Hojas, árboles, libros, vida….

Conversaba ayer con un amigo sobre aquellos libros que te cambian la vida. Refiriéndose a la niñez no debemos olvidar Las aventuras de Tom Sowyer, o los relatos fantásticos que aparecen en Veinte mil leguas de viaje submarino de Julio Verne; o Las aventuras de Barrutino de Tolstói.

También está El Principito y sus boas (nunca sombreros); un libro de todas y para todas las edades que nos enseña sobre baobabsy aquellas pequeñas raíces que se convierten en infiernos vivientes si no las arrancamos a tiempo.Tampoco podemos olvidar Crimen y Castigo del fabuloso escritor ruso Fiódor Dostoievski; Cien años de soledad, de nuestro Gabriel García Márquez; los espejos, abrazos e historias universales  de Eduardo Galeano; El segundo sexo de Simone de Beauvoir; Un día de octubre en Santiago, de la documentalista chilena Carmen Castillo  y las antologías poéticas de Dulce María Loynaz y Carilda Oliver Labra.  

Y no puede faltar, decíamos, Rayuela del escritor argentino Julio Cortázar. Con sus cantos filosóficos amorosos, “sin la razón de la sinrazón de nuestras anatomías confundidas” como apuntara otro grande de la literatura latinoamericana, Alejo Carpentier; Cortázar nos muestra un inconsciente, un mundo exterior e interior construido, una decodificación de todo lo que existe; una palabra franca.

Un fragmento de Rayuela apunta: “Me quedo pensando en todas las hojas que no veré yo, el juntador de hojas secas, en tanta cosa que habrá en el aire y que no ven estos ojos, pobres murciélagos de novelas y cines y flores disecadas. Por todos lados habrá lámparas, habrá hojas que no veré”.

Hay hojas que vuelan también y llegan a nosotras, hojas que podemos ver por azar y tiempo. Y así llegó Hojas de vida, compilado por la periodista Aurika Rubio García, un texto que reflexiona, aconseja y devela herramientas para transformar la vida.

No sé si es el libro de cabecera (eso lo dirán las y los lectores), pero convencida estoy de que cada autora y autor de este libro nos muestra certeros consejos sobre su experiencia vivida. “La brújula que llevamos dentro” de la periodista Lirians Gordillo Piña nos proyecta hacia el futuro. Y así expresa la autora “Un proyecto de vida marcará la dirección de la existencia personal, de acuerdo con valores, objetivos y metas que se trace cada cual. Establecer esta especie de programa posibilita, según especialistas, organizar nuestros actos en pos de un objetivo…

Hace referencia al artículo ¿Tiene usted ya su propio proyecto de vida? del doctor Dionisio F. Zaldívar Pérez cuando apunta lo que se debe tener en cuenta para ese proyecto organizado: las posibilidades del medio: lo que la sociedad ofrece; las capacidades: lo que puedo; y las aspiraciones: lo que quiero. Un punto importante a resaltar resulta lo que quiero y a partir de definir ese punto trazar los caminos para lograr ese objetivo.

La máster en sexología Aloyma Ravelo en su escrito “A pleno pulmón” (compilado también en Hojas de vida) nos muestra esas estrategias y habilidades que nos ayudan a mejorar como seres humanos. Y nos introduce en una cuestión ¿hay mujeres amargadas y mujeres felices? ¿Acaso eso viene en los genes?

Una inteligencia para conquistar (emociones y sentimientos) de la periodista Sara Más nos ayuda a comprender que el intelecto humano “precisa de emociones mucho más de lo que a veces se piensa, sobre todo si aprendemos o tenemos la capacidad de reconocerlas, dirigirlas, armonizarlas y encaminarlas hacia un fin”.  

Por otra parte, Más nos propone otras reflexiones. Esta vez sobre las ansiedades que experimentamos las mujeres cuando nos sobrecargamos, cuestión a la que estamos sometidas con frecuencia;  la autoestima, “esa faceta que tanto se relaciona con nuestras proyecciones en todas las esferas de la vida” y cómo reconocer la violencia de género e intentar escapar de ella.

¿Quién cuida a las cuidadoras?, siempre el amor será la maravilla, el divorcio con los hijos, la conciliación familiar complementan a Hojas de vida, un texto que nos prepara para construir un futuro sustentable, sostenible y armonioso.  Entonces ¡disfrutémoslas!