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domingo, 6 de octubre de 2024

La obra termina, pero el hecho artístico trasciende

El Premio Nacional de Radio y Premio Nacional del Humor, Alberto Luberta Noy, vivirá eternamente en el corazón de su pueblo.

Maya Ivonne Quiroga Paneque en Exclusivo 26/01/2017
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Alberto Luberta Noy
Fallece Alberto Damián Luberta Noy (C), artífice principal del programa humorístico-musical Alegrías de Sobremesa por más de 55 años en Radio Progreso.

Cuando en Cuba se habla hoy del espacio Alegrías de sobremesa, –un programa de la emisora Radio Progreso que ya cuenta con 55 años de fundado–, no puede dejar de mencionarse el nombre de su guionista Alberto Luberta Noy, natural del barrio habanero de Pogolotti, quien tenía un gran arraigo entre los vecinos de la barriada de Santa Felicia, lugar donde residió durante largos años.

Luberta fue un hombre muy sociable, incansable, un cubano rellollo de los pies a la cabeza. Escribió para Alegrías de sobremesa hasta los últimos momentos de su existencia, consciente de la importancia de ese espacio que ha acompañado ya a varias generaciones.

Al programa le dedicaba casi todo el tiempo del día. Como él mismo confesó, en varias ocasiones, escribía los guiones en las mañanas, después asistía a las grabaciones y se consideraba su más fiel oyente. Lo cierto es que Alegrías de sobremesa era para él como un familiar muy querido por el que tenía un gran sentido de pertenencia.

Esa pasión por los medios audiovisuales supo legársela a sus dos hijos varones: Aldo y Alberto Luberta Martínez – ambos escritores y directores–, frutos del amor con la directora de programas de radio Caridad Martínez.

Hoy se recuerda a este artista de la radio cubana con mucha gratitud porque como dijera nuestro Héroe Nacional José Martí: “Por maravillosa compensación de la naturaleza, aquel que se da, crece”. Y supo crecerse Luberta en el corazón de quienes lo conocieron. Así lo recuerda Bruno Suárez Romero, director de programas de radio y televisión:

“Tuve la suerte de estar cerca de la familia Luberta Martínez. Estudié con sus dos hijos varones en la Facultad de Arte de los Medios de Comunicación Audiovisual donde Caridad Martínez es profesora de dirección de radio. Las prácticas de la asignatura se hacían en Radio Progreso donde conocí a Luberta.

“Pude conversar muchísimo con él y aclarar cualquier duda, incluso cuando lo llamaba por teléfono a su casa. Siempre estaba dispuesto a darles acceso a los jóvenes realizadores y uno bebía así directamente de sus experiencias”.

Con el paso de los años, el novel aprendiz de radialista desempeñó junto a Luberta el difícil rol de jurado en los Festivales Nacionales de la Radio.  Esos espacios de diálogo se convertían en verdaderos talleres creativos donde se mezclaban la experiencia y la juventud.

“Era un gran colaborador de toda la radio. Lo invité en varios ocasiones a El gusto el mío, –un espacio que se transmitía por la emisora Radio Taíno con la conducción de Octavio Rodríguez (Churrisco). Allí conocí muchos aspectos de la vida profesional de Luberta pero también de él como ser humano.

“Fue miembro del Movimiento 26 de julio. Participó en la salida al aire, por CMQ radio, de la huelga del 9 de abril. Luego partió al exilio en Venezuela hasta el Triunfo de la Revolución”, devela Suárez Romero.

Luberta inició su vida laboral en la emisora CMQ como copista de programas dramatizados, entre ellos La tremenda corte, cuyo guionista era Cástor Vispo. El futuro escritor de Alegrías de sobremesa le había comentado a Vispo sobre sus inquietudes artísticas y, a veces, cuando el guionista de La tremenda corte se sentía agotado, le permitía a Luberta redactar algunas de esas piezas antológicas que hoy forman parte del patrimonio sonoro cubano.

Fue autor de algunas parodias de corte humorístico, ideadas a partir de grandes éxitos musicales de su tiempo, como las composiciones del argentino Leonardo Fabio Din don, din don, las cosas del amor y Oh quizás simplemente te regale una rosa, interpretadas en programas de radio y televisión por los actores José Antonio Rivero y Aseneth Rodríguez.

De la autoría de Luberta son El mechón y El familión, piezas popularizadas durante las décadas de 1970 y 1980 por la Orquesta Monumental. También se destacó por ser un gran promotor musical. En el espacio Alegrías de sobremesa, la Orquesta Aragón encontró un puerto seguro durante muchísimos años.

Pero Luberta sobresalió, además, por su olfato para descubrir nuevos talentos de la actuación radial. Según le contó a esta redactora (hace ya una década atrás) fue él quien le propuso a Marta Jiménez Oropesa que sustituyera a la actriz fundadora del personaje de Rita, en Alegrías de sobremesa, cuatro años después de que el espacio saliera al aire. Dijo Liberta, en ese entonces, que le había llamado mucho la atención el timbre de su  voz y la versatilidad de esa actriz.

Por Alegrías de sobremesa desfilaron los mejores intérpretes humorísticos de su tiempo: Idalberto Delgado, Enrique Arredondo, Reynado Miravalles, Eloísa Álvarez Guédes, Juan Carlos Romero, Armando Soler, Ramoncito Hernández, Antonio (Ñico) Hernández, Aurora Basnuevo y Mario Limonta, entre otros, que harían esta lista interminable.

En opinión del también profesor Suárez Romero: “Luberta fue el último gran escritor humorístico cuya obra constituye todo un hito. Se trata de una leyenda. Ha habido muy buenos escritores en la historia de la radio cubana pero muy pocos han logrado que sus personajes formen parte del imaginario popular cubano como Estelvina y Sandalio "El Bolao", Paco, Rita, Sarría. Alegrías de sobremesa pertenece a la cultura intangible nacional”.

A lo que agrega el realizador radial: “Las personas en la calle se han hecho eco de muchas frases de Alegrías de sobremesa como el repertorio de dicharachos populares de Estelvina, creados por Liberta, y el emblemático Qué gente caballero, pero qué gente! Eso habla de su gran poder de comunicación directa con el pueblo, el mismo que en la funeraria de Zapata y 2, le brindó una despedida espontánea a Luberta.

“Cuando cargaron el féretro para llevarlo hacia el carro fúnebre los asistentes comenzaron aplaudir en su memoria, cerca de 15 minutos. Nadie era capaz de parar los aplausos. Fue un homenaje bien sentido y una evidencia de lo que él significa para el público cubano”.

Luberta ha partido físicamente a otro plano astral pero deja su impronta. Como advierte Suárez Romero, quizá otro espacio sustituya a Alegrías de sobremesa. “La obra de Luberta termina, pero el hecho artístico trasciende”.

El programa de Radio Progreso no dejará de existir nunca en el corazón de un pueblo que lo hizo suyo, un público afortunado por haber sido testigo– durante más de medio siglo– de una historia que Luberta escribió, cada día, con mucha pasión.


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Maya Ivonne Quiroga Paneque

Periodista, locutora, guionista y directora de radio y televisión

Se han publicado 1 comentarios


Aldo Luberta Martínez
 23/2/17 11:31

Válido el artículo y se agradece la intención, pero mi padre no luce en la fotografía.

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