Humor y repentismo en la historia nacional

A Ronel González Sánchez (Holguín, 1971), poeta, escritor, investigador literario, realizador radial, promotor cultural y humorista, la décima le corre por las venas. Esa manifestación de nuestra cultura popular tradicional, –nacida en la campiña cubana entre el verdor del paisaje y el canto de las aves–, lo ha acompañado a lo largo de su prolífica carrera artística.

Su obra ha aparecido publicada en 66 antologías y posee más de 60 premios nacionales e internacionales. En la recién finalizada XXII edición del Festival Nacional del Humor Aquelarre 2016 obtuvo una mención, en la categoría de décima, dentro del concurso de Literatura humorística, por su cuaderno Memorias de un paquetero.

De gran nivel intelectual resultó la ponencia El humor en la décima cubana presentada por este investigador como parte del evento teórico del Aquelarre, ¿Piensas ya en el humor? En su disertación Ronel mostró los resultados de un proceso indagatorio en torno a la sabiduría popular de los decimistas en la Mayor de las Antillas, desde los orígenes de la nacionalidad cubana hasta el presente siglo XXI, marcado por el quehacer de sus más jóvenes cultores.

En exclusiva para Cubahora, adelantó algunos detalles sobre la antología de la décima humorística en Cuba que bajo el título Érase un elefante bocarriba, prepara el sello Ediciones La Luz de la filial holguinera de la Asociación Hermanos Saíz.

“Mi ponencia fue solo el prólogo de una investigación que llevo varios años haciendo. Verá la luz en un libro de cerca de 300 páginas. Nació como resultado de mi propio cultivo de la décima. Soy decimista desde niño. He publicado casi diez libros sobre esa temática. En el año 2010 recibí un premio Aquelarre en la categoría de humor literario. De manera que el tema me interesa hace mucho tiempo”, explica.

¿Cuáles nombres pudiéramos citar como representativos dentro del  humor en la décima cubana en los distintos períodos históricos de la Nación?

“No son muchos los decimistas que logran hacer humor pero hay más de 50 nombres en todo el archipiélago de Cuba. Prefiero no hablar del siglo XIX. Esa parte la cito desde el punto de vista histórico como una etapa de transición hasta llegar al siglo XX.

“Pienso que la gran décima humorística cubana comienza con Chanito Isidrón, no solo porque sea su más alto cultor, en los primeros 50 años de la República, sino también porque dedicó toda su obra al humorismo y a la improvisación y sentó ciertas bases para el surgimiento de otros decimistas.

“Otros poetas que hicieron décimas humorísticas fueron: Nicolás Guillén, José Lezama Lima y Samuel Feijóo. Póstumamente, la editorial San López, de Las Tunas, publicó el libro titulado Epigramas de Juan Claro donde se recogen décimas de altísima calidad escritas por Jesús Orta Ruiz, el Indio Naborí. 

“Hay mucha décima improvisada, que va desde lo más culto hasta lo más popular, en la obra del improvisador del siglo XX Rigoberto Rizo, del repentista Luis Gómez, del gran trovador popular cubano Faustino Oramas, El Guayabero, y del poeta y ensayista Raúl Hernández Novás.

“Más cercano en el tiempo tenemos a figuras como Pablo Díaz, de Ciego de Ávila; al poeta Alexander Bezú, de Niquero, Granma; al tonadista cienfueguero Luis Martínez Gómez y al humorista Nelson Gudín, El Bacán, quien es un excelente poeta y decimista”.

¿Qué caracteriza a la décima humorística en Cuba?

“En sentido general se parece a la décima escrita pero tiene particularidades: utilizan recursos propios de la misma poesía como el doble sentido, el absurdo, la exageración, la hipérbole y la ironía, en función del discurso literario.

“Lo que la diferencia es que son textos, generalmente, narrativos. La mayoría de ellos cuentan una historia en versos que se resuelve con un chiste final. Casi siempre han sido escritas no para decirlas en público, aunque Chanito Isidrón era un poeta popular que las cantaba y solía declamarlas en canturías de todo el país.

“En su mayoría, las décimas humorísticas están relacionadas con personajes tipo, con asuntos de la cotidianidad y con la crítica, a partir de un reflejo constructivo de los procesos sociales. Siempre he pensado que la historia de Cuba se puede contar también en décimas y una parte de ella es la décima humorística”.

¿Cómo ha potenciado el Centro Promotor del Humor, la continuidad de la décima humorística en las nuevas generaciones?

“Hace algunos años que se incluyó la décima dentro del Premio Aquelarre. En 2009 me motivé a participar.  Ese año recibí una mención y al siguiente resulté premiado. Este premio es una manera de contribuir a que no muera la décima humorística.

“Apenas existe el Concurso Iberoamericano de décima humorística que convoca el Presidente del Patronato de Alvarado, en México, y la Casa Iberoamericana de la Décima de la provincia de Las Tunas. Otro concurso aislado es el que promueve el Museo del Humor en San Antonio de los Baños. No hay otras posibilidades más.

“En los certámenes humorísticos que se organizan fuera de la capital no está presente. A veces, se incluye alguna décima mural en una exposición, ilustrada por un artista de la plástica, pero nada más. Falta una mayor promoción a este tipo de manifestación artística”, advierte el poeta y escritor.

Para la próxima Feria Internacional del Libro, el holguinero Ronel González Sánchezespera poder presentar a los lectores el resultado de toda su investigación, recogida en el texto Érase un elefante bocarriba, con la que hace un guiño poético y humorístico a uno de los versos del soneto satírico escrito en el siglo XVII por Francisco de Quevedo.