La aventura del conocimiento

El médico, producción cinematográfica alemana, dirigida por el también director germano Philipp Stölzt, invita a un viaje por la aventura del conocimiento, en este caso de la medicina.

El filme está basado en la novela homónima del escritor norteamericano Noah Gordon, quien, por cierto, no obtuvo éxito con su libro en Estados Unidos, pero vio su obra convertirse en un best seller en Alemania y España.

Inglaterra del siglo XI. Un niño, Rob Cole (de adulto interpretado por un lamentable Tom Payne), ve con impotencia cómo su madre se muere de una enfermedad que —hasta ese momento— no tenía cura. A partir de entonces le obsesionan las enfermedades y sus tratamientos; en palabras actuales: la medicina. Dedica su vida a la búsqueda de conocimiento, primero con un curandero en su tierra (Stellan Skarsgard) y luego –viaje de un año de por medio, e incluido el dolor de tener que cortarse un pedazo del pene (la circuncisión), para hacerse pasar por judío-, con el filósofo y medico islámico persa Ibn Sina, (interpretado por Ben Kingsley).

En las imágenes de El médico está presente un realismo de una belleza algo contradictoria: Las operaciones a corazón abierto, si bien perfectamente capaces de causar un importante impacto en el espectador, tienen un trasfondo escenográfico y artístico que recuerdan la pintura La lección de anatomía del Dr. Nicolaes Tulp, de Rembrandt.

En el tratamiento de los personajes del filme —aventurero, con buen ritmo— se aprecia, sin embargo, cierto matiz norteamericano en la forma de presentar a los adversarios: de alguna manera termina el protagonista, blanco y cristiano, enfrentándose a los musulmanes, injustos y bárbaros; pobrecito.

Otro detalle en detrimento de la cinta está en que todos los personajes, tanto en Inglaterra, como en el mundo musulmán, tienen el mismo acento. Por supuesto, subtitular media película —dado que hay tan amplia muestra de culturas: selyúcidas, judíos, cristianos— puede disuadir a los pocos espectadores que aún hoy entran al cine a ver un filme ambientado en el siglo XI, así que el guionista —el alemán Jan Berger— suma esa al buen número de libertades que se toma, tanto con el registro histórico como con la novela de Gordon.

El médico, una película de época que yuxtapone lecciones de anatomía y enfrentamientos religiosos, y en la que, sin embargo, el actor protagonista no pasa de guiñar con coquetería sus ojos azules. Gracias a Stölzt, entonces, por Skarsgard y Kingsley, veteranos, que, como se puede esperar de ellos, salvan con dignidad cada escena en la que interfieren.

De todas maneras, amén del magnífico diseño de vestuario —de Thomas Olah— que sugiere cómo en la época medieval la vida en Inglaterra era mucho más atrasada que en Oriente, es en el ritmo ágil y en la aventura por la búsqueda del conocimiento donde se esconde el secreto de por qué se disfruta —y mucho— cada minuto de las dos horas y media de El médico.