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sábado, 5 de octubre de 2024

Derecha avanza hacia presidencia chilena

Fuerzas progresistas tienen hasta noviembre para ascender en votos...

Clara Lídice Valenzuela García en Exclusivo 05/07/2017
1 comentarios
Sebastián Piñeira, elecciones en Chile 2017
Piñera, en declaraciones públicas recientes, prometió la creación de un millón de puestos de trabajo.

En política, como en el béisbol, nada está dicho hasta el último out, que en Chile se cantará el próximo 19 de noviembre cuando se cierre la última urna de las elecciones presidenciales y se concrete lo que ahora es una posibilidad: Sebastián Piñera podría retornar al Palacio de La Moneda.

Ese día, en el que están convocados 14 121.316 ciudadanos con derecho a voto, también se elegirán 155 diputados (período 2018-2022) y 23 senadores (2018-2026).

La certeza de que Piñera, el tercer hombre más rico de Chile, gane los comicios que lo situarán de nuevo como jefe de gobierno está planteada, ahora, sobre la base de su triunfo en las primarias efectuadas el pasado día 2, cuando se midieron su coalición derechista Chile Vamos y el joven Frente Amplio, que cifra sus esperanzas en la periodista Beatriz Sánchez, defensora de la lucha estudiantil y de los movimientos populares.

El oficialista Nueva Mayoría prefirió —y quizás ahora le pesa— no presentarse a la liza. Quizás hubiese desviado un porcentaje de votos alcanzados por Piñera, ya que en definitiva comulgan en el mismo bando del neoliberalismo con distintos discursos, pero con el mismo entendimiento.

Una Nueva Mayoría dividida —que no oculta que los resultados hubiesen sido diferentes si el exmandatario del Partido Socialista Ricardo Lagos (2000-2006) hubiese aceptado su postulación— presentará dos candidatos, sin pasar por el tamiz previo de la población: los senadores Alejandro Guillier y Carolina Goic.

A pesar de que el día de las preliminares se jugaba la Copa Confederaciones entre Chile y Alemania —ganada por los europeos 1 x 0— y las temperaturas eran bajas, los simpatizantes de la derecha acudieron a los centros de votación, mientras los de otros partidos prefirieron quedarse en casa a ver el partido final entre los dos grandes equipos.

Lo cierto es que en este balón de ensayo de las presidenciales, casi un millón 800 mil personas salieron a votar (ojo con el altísimo abstencionismo general) y favorecieron, por casi cuatro veces, la votación de Chile Vamos ante el incipiente Frente Amplio, con 327 000 boletas, muy por debajo de sus expectativas, y una Nueva Mayoría que entregó sus militantes centristas a Piñera.

“Hemos superado con largueza el millón de votos”, apreció el candidato de Vamos Chile (827 347 en solitario) quien no ve como un peligro, dijo, a la candidata Sánchez, reportera de radio La Clave, con un 67 % de las boletas a su favor, pero que deberá esforzarse al máximo para enfrentarse en una segunda vuelta, si la hay, al ex mandatario.

Piñera, en declaraciones públicas recientes, defiende el fortalecimiento de la lógica del mercado como sistema de organización social y prometió la creación de un millón de puestos de trabajo. Líder del partido de derecha Renovación Nacional, reaparece como exponente de un llamado “cambio” con un lenguaje neoliberal más polarizado.

“No voy a esconderme de la mascarada ideológica propia de la Concertación (Nueva Mayoría ahora), que disfraza medidas promercado tras el discurso socialdemócrata de los derechos”, argumentó.

En este contexto de cartas marcadas, analistas estiman que el gobierno de Bachelet también tuvo responsabilidad en los resultados comiciales, en un país donde el voto es voluntario.

Además de la ausencia de sus competidores en primarias, hizo muy pocos esfuerzos para una convocatoria como amerita la selección de quienes encarnan un cambio de gobierno que, si se cumplen las previsiones, no hará muchas diferencias políticas y económicas con el actual.

Aunque quiso desmarcarse de las preliminares, esas fuentes estiman que la gran perdedora del pasado domingo es la Nueva Mayoría que centra sus esperanzas en noviembre, pero a la que desde ahora auguran la derrota ante una derecha poderosa y cohesionada.

Hay que considerar, en la hipótesis, que Piñera capitalizó por si solo más de 800 mil votos —previstos para los tres precandidatos en disputa— lo que le garantiza un triunfo holgado y una mayor seguridad en su campaña.

