Humor con inteligencia

Cuando nos sentimos mal o estamos enfermos, lo lógico es acudir al médico, por ende, vas un tanto predispuesta/o por el mismo estado anímico que te envuelve en el momento. Estar en condición de pacientes, no siempre va aparejado a la idea de tener paciencia, pero si al llegar a la consulta eres recibido por un médico con buen sentido del humor, entonces los ánimos pueden transformarse, más si nos recibe uno de los Premio Nacional de Humor 2020, Arístides Esteban Hernández Guerrero (Ares), médico psiquiatra, caricaturista, ilustrador y pintor autodidacta.

Cubahora conversó con el miembro de la Uneac y Premio Nacional de Humor

— ¿Qué caracteriza el trabajo de Ares?

La línea de los caricaturistas casi siempre parte de las influencias que, por lo general, son las más cercanas, y las más cercanas a mí tienen que ver con las publicaciones en el Dedeté, sobre todo la de los años 80 con la obra de Carlos Villar Alemán (Carluchos), de Alberto Morales Ajubel (Ajubel), de Manuel Hernández Valdés (Manuel), y de Tomás Rodríguez Zayas (Tomi), por lo tanto, mi trabajo es en inicio deudor de todas esas líneas. A partir de ahí empiezo a tener influencia de muchísima gente en Cuba, en el mundo y de otras expresiones que no son solo el humor gráfico.

Mi trabajo ha ido variando con el tiempo, sin embargo, desde el inicio hubo una preocupación de hacer dibujos de humor, en los cuales la idea se transmitiera sólo con la imagen. Traté de eludir desde el principio el texto, aunque no es algo que esté absolutamente ausente de mi trabajo, pues muchas veces he hecho caricaturas con texto. Las tres marcas que tratan de afianzarse en mi obra son: la inteligencia para transmitir ideas (decir en la imagen sin la utilización del texto), la preocupación por la estructura visual, y por el aspecto estético del dibujo de humor.

— Siendo de formación médico ¿qué motivación tuviste por el humor gráfico?

Yo fui caricaturista antes de ser médico, porque yo empecé a publicar cuando estaba en tercer año de la carrera de medicina, por lo tanto, fueron dos cosas que se fueron formando en mí a la vez. Siempre me gustó dibujar y estaba estudiando medicina, y en ese camino ya en 1984, apareció la posibilidad de publicar en la revista Opina. La motivación siempre estuvo, que era en sí el interés de expresar ideas con imágenes.

Como comentara en Cubadebate el director del Centro Promotor del Humor Kike Quiñones, bajo el título Humor cubano contemporáneo: Mirada en todos los sentidos "nacer en Cuba significa, también, ser portadores de un extraordinario sentido del humor desarrollado con agudeza de la mano de creadores y públicos"; por lo que, al ser el humor gráfico estratégico dentro de la agenda de los medios, ejemplo de ello ha sido la revista Bohemia que se servía de este recurso para ilustrar sus páginas, e incluso portadas ¿en la actualidad la caricatura, la ilustración encuentran el mismo espacio dentro  de la prensa cubana? 

Yo sigo pensando que el humor gráfico requiere más espacio en la prensa. El periódico Juventud Rebelde lo utiliza con notable frecuencia, porque siempre ha tenido caricaturistas dentro de su plantilla, Granma lo utilizó con gran intensidad durante algún tiempo, ahora veo una intención de recuperar eso, pero es una estrategia que lleva un pensamiento más abarcador.

La caricatura puede transmitir mensajes con una facilidad que ninguna otra expresión que están ahí dentro del periodismo de prensa plana, que están enganchadas con imágenes y humor, y eso hace que llegue rápido a la gente. Preferiría ver más caricaturas en los medios de prensa cubana, y mejor hechas.

Claro que el humor gráfico en la prensa tiene otros exponentes en provincia, ejemplo de ello son los excelentes dibujos de Manuel Hernández Valdés (Manuel) que he visto en el periódico Girón de Matanzas, o los trabajos de Osvaldo Gutiérrez Gómez (Osval), en Ciego de Ávila, y también los que hacen los colegas de Melaíto y La Picúa en Santa Clara y Cienfuegos.

—Cuando hacemos un paneo a tu trayectoria, vemos que has sido acreedor de muchos premios nacionales e internacionales, y que ostentas la Distinción por la Cultura Nacional. ¿Qué le queda por hacer al premio nacional del Humor?

Me quedan muchísimas cosas por hacer. Sería un absurdo pensar que, por haber obtenido el Premio Nacional de Humor, hemos llegado a un nivel que no queda más nada que hacer. Tengo todos los días, muchísimos proyectos, planes, trabajos… y siempre estoy buscando la manera de expresar de un modo diferente, ya sea del punto de vista técnico, o de otras expresiones las ideas que tengo. Tener la oportunidad de haber recibido ese reconocimiento, se convierte en una presión con uno mismo para demostrar cada día que uno se lo merece.

— ¿Con qué se queda Ares en estos años de experiencia dentro del humor gráfico?

Cosas tan buenas como las que nos han precedido, o incluso intentar hacer cosas mejores en ciertos sentidos es parte de la vivencia que llevo. Otra de las fortalezas de la que se regodea la caricatura, es que no se haya perdido esa tradición, que haya gente haciendo humor gráfico, y que lo esté haciendo bien. Tenemos una historia que han dejado nombres que han sembrado una manera de hacer, y que se han ido transmitiendo de creadores en creadores, que además muchos respetamos ese historial.

Quizás las debilidades tienen que ver con el abordaje de las realidades de nuestro país, y tienen que ver con determinados aspectos estéticos. La caricatura cubana no es una sola cosa, no es un monolito. Hay cosas muy bien hechas y otras muy malas.

Pienso que las fortalezas que se pueden crear para la caricatura es estimular aquellas que estén bien hechas, y desechar lo que esté mal dentro del humorismo gráfico cubano.