//

martes, 19 de noviembre de 2024

La película cubana en la que trabaja Paulito FG

Vuelos prohibidos, el debut en la actuación de uno de los imprescindibles del género salsa en Cuba tiene demasiadas pretensiones baldías

Diany Castaños González en Exclusivo 25/08/2015
4 comentarios

Vuelos prohibidos implica el debut en la actuación del cantante cubano Paulito FG (Paulo Fernández Gallo), uno de los imprescindibles del género salsa en Cuba.

Famoso en la isla desde la furia salsera de los años noventa, el popular artista comparte protagónico con la actriz francesa Sanâa Alaovi, en una cinta cuyo rodaje tuvo lugar tanto en las calles de París como en el ambiente habanero.

Vuelos prohibidos es una película dirigida por el cineasta Rigoberto López, conocido entre otras propuestas, por un documental que lo lanzó a la fama entre el público cubano: Yo soy del son a la salsa (1997).

La joven Monique, de treinta y cuatro años, a raíz de la muerte de su madre francesa quiere cruzar el océano Atlántico para conocer a su padre cubano. En el aeropuerto, justo antes de tomar un avión camino a Cuba, se tropieza con Mario, un fotógrafo habanero (que, por cierto, jamás hará una foto) que le adelantará la zozobra que significa vivir en la isla.

Por causa de un retraso en el vuelo —o quizás, porque se morían de aburrimiento, en una película con el ritmo de Los 400 golpes de Truffaut pero sin, ni remotamente, sus intenciones ni mensaje—, Monique y Mario tendrán tiempo para debatir sus diferentes visiones y sentimientos sobre lo que implica la realidad de sus respectivos países.

El ritmo de Vuelos prohibidos, de tan lánguido, escuece. El guión es desatinadamente forzado. Los personajes carecen de motivaciones y deseos verosímiles. Por eso no es de extrañar que pasen, con una facilidad pasmosa, de ser desconocidos a discutir desnudos después del sexo, sin que ni ellos mismos entiendan demasiado por qué lo han hecho. Por si fuera poco, sus protagónicos, aunque se esfuerzan, carecen tanto de las más mínimas nociones de actuación que no llegan siquiera a validar los silencios entre suspiros de sus respectivos diálogos.

Para colmo, Rigoberto López ha asegurado que escogió a un actor no profesional para esta película porque tenía la intención de otorgarle a la cinta una sensación de frescura y espontaneidad… Pero para coquetear con los preceptos del neorrealismo italiano esta, sencillamente, no era la película.

De ahí que se agradezca y se valore más que nunca la pequeña, pero refrescante actuación de los actores profesionales, consagrados por demás, Daysi Granados, Mario Balmaseda y Manuel Porto. Gracias a ellos hay verdaderos momentos de frescor en esta cinta que adolece, entre muchos otros detalles, de buenas interpretaciones.

La cinta, producción del ICAIC que contó con la colaboración del Ministerio de Cultura de Cuba y Funglode (Fundación Global de democracia y desarrollo de la República Dominicana), tiene demasiadas pretensiones baldías.

Otra pincelada que marca la diferencia entre lo que se llama una película lograda y Vuelos prohibidos es, para empezar, el hecho de que quiere hacer crítica social con la denuncia de ausencias de libertades en Cuba, intenta entender pero, a la vez, asume la actitud redentora del proceso revolucionario y defiende a la nación de indudables logros sociales. Ambiciona ser cinta erótica… e historia de amor. La idea original —de Wendy Guerra— es, de tan presuntuosa, absurda.

Desea ser más de lo que es y desatina en el intento. De tanto ambicionar, Vuelos prohibidos se niega a percatarse de que no plantea los temas fundamentales sobre las virtudes y defectos del proceso cubano de los últimos cincuenta años.

Desea ser un filme profundo, existencialista, de cuestionamientos políticos, sociales y hasta filosóficos; desea ser una road movie donde el viaje también sea hacia el interior de sus personajes, un recorrido introspectivo hacia cada uno de ellos con sabores agridulces y momentos de dramático enfrentamiento. Pero… de buenas intenciones está plagado el camino al infierno. Para hacer cine se necesita más que desear.


Compartir

Diany Castaños González

A aquella muchacha le gustaba acostarse soñando imposibles, hasta que despertó una mañana segura que, durante la noche, había dormido apoyando su cabeza sobre el ombligo de Adán.

Se han publicado 4 comentarios


Day
 4/9/15 21:38

Ciertamente no se trata de ningún actor transitado por estudios académicos, pero sí de alguien que en el género musical ha revolucionado la Salsa caribeña. No es el único que ha fracasado en el intento de incursionar en otras manifestaciones artísticas pero cabe el mérito de reconocerle que asumió de manera modesta y espontánea este medio  que no es para improvisados.

Porqué no derivar un poco de culpabilidad en directores que desean darle frescuras a sus nuevas proyestos pero caen el el error de querer utilizar a artistas con ciertos niveles de popularidad para infringirle sellos de garantía y tal vez impulsar a una audiencia ávida de nuevos y frescos  proyectos que ciertamente en estos momentos carecemos.

 

carlosvaradero
 1/9/15 10:38

NO he visto la pelicula, pero no creo que me vaya a gustar.

No me gusta Pablito FG, èl no es actor, su mùsica tampoco me gusta y verlo en la tele me da esa impresiòn que marca siempre a los cantantes de salsa, la guaperia, el machismo, la especulaciòn!!

saludos!

lona
 25/8/15 15:02

Es lo peor que se ha hecho en el cine cubano últimamente. Tal parece que es un material promocional más patrocinado por Pablo FG. Zapatero, a tus zapatos. No pretendas ser como el arroz blanco, que lo comboyan con todo. Como tú mismo le dijiste a Amauri en "Con 2 que se Quieran", la actuación es algo muy serio. No basta ser famoso como cantante.

IÑAKI
 25/8/15 10:52

Estoy de acuerdo con todo lo expuesto por el periodista,lamentablemente escogio a este personaje que no es musico y mucho menos actor,yo diria que es el rey midas de la salsa cubana y no precisamente por convertirla en oro sino en......saque sus propias concluciones.

Deja tu comentario

Condición de protección de datos