políticas contra Moscú y las peligrosas tensiones que ilegalmente están generando en Siria los Estados Unidos y su titulada “coalición” antiterrorista, se supo —justo cuando se redactaban estas líneas— que un caza F-16 de la OTAN intentó acercarse a un avión que transportaba al ministro de defensa ruso, Sergei Shoigu, cuando sobrevolaba el Mar Báltico, pero se alejó posteriormente ante la presencia de un avión de combate Sukhoi-27.

El F-16 había intentado posicionarse cerca de la aeronave en la que iba el titular de defensa pese a que esta estaba sobrevolando aguas neutrales, dijeron agencias de prensa.

Según esas fuentes, Shoigu iba en dirección al estratégico enclave ruso de Kaliningrado para una reunión en la que se discutiría la efectividad de la defensa del flanco oeste de Rusia.

Uno de los cazas rusos que escoltaban a la aeronave de Shoigu se posicionó entre el avión del ministro de defensa y el F-16 e inclinó sus alas mostrando el arsenal que llevaba a bordo, lo que hizo que la nave interceptora se retirara de inmediato.

¿Qué más esperar entonces en el futuro inmediato?