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jueves, 3 de octubre de 2024

Ansiedad de la derecha venezolana

La causa es la salida de Nicolás Maduro sin medir precio...

Clara Lídice Valenzuela García en Exclusivo 10/10/2016
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Las principales figuras de la contrarrevolución venezolana, léase derecha, está ansiosa, como lo están sus compinches regionales y Estados Unidos —siempre con su doble rasero— porque observa impotente como se estrellan sus planes de sacar del Palacio de Miraflores, a cualquier costo y aun burlando las leyes, al presidente Nicolás Maduro.

Esa desazón, que raya lo enfermizo dado el odio que sienten por la Revolución Bolivariana y sus líderes, es una acumulación de los fracasos que han sufrido durante más de 15 años ante un proceso que aunque atraviesa difíciles momentos internos no se da por vencido y resiste por el bien mayor de su pueblo.

No puede decirse que la vida en Venezuela es color de rosa. Son muchas las causas, desde errores internos cometidos por el gobierno, hasta una situación económica rayana en el desastre debido a los bajos precios del petróleo y un desenfoque en las prioridades productivas.

¿Qué hay inquietud política en el pueblo acostumbrado a las bonanzas revolucionarias? La hay. ¿Qué la militancia del Partido Socialista Unido de la Revolución estaba adormecida y es ahora que se moviliza? También, y esa pérdida de unidad con la base ha sido un elemento perturbador. ¿Qué Maduro hace lo posible e imposible por mantener a flote el país? Es verdad. ¿Qué sus enemigos son poderosísimos? Lo son.

Quizás la política oficial pudo ser mejor, a pesar de que desde que tomó el gobierno hace más de tres años a Maduro apenas lo dejan gobernar los continuos ataques internos y exteriores en contra de su administración. Es difícil —pero él ha probado que no es imposible— mantener un equilibrio ciudadano cuando un régimen imperialista como es Estados Unidos consideró a Venezuela una amenaza inusual y extraordinaria a la seguridad del mayor imperio contemporáneo, una actitud ridícula y extemporánea de Barack Obama.

La muerte de Hugo Chávez hace tres años es quizás el golpe más fuerte que recibió la Revolución Bolivariana. Líder único, con su valentía, su carisma y su don de pueblo hizo temblar más de una vez a la dirección derechista interna y de la región —con su archienemigo el colombiano Álvaro Uribe a la cabeza— y al propio Estados Unidos.

Pero Chávez no está, infelizmente. Si viviera, otro sería el panorama. Su fallecimiento dejó a su pueblo huérfano, a pesar de la admiración que siente por Maduro que intenta llenar un vacío político. Luego de su muerte, los enemigos de la Revolución Bolivariana que él fundó, aprovecharon el espacio desolado de sus seguidores y arreciaron, como nunca antes, los ataques contra Maduro y sus seguidores, que no son pocos.

Ante la Venezuela post-Chávez enfiló la derecha un plan orquestado, no en Caracas, sino en Washington, pues sabido es que uno de los problemas que tienen los grupos de esa afiliación en Venezuela es la falta de un líder local. Entonces, en un deja vu en Chile, emplearon los mismos mecanismos, salvo el uso de la fuerza militar, empleada en el derrocamiento del presidente socialista Salvador Allende en 1973. Ahora, con una tecnología de punta a su favor.

Sabotajes, acciones violentas, desabastecimiento de productos esenciales, uso de los medios de comunicación en manos conservadoras para confundir —y lo logran— a la población venezolana. Declaraciones injerencistas de Washington; creación de una alianza entre los ahora derechistas gobiernos de Argentina, Brasil, y Paraguay; búsqueda del aislamiento político de la dirección venezolana en la Organización de Estados Americanos y el Mercado Común del Sur (MERCOSUR).

Ahora, la esperanza de la derecha que solo obtuvo un triunfo en estos 17 años revolucionarios —en parte debido a los desenfoques gubernamentales en política interna— cuando ganaron la Asamblea Nacional (Parlamento) está puesta en el revocatorio de Maduro, una figura de consulta popular planteada por Chávez en la Constitución Nacional.

Pero no es tan fácil, y eso es lo que los tiene desesperados. El Consejo Nacional Electoral (CNE) sigue con sumo cuidado los pasos implantados para la celebración de un revocatorio y declaró que la solicitud de los parlamentarios derechistas de que sea este año es absolutamente imposible. Y no se conforman y amenazan.

¿Por qué el desespero? La derecha está consciente de que entró con la solicitud del revocatorio después de la fecha límite para hacerlo. Se aceptó porque puede hacerse en cualquier momento para iniciar un proceso de varios meses hasta llegar a las urnas.

Si se efectuara este 2016 y Maduro perdiera, el gobierno está obligado a convocar elecciones generales a las cuales el presidente no podría presentarse.

Pero, según explica el CNE que ya autorizó, la derecha presenta del 26 al 28 de este mes cuatro millones de firmas (20 por ciento del registro de votantes) para la convocatoria, aún deben ser revisadas durante un mes y se requieren otros tres para organizar la consulta.

O sea, que de cumplirse todas las fechas, el revocatorio podría realizarse en febrero o marzo del 2017, nunca antes del 10 de enero, cuando el mandatario cumple cuatro años en Miraflores.

Hay varios escenarios a partir de la consulta y sus resultados. Si Maduro es revocado por el pueblo en 2017, a dos años de cumplir su mandato, podría colocar en su lugar a su vice Aristóbulo Istúriz o a otro dirigente, pues el cargo depende de su nombramiento.

La Mesa de la Unidad Democrática (MUD), en que se agrupan las principales figuras de la contrarrevolución, podría incluso derrotar a Maduro, pero nada tiene que ofrecer como plan de gobierno en nuevos comicios, ya que su agenda inmediata es la desestabilización y desprestigio del gobierno y sus líderes.

En ese sentido, el estratega político Juan José Rendón, quien asesora a la oposición y también al colombiano Uribe, considera —según medios de prensa venezolanos— la creación de una organización más amplia, que agrupe a la lacra política de la nación —exiliados, chavistas traidores, gremios que responden a la oligarquía entre otros— porque la MUD “solo convoca para marchar y secuestró los intereses de la ciudadanía”.

Es muy complejo el panorama venezolano, pero Maduro, como Chávez, tiene en la unidad cívico-militar una columna que logra aguantar los embates de sus enemigos y sus diferentes formas de agresión. Ello, a pesar de los quiebres sentidos en los últimos años a lo interno.

Son excepcionales las naciones sometidas a tan duros ataques capaces, no solo de resistir, sino de pensar en el futuro. No fueron pocos los sorprendidos con el inicio del curso escolar en un país que vive guerras no declaradas. Las clases comenzaron en 30 000 escuelas, 200 de ellas de estreno, las familias recibieron a bajos precios 1,5 millones de conjuntos de uniformes escolares; nueve millones de cuadernos, 20 millones de textos y 300 000 laptops que alegraron la vida de niñas y niños que, y ojalá nunca pasen, ni en sueños obtendrían tales privilegios bajo un gobierno vendido a Estados Unidos.

Entonces, bajo estas premisas, y ante la negativa a un revocatorio adelantado fuera de la ley, podría esperarse un detonante de las ansiosas fuerzas contrarrevolucionarias basadas en el odio y la violencia sin tregua.


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Clara Lídice Valenzuela García

Periodista


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