En tiempos de carnaval habanero (+Fotos)(+Videos)

Desde hace varios años el malecón de la capital es el escenario donde se celebra el carnaval habanero, una fiesta popular que da inicio con el cañonazo de la nueve y las acrobacias de las mujeres y hombres que integran la motorizada de la Policía Nacional Revolucionaria.

Ese es el preámbulo del carnaval, donde tradición y contemporaneidad se dan la mano en un escenario lleno de colorido y cierta dosis de creatividad. Comienza el convite de vendedoras ambulantes con sus flores y deliciosos dulces, las ejecuciones de los diablitos, zanqueros y muñecones, el paso de los autos antiguos y el desfile interminable de carrozas, faroleros y comparsas.

No dejan de repicar los tambores, ni de entonar sus cantos los piquetes, se mueven sensuales las caderas y cada parte del cuerpo de las mulatas, mezcla resultante del mestizaje que dio vida a nuestra nacionalidad.

El carnaval habanero es una festividad que se remonta a los tiempos de la colonia y tiene como antecedentes a las Fiestas del Día de Reyes en La Habana, jornadas en que los esclavos gozaban de la libertad al ritmo del bongó, como reflejo de costumbres ancestrales que remedaban al antiguo barracón y más tarde al solar, otrora casa colonial venida a menos.

Esta fiesta de origen pagano conserva la memoria de aquellos tiempos pasados cuando, solo por un día, se mezclaban todos, sin distinción de razas ni credos. El carnaval es hoy el maridaje entre antiguas tradiciones europeas, con los ritos africanos que encontraron puerto seguro en tierras de América Latina.

EL CARNAVAL HOY

Como ya es habitual, estuvieron presentes en esta edición del 2018 las comparsas tradicionales: La Jardinera, en su cumpleaños 80; El Cabildo de La Habana, con sus cuatro décadas de vida; los Marqueses de Atarés; Las Bolleras, que vieron la luz en 1937; La Sultana, surgida en 1940; el Alacrán y los Componedores de Batea, fundadas hace 110 años. Esta última se alzó con el Primer Premio en la categoría de Comparsa Tradicional y obtuvo el lauro al mejor conjunto de farolas, además se premió a Arquiles Jorrín Pozo por el personaje de Anaquillé y se le entregó una mención al personaje Yosmel “Nakina” Sánchez Secada.

Una de las fortalezas de la cita —de cuya dirección artística se encarga Efraín Sabás— fue la conformación del jurado con reconocidos especialistas de variadas manifestaciones artísticas como Manolo Micler, en el rol de Presidente; Jesús Abreu, músico y director de los Papines; Virtudes Feliú, investigadora; Deysi Cartier, metodóloga de Danza del Consejo Nacional de Casa de Cultura; entre otros.

Con gran alegría, la multipremiada Comparsa Guaracheros de Regla recibió el Gran Premio del Carnaval de La Habana 2018, así como el Premio al mejor diseño integral de vestuario “Domingo Ravenet” y una mención para el personaje de Janet, La Cubana. Los Guaracheritos de Regla, fueron agasajados con una mención especial del Jurado.

El relevo está garantizado con las comparsas contemporáneas: Los Caballeros del Ritmo, Rayitos de Sol, el espectáculo Cubaneando, la Giraldilla de Marianao, Villa San Cristóbal, Los Jóvenes del Este y Carnavaleando, que ya encendió 15 velitas.

Vestidos de blanco y cantándoles a la paz recibieron el primer lugar los integrantes de la Comparsa de la FEU, así como el Premio a la mejor música y el Premio de la Popularidad del Carnaval 2018.

Es significativo destacar el excelente trabajo de los grupos musicales que acompañan a las carrozas y contribuyen a incrementar el valor artístico de la celebración: Laritza Bacallao, Alaín Pérez, Osdalgia, Hayla María Mompié, Son Yoruba, Las Anacaonas, Charanga Forever, Azúcar Negra, La Charanga Latina, Nelson Manuel y la Corte, la compañía Habana Mía, los Papines, Papucho y Manana Club, El Noro y Primera Clase, la carroza de Las voluminosas, con la orquesta Las Canelas y la agrupación femenina Obbiní Batá.

Invitados de lujo engalanaron las jornadas del carnaval: los bailarines del Cabaret Tropicana y del Conjunto Folclórico Nacional. De México llegó la Banda de Música Panteras de Veracruz; los modelos de la Agencia ACTUAR exhibieron las Fantasías Carnavalescas de Remedios y Camajuaní, los Tambores de Bejucal derrocharon alegría al igual que la santiaguera conga de Los Hoyos y los Muñequitos de Matanzas.

Sin embargo, hay muchos aspectos perfectibles en el carnaval habanero. En opinión del músico Pachito Alonso, director de los Kini Kini, el gobierno de La Habana y su Dirección Provincial de Cultura hicieron un esfuerzo muy grande para mantener viva esta fiesta, pero en su organización deben involucrarse la mayor parte de las instituciones estatales y particulares de la capital y rescatar la antigua tradición de las carrozas de los centros de trabajo “para que exista una verdadera competencia fraternal de la carroza más bonita, la mejor música, la mejor coreografía”.

En su comentario del Noticiero, una periodista del Sistema Informativo de la Televisión Cubana abogó por la vuelta de las estrellas del carnaval, un reclamo de buena parte de la población, que también suscribe esta reportera.

Con el paso de los años, los carnavales habaneros se han dejado de celebrar en una fecha determinada y se ha tomado la decisión de realizarlos solo durante dos fines de semana cuando sería más lógico y tendría más sentido hacerlos de manera consecutiva en cuatro o cinco días.

Otro aspecto a valorar debe ser la extensión del área de los paseos de las carrozas, que se limitan solo a la acera pegada al mar y al tramo comprendido entre las calles 19 y Marina, en Centro Habana. Las comparsas realizan sus evoluciones solamente frente a las gradas del jurado y la prensa. Mientras tanto, el resto de la población no tiene una buena visibilidad debido a que queda ubicada detrás de los palcos, gradas y algunos kioscos.

Por suerte, las carrozas llegan mucho más lejos del área principal y el pueblo puede arrollar por la calle paralela, custodiado por las fuerzas del orden público para evitar cualquier tipo de indisciplinas sociales. Es lamentable que todavía hoy, a tantos años del Triunfo de la Revolución, algunas personas se conviertan en verdaderos polvorines explosivos debido a la combinación letal del alcohol y la música popular.

El día inaugural, problemas organizativos impidieron que las carrozas desfilaran en el tiempo planificado y el carnaval se extendió hasta altas horas de la madrugada. Por fortuna, la clausura se destacó por el orden establecido en el programa previsto.

Al concluir el carnaval, muchas personas partieron caminando hacia sus casas porque el transporte público era muy escaso y los carros particulares cobraban precios exorbitantes por carreras muy cortas.

De inmediato, los trabajadores de Comunales procedieron a la recogida de gran infinidad de desechos sólidos que genera el carnaval por la venta de bebidas, comestibles y otros artículos, a precios más bajos de lo habitual. En un futuro cercano deben buscarse alternativas más amigables con el medio ambiente para evitar malos olores por la acumulación excesiva de excretas y orine en los baños públicos.

Aunque se anunció en conferencia de prensa que el carnaval se extendería a casi todos los municipios de la capital, finalmente ese espíritu festivo no se sintió más allá del malecón habanero.

En 2019, el carnaval estará dedicado a los 500 años de la Villa de San Cristóbal de La Habana, por lo que supondrá un mayor reto organizativo para el gobierno y la Dirección Provincial de Cultura de la capital.