Me interesa ponerme diferentes trajes

“Si no me quito pronto el uniforme verde olivo tendré que inventarme alguna estrategia. Comienzo a preocuparme porque en la calle muchas personas, incluyendo policías, me saludan con el gesto militar, ya sabes. Me alegra porque eso demuestra que Silvia, la teniente coronel jefa de la Unidad Nacional Operativa ha sido un personaje creíble para las personas y para los compañeros de ese ámbito, y de alguna manera eso tributa a mi empeño como actriz en lograrlo”.

Y no le falta razón a Tamara Morales porque ciertamente el público ha agradecido verla en la serie policiaca UNO, con asesoría del Ministerio del Interior y bajo la producción de RTV Comercial. Y no solo en este producto audiovisual, sino también en todos en los que se ha integrado para la pantalla televisiva.

La guajira de Tierra Brava, la enfermera de Si me pudieras querer, la Ondina de Las huérfanas de la Obrapía, la Omaida de Latidos Compartidos e incluso La Polilla, de Dando Vueltas ( un personaje de mi niñez que recuerdo con mucho cariño) nos han mostrado una Tamara Morales orgánica, natural, cercana al mundo real.

“No me interesan los personajes repetidos. Hay actores que pueden transitar por el mismo personaje y lo hacen muy bien pero otros, como yo, tienen el interés de hacer personajes muy diferentes. Y es eso lo que realmente me enamora de esta profesión.

“Si te soy sincera, nunca me imaginé interpretando un personaje como la teniente coronel Silvia, pero esas sorpresas que trae la actuación, me hacen sentir siempre a gusto con lo que hago. Puedo ser eso ahora, y luego una doctora, y entonces tendré que estar meses en un hospital para ponerme en la piel de ese personaje…Luego puedo interpretar una constructora, una pintora…y será en todos los casos una experiencia nueva y enriquecedora”.

-¿Te sucedió así con UNO?

- Sí, pero sobre todo en esta segunda temporada que está en pantalla. En la primera temporada no pude tener la preparación previa que requería mi personaje porque en verdad no estaba yo incluida en el casting. Estaba inmersa en la preparación de la telenovela Latidos Compartidos y fueron a buscarme porque  la actriz a la que se le destinó ese personaje tuvo la suerte tremenda de quedar embarazada, y no podía continuar con el trabajo.

“Fue un reto para mí, confié en Roly Peña, en Luberta y ellos también confiaron en mí. Me apoyé en los actores y en el equipo que ya habían tenido esa preparación, pero sentía que Silvia tenía lagunas en su historia, y quería mejorarla. Para asumir la segunda temporada sí estuve alrededor de tres meses en 100 y Aldabó, compartiendo trabajo con un gran grupo de instructores, y entonces sí fue muy bueno y esclarecedor para mí el trabajo que ellos realizan a diario. Pude entenderlos mejor, y agradezco la ayuda de todos, y en especial de la teniente coronel Yoanka Aguilar, quien fue mi mentora, mi inspiradora para la preparación del personaje. Ahora disfruto a Silvia y la veo con más madurez, con más estabilidad…”

-Existe una Tamara Morales egresada de dirección de la Facultad de Medios Audiovisuales del Instituto Superior de Arte, y una a la que le complace mucho escribir…

-Tienes razón, y ya he podido matar el enano de estar frente de un equipo de realización siendo yo la directora, pero todavía tengo mucho camino para andar. Me falta tiempo  para saber si tengo las fuerzas y la paciencia que se necesitan para echar adelante un proyecto audiovisual con todas las de la ley. Felicito a los que logran hacerlo con el esfuerzo y la persistencia que demanda.

“Para este tipo de trabajo se necesita de un equipo bien llevado y aunque la mayoría de esos nombres y esos rostros no se ven en la pantalla vale la pena mencionarlos. Realmente no sé si podré reunir más adelante a un equipo así y a la vez, reunir a todas las Tamaras: la que le gusta escribir, la que le gusta actuar, la que le gusta dirigir…Pero te confieso que sí tengo algunos proyectos que podrán ver la luz en un futuro.

“También hice cosas en el cine como directora de casting y como primer asistente de dirección en algunos proyectos de largometrajes. Fueron experiencias maravillosas y las disfruté mucho, y son caudales de conocimientos que completan tu formación.

“Escribí para mi tesis de grado Dos hermanos, un audiovisual  que también pude dirigir, y en su momento tuvo su premio de guion en varios festivales y ahí me sentí motivada. Seguí haciendo mis intentos, en algunos casos les escribí sus cortos de ficción a algunos amigos, a otros les asesoré. Colaboré con Carlos Lechuga en  su ópera prima Melaza, trabajé con Daniel Díaz Torres en La película de Ana, pues la idea original es mía. Más recientemente trabajé con Raquel González en la serie De amores y esperanzas, en la que además actué en los primeros tres capítulos. Esos han sido mis coqueteos con el guion, y tengo otros guardados para cuando llegue el momento”.

-Has trabajado para niños, has hecho teatro, televisión… ¿y el cine?

-Lamentablemente mi ausencia en el cine no depende de mi elección. Le ha sucedido igual a muchas actrices cubanas. La poca producción de cine que hay en el país  ha provocado que muchas actrices de mi generación y otras más jóvenes y no tan jóvenes  no hayan podido vivir esa experiencia. Me gustaría mucho pero no ha llegado la oportunidad. Solo tuve la suerte de trabajar en el cine en una película de Daniel Díaz Torres, a partir de la cual conversamos sobre mis inquietudes como guionista y surgió  la idea de La película de Ana.

-Mientras se materializa el proyecto en el que fungirás como directora y eches a volar otros guiones… ¿qué harás?

-Pues esperar a que me toquen a la puerta y me ofrezcan propuestas que me interesen asumir.