Desde hace varios años la restauración y conservación del patrimonio sonoro nacional está en manos de profesionales apasionados, gracias a los cuales se han logrado mantener a salvo del paso del tiempo valiosas piezas museables con un incalculable valor y simbolismo. Al tema se dedica esta semana la sección Contrapunteo, del Noticiero Cultural.
En un primer acercamiento a la problemática, la periodista Dianelis Hernández afirma que la salvaguarda de la memoria histórica y cultural de la nación es una responsabilidad no solo estatal sino de todos los cubanos.
Instituciones como el Museo Nacional de la Música atesoran el mayor legado en torno al patrimonio musical de todos los tiempos, géneros y estilos. Allí se puede encontrar una gran variedad de documentos de carácter patrimonial relacionados lo mismo con la música clásica que con la popular. Así saltan a la vista nombres como los de Hubert de Blanck, José Ardévol, Carlo Borbolla, Alejandro García Caturla, Aniceto Díaz, Dámaso Pérez Prado y muchos más.
Entre las tipologías documentales de vital importancia se encuentran las partituras originales o el libreto de la ópera El Náufrago, de Eduardo Sánchez de Fuentes, así como las fotografías y los recortes de notas publicadas en la prensa periódica sobre la vida y obra de determinado músico o investigador. A lo anterior se suman bienes como obras de arte, equipos para la reproducción musical y muebles, vinculados, de una forma u otra, al universo sonoro.
La huella de la historia musical cubana se puede seguir a través de fonogramas, instrumentos musicales como las guitarras de Sindo Garay y Teresita Fernández o el piano de Bola de Nieve, ediciones discográficas, discursos históricos, o mediante la partitura original del Himno Nacional de Cuba o el estudio de los tambores que pertenecen a la colección de Don Fernando Ortiz, que forma parte del tesauro del Museo.
En su comentario de esta semana el periodista y crítico musical Pedro de la Hoz apuntaba que en provincias como Pinar del Río, Villa Clara, Granma y Santiago de Cuba también existen instituciones relacionadas con la salvaguarda del patrimonio musical cubano.
El periodista del diario Granma agregó que a esa labor se dedican, igualmente, en La Habana, el Gabinete de Patrimonio Musical Esteban Salas de la Oficina del Historiador de la Ciudad, la Biblioteca Nacional José Martí, las fonotecas de emisoras como Radio Rebelde, Radio Progreso y CMFB, radio musical nacional y otras dependencias del Ministerio de Cultura, como el Instituto Cubano del Arte e Industria Cinematográficos y la Empresa de Grabaciones y Ediciones Musicales (EGREM).
De la Hoz alertó sobre la importancia de conservar el patrimonio sonoro nacional al ser parte de la memoria histórica de la nación. En ese sentido —dijo—, se deben realizar acciones reales y concretas, más coordinadas, orgánicas y coherentes que involucren a la escuela, la comunidad y los medios de comunicación, en fin, a toda la sociedad, en aras de salvaguardar esta parte indispensable de nuestra identidad nacional.
El también vicepresidente de la Unión de Escritores y Artistas de Cuba concluyó su intervención con el deseo de que finalmente se concluyan las obras de restauración del majestuoso inmueble situado en la calle Capdevila No. 1 entre Habana y Aguiar, cerca de la entrada del Túnel de la Habana donde radica oficialmente el Museo de la Música.
Como bien se conoce, hace cerca de una década la institución que lidera el doctor Jesús Gómez Cairo se encuentra ubicada en una sede provisional de la calle Obrapía No. 509 entre Bernaza y Villegas, que no reúne las mejores condiciones para el almacenamiento y protección del patrimonio sonoro cubano.
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