En medio de una bóveda centenaria encontré los estantes, decenas de libros viejos, de esos que casi tienen barbas, esperaban allí por nuevos lectores. Literatura universal, autores reconocidísimos, obras por descubrir y escritores casi desconocidos ocupaban todo el lugar.
Para quien ama la lectura y encuentra en ella una puerta de escape, o más bien de salvación, no hay olor más exquisito que el que se desprende al hojear un libro, lo mismo si acaba de ser impreso que si ha sido leído mil veces.
Para ellos, para nosotros, el paraíso en la tierra ha sido por estos días la Fortaleza de San Carlos de La Cabaña, institución que acogió la XXVIII edición de la Feria Internacional del Libro (FIL), Cuba 2019.
La Cabaña, construida por los españoles para salvaguardar sus recursos y proteger La Habana en el siglo XVIII, ahora es como una ciudad redescubierta, esa es la sensación que invadió a quienes llegaron a sus calles adoquinadas.
Aproximadamente cuatro millones de ejemplares de alrededor de cuatro mil títulos estuvieron a disposición del público en ese lugar durante en la mayor fiesta literaria del país, cita que atrae cada año a lectores de toda la isla.
Conocimiento, editorial, cultura, poeta, salvar… así recree en mi mente a manera de “cadáver exquisito” (juego muy común entre intelectuales), las palabras que escuchaba en cada stand, pabellón o sala expositiva dispuestos a lo largo de las arterias de la otrora fortaleza militar.
Hemos descubierto un país que respira cultura, afirmó en el habitual espacio Encuentro con… Azzedine Mihoubi, Ministro de Cultura de la República Argelina Democrática y Popular, país invitado de honor a la XXVIII edición de la Feria Internacional del Libro; y si, eso es Cuba, un país que no sabe vivir sin el arte.
FIL Cuba trajo propuestas para todos los públicos, los más exquisitos lectores, los imberbes… Tanto es así, que el nuevo librero (porque después de la Feria es necesario) ya tiene títulos como Había una vez, Espejos, Los pasos en la hierba, Canción de Rachel, Aquello estaba deseando ocurrir, y muchos otros relatos, novelas, una necesaria antología de periodismo; y con un poco de suerte tal vez logre tener Rayuela.
Durante 10 días los amantes de la literatura disfrutaron de diversas actividades culturales, entre presentaciones de textos, conciertos, conferencias, muestras de cine y exposiciones de artes visuales, distribuidos en varias sedes, aunque la mayoría de las propuestas tuvieron lugar en La Cabaña.
El considerado todo un fenómeno cultural del pueblo cubano, recogió en su programa un total de 127 expositores de 44 países de los cinco continentes, quienes presentaron más de 800 novedades, en su mayoría literarias.
La Feria retomó en esta edición sus espacios habituales donde el público intercambió con personalidades como el teólogo brasileño Frei Betto; el reconocido periodista Walter Martínez; el popular escritor Leonardo Padura; y sobre todo con Eduardo Heras León, a quien estuvo dedicado este certamen que, desde 1982, difunde y pone a dialogar buena parte del arsenal literario nacional y foráneo.
FIL Cuba, en general, concluirá el 14 de abril en la oriental ciudad de Santiago de Cuba, luego de haberla desarrollado en la mayoría de las provincias de la isla.
El multitudinario evento tendrá detractores, siempre los hay, pero es innegable la grandeza del espacio, donde todos salen ganando, porque genera inquietudes literarias e intercambio cultural.
La verdad es que un libro en un estante, en medio de una bóveda centenaria, puede ser el cambio que necesita el mundo, solo se necesita un lector.
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