Ivette Cepeda quiere llegar siempre al alma de la gente

Lloré, me emocioné, sonreí, canté, me aprendí canciones, supe detalles de su vida…Salí esa noche del Charles Chaplin con una energía diferente en mi interior, y lo confieso. Era la primera vez que veía y escuchaba a Ivette Cepeda en vivo, y no ya desde la grabación de los temas. Era la primera vez que estaba ahí, entre las personas que la admiran y la adoran, oyendo sus comentarios y sintiendo resonar sus aplausos. Disfruté mucho ese concierto, el primero de otros que disfrutaré, y así se lo hice saber días después cuando nos encontramos…

- Me encantó que celebraras tu cumpleaños en el Charles Chaplin el 24 y el 25 de septiembre…Fue la primera vez que te vi en vivo y me encantó, fue un concierto emotivo…

- Sí, tienes razón. Fue un concierto emotivo. No quise que estuvieran las cámaras para no frenar la línea emotiva que fui trazando con mi propio guion. Me aventuro a hacer los guiones en mis conciertos. Además, se trataba de hablar de mí, de mi vida. Te confieso yo, ahora, que en los ensayos  lloré porque me acordaba de tantas cosas y fue lindo compartirlas con el público.

“Cargo cada día con los recuerdos de las personas que me acompañaron siempre en mis inicios como aficionada. Les agradezco tanto  a los músicos Ernesto López en la guitarra, Elpidio en el tres, Fernando López en el bajo, Nana con la guitarra, Frélida con la voz… Fuimos durante cinco años el grupo América y participábamos en los festivales de la FEEM con Luis Alberto García, Donato Poveda, Renecito de la Cruz, Tanya Rodríguez, Raquel Sosaya, Carlos Varela… Éramos tan jóvenes.

- Además de ofrecer el concierto en compañía del grupo Reflexión tuviste otros invitados, y presentaste el video clip del tema Cosas del corazón…

- Compartimos con Eugenio Rodríguez, “El Raspa”, integrante del Septeto Nacional de Cuba. Coincidimos en el proyecto de Cachao y su Sello Cubano y estuvimos juntos en muchos eventos. En la armónica tuve como invitada a Hillary Seims, jefa de colaboración de la Embajada de Canadá. Y el público presente, que fueron mis primeros invitados especiales…

“El clip ya está en los Lucas y estoy muy contenta con él. Trabajé con mi hijo, el bailarín que aparece en el video y me sorprendí con su disciplina. Es muy profesional. Espero que guste mucho porque a mí me satisfizo mucho hacerlo de esta manera, abordando el amor filial”.

- Anunciaste en el concierto que preparas un nuevo disco…

- Sí, se llamará David contra Goliat. Será algo pequeño pero queremos que llegue al centro del corazón. Hay canciones que siguen llegando al alma de la gente y yo quiero llegar ahí. Queremos cantar canciones de muy conocidos como Kelvis Ochoa, Raúl Torres, David Álvarez, David Torrens y otros apenas conocidos.

“En el verano trabajé con Rudolfo Baiyán que hace una antología de sus boleros, grabamos una balada con Buena Fe y estuve en Estados Unidos en una colaboración para un álbum  que se llama Versos del alma, con poemas musicalizados de José Martí”.

- Costa Rica y República Dominicana están en tu mapa en los próximos días…

- En Costa Rica celebraremos de manera especial la Jornada de la Cultura Cubana. Tenemos encuentros con jóvenes de diferentes universidades de San José, con músicos costarricenses y presentaciones en plazas importantes de esa ciudad. Los puertorriqueños usan mucho la frase ¡Pura Vida!, y yo quisiera que nuestra estancia allá sea para repartir y recibir ¡Pura Vida! La idea es cantar, bailar, y pasarla bien…Y si lloran, que sea de alegría.

“Después estaremos en República Dominicana y será sumamente emotivo para mí. Esta primera vez allá tiene como objetivo fundamental hacerle un homenaje a Sonia Silvestre, a su obra, a su figura. Estaremos allí el 29 de octubre para cantarle a ella.

“Cuando empecé a cantar yo me motivé a hacerlo escuchando precisamente a Sonia Silvestre. La primera canción que escogí para el concierto Estaciones fue El primer día o Canto No. 1 de Vicente Feliú, un tema que conocí en su voz.

“Recuerdo que una noche en el Bertolt Bretch me dijeron que estaba ella sentada en la primera mesa delante de mí. Para mí fue emocionante. Empezó a drenar de cada poro de mi piel algo especial, como si la hubiera conocido siempre. Tuve ganas de abrazarla, de besarla. Me imaginaba que Sonia Silvestre era algo muy grande y cuando la tuve así al lado mío, pensé que era mucho más. Su alegría, su candor era inmenso. Candor, luz, alma suave y tierna, y fuerza…desde ese día que cantamos ¿Por qué llora la tarde?, conversamos y pensamos cantar juntas. Desgraciadamente Sonia murió y me quedé con la gana de haber compartido un espectáculo juntas. Ahora ha surgido la posibilidad de cantarle en su tierra. 

“¿Sabes? El autor de ¿Por qué llora la tarde?,  me llamó un día desde México y me envió canciones para que yo las cantara. Ahí están guardadas, esperando su momento”.