La más inconfesable de las emociones

“Esta sería la primera entrevista que doy porque tengo mucho trabajo de postproducción y no he accedido a ninguna…”.

Y me alegré de que mis preguntas inesperadas lograran el efecto deseado.

—Con más razón, la exclusividad se premia…Deja que otros periodistas sientan envidia por la primicia.

Y la broma provocó al cineasta Esteban Insausti.

“¿Te das cuenta? La envidia es la más inconfesable de las emociones, y la hay más y menos sana. De eso me interesó hablar y por eso escribí, produje y dirigí Club de jazz, que ya he aclarado que no es una película musical y sí una sobre la envidia”.

—Ya terminaste de filmar…

—Ya veo que estás enterada de todo. Terminamos de rodar el 27 de abril, luego de dos años de mucho trabajo y todavía me queda alrededor de un año para concluir y presentarla a inicios del 2017.

—Película en blanco y negro, tres historias diferentes…

—Sí, me interesan más las sombras y solo hay dos momentos a color. La película está escrita hace 13 años y siempre la pensé así.

“Son tres historias diferentes que transcurren en un club de jazz en tres épocas diferentes y salvo la estética de la película y el tema central, no hay nada más que las hilvane.

“El 80 % del filme se concibió en estudio, una rareza en el mundo cinematográfico cubano, aunque también hay escenas en lugares especiales de Cuba como Hersey. En realidad no me interesaba circunscribir la película a un escenario específico, más bien quiero que pueda ser atemperada a cualquier contexto”.

—¿Por qué el jazz?

—Estudié música y el jazz me ha acompañado siempre. Su sonoridad, sus colores, su rítmica me resultaron muy atractivas para contar las historias: Saxo tenor, Contrabajo con arco y Piano solo, esos son los títulos.

“La dirección musical estuvo a cargo de Juan Manuel Ceruto, quien dirigió a músicos como Gastón Joya, Rodney Barreto y Jorge Aragón; hacedores de la banda sonora, grabada en Estudios Abdala.

—¿Quiénes te acompañaron en el proyecto?

—En la película tengo dos fotógrafos: Ángel Alderete y Alejandro Pérez, maestro y alumno.

“Tuve además un elenco grande, en el que coincidieron personas de mucho talento y que también son muy buenas personas. La experimentada Yailene Sierra, el reconocido Samuel Claxton, Héctor Noas, Luis Alberto, Claudia Valdés, Mario Guerra; y debutantes como Yaser Rivero, Claudia Monteagudo; actuaciones especiales de Aramís Delgado y Pancho García.

”Club de jazz siempre fue una película ambiciosa y que llevaba entonces un diseño de producción exquisito. Al final concretamos las ideas, tuve que prepararla dos veces durante la prefilmación y el rodaje, y por eso fue una película dura, pero la hicimos con bajo presupuesto y estoy contento con el resultado.

”Bromeábamos todo el tiempo porque improvisábamos mucho, tal como sucede en el jazz. Las inclemencias del tiempo, la visita del presidente Barack Obama, cualquier eventualidad puede retrasar el trabajo, incluso, la ausencia de unas puntillas o una madera determinada. Pero como te digo, aunque no llegue a ser una película importante, lo que nos dejó a mí y a todos los que trabajamos en ella valió la pena. Me hizo crecer como director y como persona y las experiencias han sido muy útiles para todos”.

—Luego, ¿qué nos traerá Insausti?

—Llevo tres proyectos a la vez. Tengo Vacío, una película sobre la falsedad en el mundo del arte. Pincel con sangre es la historia de la pintora Ana Mendieta y El perdedor, que aborda el conflicto con la gloria personal y la ajena.

—Si me dejo llevar por esos títulos y los temas debería hacerte otro tipo de entrevista.

—No te asustes. Es que el ser humano siempre está en crisis y eso es lo que me interesa contar. No se me dan las comedias, así que siempre estaré por esos temas.