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jueves, 3 de octubre de 2024

La nostalgia pasa la cuenta y te trae de vuelta

Los fines de semana en la sala Raquel Revuelta, el Grupo Vital Teatro presenta el unipersonal “El cuento de Orestes”...

Odette González Villaescusa en Exclusivo 22/11/2015
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Inspirado en los testimonios de dos cubanos que emigraron a los Estados Unidos, el director del Grupo Vital Teatro, Alejando Palomino, ha escrito una controvertida historia que lleva a las tablas en este mes de noviembre.

El texto, concebido como unipersonal y titulado “El cuento de Orestes”, desde el comienzo sitúa a su protagonista en la ventanilla del Control de Pasaportes,  en el aeropuerto “José Martí” de La Habana: Orestes está de regreso en la isla después de 20 años, y lo que desea es “pasar por esa puerta para romper la inercia”.

Orestes llega con espejuelos oscuros, camisa y pantalones bombaches blancos, corbata de color lila, zapatos bicolores lustrados y chaqueta negra de cuero. Un reloj pulsera dorado, una sobresaliente sortija dorada y una pequeña pero hermosa maleta de viaje en onda medio retro. Todo a lo James Dean en Rebelde sin causa. Es un hombre firme pero con clase y delicado.

El personaje, nostálgico, para quien no siempre “todo tiempo pasado fue mejor”, regresa al punto de partida y se encuentra otra vez frente al reflejo de la ventanilla. “¿Puedo pasar por esa puerta?”, se pregunta. Rompe la inercia y finalmente llega a alguna parte.

Vital Teatro ha tenido, especialmente en los últimos años, exitosas incursiones en el montaje de monólogos: Una cubana de altos coturnos, Carne rusa y Vena de mar.

Pero “El cuento de Orestes” viene a cerrar un importante ciclo de trabajo en el grupo relacionado con el montaje de unipersonales en función de las características y potencialidades de los intérpretes que los asumen en calidad de protagonistas absolutos.

Y en esta ocasión Palomino, en lugar de volcar su experiencia hacia la dirección de actores, explota su versatilidad y se dirige a sí mismo.

Al preguntarle sobre este reto y si mantenía los conceptos y métodos que propone a sus actores, cuenta:

"Concebir una puesta en escena desde dentro ─es decir, desde el rol del actor─ y no perder la visión de la integralidad y la orgánica articulación de todos los elementos expresivos, es una labor muy compleja y entraña un poderoso desafío. Mis experiencias en ese sentido son varias y siempre representaron y constituyeron procesos muy autónomos al tiempo que se enlazan en las intenciones estilísticas y conceptuales. Sobre el actor, su trabajo, gravitan siempre las exigencias”.

También se refirió agradecido a la colaboración de varios de los actores del grupo, con los cuales tuvo un diálogo de acuerdos y sostenida polémica para construir el espectáculo.

“Los esfuerzos de Nora Elena Rodríguez, Kelvyn Espinosa, Adriana Quesada y Joao Padilla, en la construcción de este espectáculo han sido ejemplarizantes. Sin ellos este trabajo no hubiera conseguido la multiplicidad de sentidos que contiene. Esa rica amalgama de colores. No obstante, y de cualquier manera, “El cuento de Orestes” es un acto de confesión. Un lugar de plena madurez para mi condición como actor en función de un espectáculo teatral”.

La configuración final de los sucesos dramáticos tuvo como momento clave el encuentro con el realizador Ernesto Fiallo y el músico y actor Alain Daniel durante la preparación del concierto que dirigieron en el teatro Karl Marx a principios de este 2015, a raíz de la telenovela cubana La otra esquina, donde Alejandro Palomino tenía un protagónico.

Según describe el propio Palomino, “con ellos dos ─en nuestras conversaciones y varias buenas “discusiones”─ terminé de realizar los últimos apuntes para esta entrega. Luego, obviamente, vino la reescritura escénica en función del espectáculo y lo que se conoce como “montaje del actor”. Una fase de mucho trabajo que nunca da por concluido el proceso de investigación”.  

En la sala Raquel Revuelta viernes, sábados y domingos a las 8:30 de la noche, desde el 13 de noviembre, el público puede disfrutar del unipersonal de Palomino, recibir a Orestes después de su larga ausencia y sentir, ¿por qué no? cómo la nostalgia puede pasar la cuenta.


 


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Odette González Villaescusa

Se han publicado 1 comentarios


maria_carla
 3/12/15 11:52

Excelente pieza y mejor director. Enhorabuena!

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