miércoles, 25 de septiembre de 2024

Teatro La Caridad: joya de la cultura villaclareña y cubana

El 8 de septiembre de 1885, Día de la Caridad del Cobre, fue inaugurado el Teatro La Caridad, donado a los pobres de la ciudad de Santa Clara por su Benefactora Marta Abreu, y joya de la cultura villaclareña y cubana…

Narciso Amador Fernández Ramírez en Exclusivo 08/09/2022
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Teatro-La Caridad-Santa Clara
Teatro La Caridad sometido ahora a un proceso capital de restauración para devolverle el esplendor a uno de los coliseos más emblemáticos de Cuba. (Tomada del periódico Granma, órgano oficial del PCC)

El 8 de septiembre de 1885 nació la institución más preciada de la cultura villaclareña: el Teatro La Caridad, obra de la insigne patriota y Benefactora de Santa Clara, Marta Abreu de Estévez.

Desde entonces, La Caridad ha servido de escenario a lo que más vale y brilla del talento artístico cubano e internacional y su escenario se precia de haber acogido, entre tantos grandes del arte, al tenor italiano Enrico Caruso, a Libertad Lamarque, la Novia de América, al actor Jorge Negrete y a la simpar ballerina cubana Alicia Alonso.

Incluso, en su platea, se celebró una singular partida de ajedrez; en la cual, las piezas eran personas y en ella intervino el genial ajedrecista José Raúl Capablanca y Graupera, nuestro campeón mundial del juego ciencia.

Su construcción, por el arquitecto Herminio Leyva, duró apenas un año, tal y como refiere la Dra. Carmen Sed Fernández en el libro Sentido social de un teatro, publicado en 1953.

Texto valioso que incluye los antecedentes del proyecto, llevado adelante, con el dinero de Marta Abreu, por su esposo, el abogado matancero Luis Estévez Romero, quien llegaría a vicepresidente de la República durante el gobierno de Tomás Estrada Palma (1902-1906):

«Hace algún tiempo que mi esposa concibió, el proyecto de legar un teatro al pueblo de Villaclara, a fin de realizar con sus productos obras de caridad y beneficencia (...); al efecto -y como paso preliminar- me dirijo a usted en su nombre, preguntándole si el Municipio podrá cederle el local que ocupa el ex convento de San Francisco, que sin disputa es el más adecuado para un teatro».

Dos fueron los proyectos presentados por el arquitecto Herminio Leyva a Doña Marta y a Don Luis Estévez. Uno, comprendía toda el área disponible del terreno y el otro, más reducido, dejaba sin utilizar un espacio a ambos costados del edificio. Este último, resultó el aceptado por el matrimonio, a un costo ascendente a 150 mil pesos oro.

El 28 de julio de 1884 comenzaron las obras. A punto de finalizar la construcción del edificio, el entonces Alcalde de Santa Clara, Dr. Rafael Tristá, propuso un acto de homenaje a la Benefactora, acordándose la fecha del 9 de septiembre, un día después de la inauguración oficial del teatro, fijada para el 8 de septiembre, día de la Caridad del Cobre, nombre que llevaría el teatro.

De dar una idea de la magnificencia del teatro La Caridad se encargó el periodista e intelectual santaclareño Ricardo García Garófalo, en un artículo recogido en una Hoja Literaria, publicada el propio 8 de septiembre de 1885 y cuyo original se conserva en el Archivo Histórico Provincial de Villa Clara:

«Consta el edificio de 30 metros de frente y 47 de fondo, ocupando una superficie de mil 288 metros 2. Tiene 19 de elevación la línea central del pórtico, lo que le da un aspecto grandioso y artístico en alto grado. Está el edificio cimentado sobre rocas serpentínicas. Las paredes del cuerpo central tienen 85 centímetros de espesor y 65 las restantes. Los materiales empleados son: ladrillos, alguna sillería traída de Matanzas, arenas de río y de alguna mina, cales grasas, hierro y madera. La armadura del edificio es de hierro con cubierta de tejas calaminada. El aire más puro circula, pues, libremente. A 144 asciende, por lo demás, el total de puertas y ventanas en todo el edificio. Tiene el teatro cinco entradas diversas y nueve puertas para que salga pronto y cómodamente el público en caso de alarma.

