Nueva ojeada al Bolero de Ravel

Inspirado en danzas árabes y españolas vio la luz, en el París bohemio de 1928, el Bolero de Ravel, una de las obras cumbres de la música universal. En ella se encuentran antecedentes del minimalismo y está presente el interés por el color, el abstraccionismo, lo clásico, lo antiguo. No en balde ha sido una de las partituras más representadas en todo el mundo y de la cual se han realizado hasta la fecha 157 versiones.

Hace cinco meses atrás, el director artístico gallego Miguel Rubio se sintió seducido por un lugar vivo, urbano e innovador como la Fábrica de Arte Cubano (FAC). Nacía así la idea de realizar una relectura del Bolero de Ravel, a partir de su versión original para ballet.

“Porque es un ejercicio sublime de orquestación, de oficio, porque es sexy. Nuestra intención es actualizar este clásico y acercarlo a nuestros días con la integración de lenguajes contemporáneos en plena evolución, como el teatro, el performance o el audiovisual.

”Veía la puesta en escena del Bolero en una fábrica. Lejos de pesados telones, decorados obsoletos y presupuestos insostenibles. Presentamos este clásico inagotable en un lugar como FAC que responde al concepto más sorprendente del panorama actual nacional”, explica el director artístico.

Así, entre el 24 de abril y el 1.^o de mayo se presentará en forma de performance en la Fábrica de Arte Cubano. El músico X-Alfonso, gestor de esa institución cultural, admitió que el estreno del Bolero, en la nave 3 de FAC constituye “un reto y nos sirve de ejemplo para realizar otras producciones, que no solo se pongan allí sino que luego puedan pasar a otros teatros o países”.

La pieza, de carácter performático, contará con la música de la Orquesta del ISA, adjunta al Lyceum Mozartiano de La Habana. La joven directora asistente de orquesta, Rocío Calle, asumirá el desafío de presentar esta versión orquestal sinfónica que hace muchos años no se interpreta en Cuba. Además, los estudiantes de música que forman parte de la Orquesta acompañarán en vivo las evoluciones de los bailarines, algo que nunca antes habían hecho.

Múltiples son los significados que se le atribuyen a la obra: “Muchos ven en el Bolero el triunfo de la muerte. Yo veo todo lo contrario. Una búsqueda deliberada de la belleza en el sonido, pero también el triunfo tanto del individuo como del colectivo”, asegura Rubio en las notas del programa de mano.

Dieciséis bailarines hombres, que provienen de la Compañía Acosta Danza, el Cabaret Tropicana, Danza Retazos, Danza Fragmentada de Guantánamo y algunos estudiantes del ISA, formarán el cuerpo de baile de la puesta en escena.

Abel Rojo, bailarín de la Compañía DanzAbierta, será el gran protagonista del Bolero de Ravel, en escenarios poco usuales como una mesa y un andamio. Rojo interpretará una coreografía donde se mezclan el folclor árabe y español con el acento de lo cubano.

Para la puesta en escena su director artístico apostó por el trabajo con nuevas generaciones de jóvenes experimentados pero con un gran bagaje cultural y una visión de futuro en cuanto a los procesos creativos y otras formas más novedosas del diseño de producción.

El elenco artístico está integrado por los coreógrafos Julio León y Yasser Domínguez; Pepe Gabilondo, en la dirección musical; Guido Gali, en las luces; Larisa López, en la fotografía; Muñoz Rodríguez, en los efectos especiales; y en el vestuario, Caridad Molina.

A ellos se suman Luis Damián Martínes, en la producción ejecutiva; en el diseño de producción y asesoría artística, Sandra Ramy; en la asistencia de dirección artística, Delia Coto y Ana Carla Guinart; en la producción, Yoana Grass; y en las relaciones públicas, Arianna Soto.

Como parte de los nuevos conceptos de producción, seis empresas españolas que realizan negocios en la isla apoyarán el desarrollo de esta puesta en escena.