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viernes, 4 de octubre de 2024

Murió Prince…Rogers no Royce

El conocido artista estadounidense fue uno de los músicos con más discos vendidos en el mundo. Su vida profesional y personal fue tan exitosa como contradictoriamente enigmática...

Mayra García Cardentey en Exclusivo 22/04/2016
2 comentarios

Decir ahora mismo en Cuba “murió Prince” produce cierta confusión generacional. Seguro saltaría la fanaticada de Prince Royce, el cantante estadounidense de origen dominicano, que ha cautivado a la adolescencia latina, especialmente en la Isla, con sus bachatas y canciones “romanticonas”. Pero no, tranquilas chicas y chicos, no ha sido este el príncipe muerto. De hecho, no es el primer coronado con este nombre en la historia de la música mundial.

El Prince que ya no está con nosotros es el Rogers, el también norteamericano, pero mucho, mucho más famoso y mejor músico que Royce; ese mismo que por la década del 80 emulaba con Madonna y Michael Jackson por ser el rey del pop; ese mismo que muchos cubanos y cubanas recordarán por su célebre banda sonora de la popular película Batman (1989) o de Purple Rain que le valiera un Oscar y dos Globo de Oro.

El genio de Minneapolis

Con este sobrenombre fue conocido uno de los artistas más versátiles y con más discos vendidos en la historia, unos 100 millones de álbumes. Su diversidad creativa le valió, igualmente, unos siete premios Grammy así como el ingreso al Salón de la Fama en 2004.

Prince Rogers Nelson, su nombre total y original no como el seudónimo de Royce, fue un ícono del pop e ídolo de millones de personas. Autor de unos 39 discos, cuatro de ellos publicados en el último año y medio, es considerado como uno de los principales renovadores de la música popular contemporánea.

Fue desde niño un gran autodidacta: aprendió a tocar guitarra solo a partir de sintonías de series de televisión. Llegó a ser un gran multinstrumentista, a tal punto que en su primer disco For you en 1978, interpretó todas las notas que se escuchan en la grabación. Según sus propias declaraciones, podía tocar hasta 30 instrumentos. 

En ese sentido, Prince bebió de las fuentes del soul, funk, rock y new wave estadounidense, y de otra diversidad de géneros, que le permitió armar interesantes cocteles musicales.

A la vez, combinaba en peculiar amalgama muchas características en el escenario: guitarrista impresionante, intérprete temperamental, bailarín dotado y sorprendente diseñador de vestuario.

Para algunos fue un mito viviente, para otros casi una leyenda capaz de ofrecer los shows más salvajes y eléctricos de la música pop, mucho antes que Britney Spears y Justin Bieber pensaran cantar, o incluso nacer en el caso de este último.

De hazaña califican entonces los críticos su actuación con récord de audiencia en el Superbowl de 2007, así como sus míticos 21 conciertos consecutivos en el O2 Arena de Londres.

No por gusto fue considerado por la revista Time como una de las cien personas más influyentes del mundo en 2010; o votado por los oyentes de la BBC como el octavo mejor guitarrista de los últimos 30 años.

Una vida cinematográfica

Pero la originalidad de Prince tuvo también expresión en su controversial existencia. Fue este polémico artista criticado y venerado a la vez por su imagen provocativa y las letras de varias de sus canciones que se convirtieron en pesadilla de instituciones y censores.

Tampoco faltaron quienes desdeñaron algunos de sus temas narcóticos y de un contenido sexual irreverente.

Conocidas fueron, asimismo, sus disputas con la Warner Bros por los derechos de su nombre; a la vez que se convirtió, en los últimos años, en un celoso perseguidor de la difusión libre de sus trabajos.

Algunos críticos y especialistas llegaron, incluso, a calificarlo como esquivo, enigmático, debido a la creciente mitología que se relacionaba con su persona.

Y es que hasta los últimos días el misterio rodea su vida, cuando fue hallado muerto sorpresivamente en la madrugada del pasado jueves en su residencia en Paisley Park, Minnesota. Con 57 años, la muerte del icónico intérprete resultó inesperada para el mundo de la música y sus millones de fanes.  

Si bien el 15 de abril al cantante se le había presentado una emergencia médica, sus voceros la definieron como una “fuerte gripe”. Él mismo intentó mostrar su buen estado de salud presentándose al día siguiente en un espectacular concierto; aunque tuvo que cancelar dos presentaciones posteriores.

Pero gripe o no, las causas de su muerte son todavía desconocidas, cual especie de epílogo de un artista inmoral y transgresor. La última semana fue precisamente extraña para el autor de las populares “When doves cry” y “Let's go crazy”, quien cierra inesperadamente una vida que bien pudiera servir de trama de una taquillera película. ¿Será?


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Mayra García Cardentey

Graduada de Periodismo. Profesora de la Universidad de Pinar del Río. Periodista del semanario Guerrillero. Amante de las nuevas tecnologías y del periodismo digital.

Se han publicado 2 comentarios


unowen
 28/4/16 10:54

El mismo equívoco que cuando murió Lenmy Kilmister y lo confundían con Lenny Kravitz :(

jorge el curioso
 22/4/16 10:27

Y mire usted.....que no es lo mismo brillar en epocas oscuras que haberlo hecho en la era del Michael.......saludos.

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