«En el vestíbulo, lujosamente adornado y que compite con lo más bellos de su clase, figuran los bustos de Calderón y Etchegaray, luminosas personificaciones del teatro español de los siglos XVII y XIX. Los muebles que decoran el suntuoso vestíbulo, que contribuyen a su notable elegancia, han sido fabricados en Santa Clara por expertos artistas del país. 

«Las lunetas son 250 y se recomiendan por su amplitud y comodidad que ofrecen al espectador. Los palcos son 32. El segundo piso cuenta con 80 butacas. Súmese los asientos correspondientes a tertulia y paraíso y se verá que el teatro puede contener holgadamente más de mil personas. La parte escenográfica nada deja que desear. La pintura del techo es debida al reconocido talento del señor Salaya (Camilo Salaya, pintor filipino) y se recomienda por su brillantez y buen gusto. La impresión que el magnífico edificio produce en el ánimo del espectador es verdaderamente excepcional, sin exageración puede decirse que, por la severa elegancia de sus líneas, por su magnificencia,  por lo discreto y suntuoso de su decorado, por todos y cada uno de sus detalles, en suma, el teatro de Santa Clara es el más bello monumento erigido hace años en Cuba; un timbre de gloria para el generoso corazón de Marta Abreu; y un testimonio honrosísimo de verdadera inspiración para el ingeniero arquitecto señor D. Herminio C. Leyva, a quien se debe el hecho digno de notar de haberse erigido en tan corto tiempo tan bello y monumental edificio.»

Para el día inaugural, aquel ya lejano 8 de septiembre de 1885,  según refiere el periódico La Perseverancia: «Habló el ilustre orador Rafael Montoro. Después púsose en escena por los aficionados villaclareños Los lazos de familia, La sinfonía Vals del señor Palma; y la representación Vale más maña que fuerza. El pintor Salaya leyó una poesía A Villaclara de Ángel Lussón de las Cuevas, y la función terminó con la polka La Pasionaria»

Han pasado 137 años de aquella función inaugural a la que asistiera la Benefactora Marta Abreu y su esposo Luis Estévez, pero el brillo de aquella noche y la luz que emana del Teatro La Caridad –ahora sometido a un proceso capital de reparación- no se opaca.

Y para que no olvidemos la magnitud de la obra y el enorme corazón que movía a la insigne Doña Marta, vale recordar un fragmento de las palabras de Rafael Montoro, invitado especial para la fecha inaugural:

«Las mayores fiestas de los pueblos civilizados son las que consagran a enaltecer los hechos de generoso civismo con que las grandes almas realizan en actos memorables, el fecundo principio de la solidaridad social. El magnífico teatro que debe Santa Clara a la munificencia patriótica de su preclara hija, es un monumento erigido al arte y a la caridad por el más noble civismo. La arquitectura es el arte simbólico por excelencia. Así, para Santa Clara quedará siempre simbolizada, en el edificio que hoy se inaugura la gratitud y la admiración de todo un pueblo, el desinterés ejemplar, el celo inigualado de su bienhechora, modelo brillantísimo de virtud, inspiración y patriotismo»


Fotocopia de la Hoja Literaria publicada en ocasión de la inauguración del Teatro La Caridad, ocurrida el 8 de septiembre de 1885 (Tomada por el autor del original que se conserva en el Fondo Garófalo del Archivo Histórico Provincial de Villa Clara)


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Narciso Amador Fernández Ramírez

Periodista que prefiere escribir de historia como si estuviera reportando el acontecer de hoy


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