Disloque a la española

El fracaso del intento de formar una administración nacional bajo el mando de Pedro Sánchez, líder del Partido Socialista Obrero Español, PSOE, coloca nuevamente a España en la ruta de las fluctuaciones en materia política.

Para algunas fuentes locales, el desacuerdo de los “socialistas” con el movimiento Unidas Podemos, de la izquierda más radical, sumado a la mancomunada oposición de la derecha  y centro derecha a meter las manos en un arreglo con Sánchez, provocaron que el  cabeza del PSOE no pudiese proclamarse jefe del ejecutivo, y por tanto el futuro inmediato pasa a depender de otras consideraciones.

Tanto el ultraconservador Partido Popular, PP, como el centrista de derecha Ciudadanos concordaron en “dejar la pelota en el terreno de la izquierda” en eso de crear gobierno, en una maniobra que analistas definen como “el  interés de mostrar a los electores las “fisuras insalvables” en el bando contrario, y apostar a nuevas elecciones donde esas discordias podrían restarle importantes apoyos al PSOE y a Unidas Podemos ante la “decepción  y el cansancio” de la ciudadanía.

Lo cierto es que en todo este tiempo a lo más que ambas fuerzas llegaron fue a hablar de un “gobierno de colaboración” que quedó en meras intenciones, porque es evidente que hasta hoy existen y subsisten grandes diferencias bilaterales en aquello de lograr una coalición con todas las letras.

Así, cerrada la votación parlamentaria, Carmen  Calvo, vicepresidenta del gabinete en funciones, dio por “cerrada la puerta” a todo diálogo con Unidas Podemos y culpó a su líder, Pablo Iglesias, de ser responsable de las tensiones.

No obstante, medios de prensa recuerdan que a horas de la fallida votación parlamentaria del pasado 23 de julio, Iglesias dio a conocer que no aspiraría a cargos en un posible gobierno de coalición si ello contribuía a facilitar un sufragio común con el PSOE y la creación de un gabinete mixto.

Por demás, a seguidas de las tajantes declaraciones de Carmen Calvo, desde la cabecera de Unidas Podemos se aseguró que se mantiene “la mano tendida” para conformar gobierno con los “socialistas” del PSOE.

Otras informaciones precisan que la presidenta de la Cámara Baja de España, Meritxell Batet, ya acudió al Palacio de la Zarzuela, donde comunicó oficialmente al rey Felipe VI el resultado de la consulta en el Parlamento.

A partir de aquí, añaden las fuentes, el monarca decidirá si abre una ronda de consultas políticas, o como hizo en 2016, da tiempo a los partidos para que sigan negociando posibles alianzas por un plazo de dos meses.

De no existir acuerdo en septiembre, se disolverían las Cortes y se convocarán nuevas elecciones para noviembre, lo que implicaría retornar forzosamente a los comienzos de esta larga y compleja aventura.

De manera que solo resta esperar cuales de estas vías será la escogida por la Corona, que consideraciones o reconsideraciones asumirán los diferentes partidos políticos españoles y, sobre todo, cómo reaccionarán aquellos que se verían impelidos a  volver a depositar sus votos en las urnas en un proceso que no habla nada bien de la dinámica interna impuesta por esas mismas fuerzas en disputa.

Porque sin dudas, como decía un español de a pie: “Hostias, la cosa está como para pensar… y bastante.”