El triunfo del expresidente, aún con la Copa, el frío, y la pobre movilización popular, indica que hay una franja amplia de chilenos seguidores de la derecha representada por Chile Vamos, que lleva 25 años en el poder, por lo que los resultados no sorprendieron. Algo similar habría ocurrido con Nueva Mayoría, que mantiene un electorado fiel, pero se perdió la parte del pastel.

En opinión del especialista Carlos Correa, “Piñera tuvo un regalo del cielo, que fue que la Nueva Mayoría no se presentó, por lo tanto, sus votantes se fueron hacia allá. Además, está el discurso práctico que levantó Piñera, del crecimiento, el que va más allá del voto de la derecha dura, allí vieron una ilusión de un país que se reencauza”.

Según Correa, “es un error más grave de lo que parecía: le dieron más espacio al competidor más peligroso que tenían”, cuando incluso uno de sus candidatos, Guillier, exhortó a “ver el partido (de fútbol), comer un asado y luego dormir una siesta”. Cuando se realizó el escrutinio, fue que Nueva Mayoría se percató de que estuvieron invisibilizados para el electorado.

El oficialismo se confió. Los chilenos ya conocen a Piñera, aliado de Estados Unidos y defensor del libre mercado, represor de los estudiantes y líderes progresistas, pero tampoco simpatizan con el oficialista Nueva Mayoría.

Bachelet salió por un pelo en el 2014, cuando un 60 % de los votantes se quedó en casa, y hubo una casi absoluta abstención de los jóvenes (90 %), lo cual indica el desgaste de las opciones políticas y la nunca declarada pero visible complicidad del bipartidismo, aún cuando existe la maduración incipiente de nuevas opciones políticas.

POR DEBAJO DE LAS EXPECTATIVAS

El Frente Amplio, a pesar de que se mantiene como la tercera fuerza en la liza de noviembre, no logró la aspiración de sus dirigentes, quienes aseguraban que como bloque sacarían al menos la mitad de los votos de la derecha.

Sin perder de vista que tienen cuatro meses por delante para acortar la distancia con los otros dos grandes y antiguos partidos en competencia, el diputado Giorgio Jackson, delegado de Revolución Democrática en el Frente Amplio, consideró que “para poder pasar a segunda vuelta tenemos que cuadruplicar los votos que obtuvimos hoy día, ahí hay un desafío de crecimiento a nivel territorial, digital y también político”.

El Frente necesita, para aspirar a una segunda ronda, captar a los votantes de Nueva Mayoría inconformes con sus dos candidatos, y a los desencantados del oficialismo, o quedarán reducidos a un nicho, incapaz de atraer una ciudadanía que solo ve repetirse los ciclos políticos luego de la caída de la dictadura de Augusto Pinochet (1990).

Para el director de Fundación Crea, Andrés Cabrera, las puertas aún están abiertas para el Frente, “pues aún falta mucho y puede haber una apertura de aquí a noviembre”, ya que esta es la primera elección del nuevo bloque de tintes izquierdistas con dos caras visibles: una moderada y otra radical.

Por tanto, ahora el objetivo propuesto por Sánchez es convencer y movilizar a la izquierda moderada, pues si no queda enclaustrada con los llamados “duros” del Frente, identificados en los 300 000 votos alcanzados por la agrupación, pero que entonces solo sería una base sin crecimiento.

Y aunque no logró su meta del medio millón de boletas favorables, expertos califican al Frente de presencia importante y con tendencia a crecer en los próximos meses.

La unidad nacional nunca ha sido el fuerte de la población chilena. Pero sí hay claridad en ciertos sectores políticos y sociales, como sindicatos y organizaciones estudiantiles, de que existe en la nación andina una hegemonía política que se mueve en la arena neoliberal, sacudida por las masivas movilizaciones populares a favor de la nacionalización del cobre, y una educación gratuita y de calidad, así como reformas laborales y de pensiones.


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Clara Lídice Valenzuela García

Periodista

Se han publicado 1 comentarios


anaudis
 6/7/17 13:01

Ojala se logre la unidad de las fuerzas de izquierda en Chile, porque los problemas sociales se agudizaran mucho más, recodermos que esta es la batalla silenciosa del Imperio contra las fuerzas progresitas de la región, los chilenos darán 100 pasos atrás.

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