Cuentan que sus manos eran poderosas y percutían el tambor de una manera muy especial. No en balde, Arístides Soto fue el único percusionista cubano galardonado con el Premio Nacional de la Música.
Había nacido en el barrio de Leguinas, en el municipio de Güines (actual provincia de Mayabeque), el 30 de junio de 1930, y en este 2018 se conmemora el décimo aniversario de su desaparación física.
Para los entendidos en la materia, Tata Güines —el nombre con que alcanzó la inmortalidad Arístides Soto— era un percusionista excepcional, que ejecutaba el instrumento con gran limpieza sonora y poseía un bastísimo conocimiento de la técnica de percusión popular.
Dentro de su especialidad llegó a la máxima expresión posible este representante de la cultura folclórica nacional. Su legado está vivo en varias naciones del orbe donde Cuba y su música tradicional se conocen gracias a Tata Güines.
Hace unos 15 años tuve la oportunidad de verlo en plena ejecución artística, recordando, desde el canto, al famoso rumbero Malanga. Fue en las ruinas del Cafetal Angerona, en ocasión de la clausura de un evento de patrimonio intangible, organizado por el desaparecido Centro Nacional de Conservación, Restauración y Museología (CENCREM).
Esa tarde visitamos su humilde morada, ya desde entonces convertida en museo de la localidad. Pude conversar con él acerca de sus vivencias y la importancia de conservar las raíces autóctonas. Por desgracia, esa entrevista sufrió las consecuencias de la transición del período analógico a la digitalización del sonido y no la pude conservar ni transcribir.
Desde su deceso, Arturo Soto, su hijo, lleva la batuta de la agrupación Tata Güines, un grupo músico-danzario donde el director toca un tambor bautizado con el nombre de su padre.
Hoy la rumba de Tata Güines y sus seguidores se puede escuchar en dos programas de emisoras capitalinas: Radio Metropolitana y Radio Cadena Habana. Varias producciones discográficas nacionales y foráneas, entre ellas el CD Cubafonía (Brownswood Recordings, 2017), de la cantante Daymée Arocena, incluyen en su repertorio esa expresión del arte popular criollo donde la percusión ocupa un lugar protagónico.
El sueño de muchos rumberos era organizar un festival en honor al percusionista de Leguinas que llegó a ser reconocido como una leyenda del guaguancó. Por iniciativa de Artuto Soto ve la luz la primera edición del Festival Internacional Cuba Rumba: Tata Güines in Memoriam, que se desarrolla durante dos jornadas en esta capital.
El programa del evento comprende conferencias magistrales de percusión, clases de canto y baile, en la sede de la Asociación Yoruba de Cuba, y un homenaje a la mujer en la rumba, con la presencia de la agrupación folclórica Obbini Batá.
Otros escenarios del evento son el Café Cantante del Teatro Nacional de Cuba y el Palacio de la Rumba, donde tendrán lugar conciertos de agrupaciones cultoras de ese complejo musical. Para el 30 de junio, en el Conjunto Folklórico Nacional (Calzada y 4, en el Vedado), a las 3:00 de la tarde se presentarán la agrupaciones Clave y Guaguancó y Rumba Ávila.
A las 8:00 de la noche, en el cine teatro Avenida, de Playa, se recordará el aniversario 88 de Tata Güines con la presencia de la agrupación que lleva su nombre, a la que se sumarán los Muñequitos de Matanzas, el proyecto Ruedas de Casino, el cantautor Gerardo Alfonso, Ronal y Explosión Rumbera, el proyecto infantil Afrocubano, Denis y su Swing y Carlón y la 9na.
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