Mátame tres veces es un homenaje del director Kriv Stenders al cine de Taratino y Guy Ritchie: Unos pocos escenarios salpicados por muertes azarosas e inesperadas, que sorprenden por la poca importancia que tienen para los personajes dentro de la película; algunos actores que devienen víctimas y/o victimarios indistintamente; una música tan burlona y tan presente que se introduce como personajes más.
Y malas intenciones. Todos los personajes de Stenders son impuros. Y aunque la cinta no tiene la intensidad y el sello de calidad a toda prueba que tiene Tarantino —más bien pudiera ser un Tarantino descafeinado—, la película logra aprovechar sus buenos actores y su guión, jocosamente enrevesado, para ofrecer un divertimento que no tiene demasiado que envidiar al de los directores que homenajea.
El argumento de Mátame tres veces (año 2014), escrito por James McFarland es: Charlie Wolfe es un asesino profesional contratado por Jack para matar a su esposa Alice, por adulterio. Pero cuando va a realizar su tarea, este matón experto contempla, divertido, las torpezas de unos novatos que se le adelantan en la empresa.
Magníficas localizaciones y una música extradiegética graciosísima apoyan con cierto grado de cinismo y humor negro a las historias cruzadas que conforman el guión, que sucede siempre en retrospectiva —algo parecido a lo que hizo Christopher Nolan en Memento (Amnesia) (año 2000).
Mátame tres veces—en su título original Kill me three times— deviene así un típico thriller de enredo en el que varias historias y personajes van afluyendo hacia un final convergente y rocambolesco. Con tan solo la presencia de Alice Braga, Sullivan Stapleton, Teresa Palmer, Callan Mulvey, Luke Hemsworth y Bryan Brown —apenas media docena de actores—, el show lo roba Simon Pegg con su psicótica y entretenida interpretación de Charlie Wolfe, que queda bastante lejos de otros papeles del británico, al menos en cuestión de tono, y que nos demuestra su buen hacer como comediante.
El resto del reparto está más o menos a la altura, pero se deja notar mucho menos. En cuanto a su realización y montaje, estamos ante la típica película vibrante a la que solemos estar acostumbrados en este particular subgénero, mas no deja de ser más que correcta.
Coherente con su admiración por el cine de Tarantino, Stenders intenta copiarle a este director su estilo propio y único. Así como Quentin, por ejemplo, en Kill Bill, combinó el estilo de las películas de kung fu de Sonny Chiba y los spaghetti westerns de Sergio Leone, y rindió homenaje a sus íconos sin dejar de mantener su toque único y propio, así lo intenta Stenders con Tarantino. En cuanto a hacerlo con autenticidad… bueno, ya eso son palabras mayores.
Aram Joao Mestre León
28/3/16 14:05
Kill me three times, la vi hace 1 año, fue una experiencia bastante aburrida.
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