Peligros y dulzuras. Diario de un Médico Cubano en Perú

Intentando descubrir la ciudad en la que estamos, en ratos libres que no son muchos, salimos a caminar y, en compañía de un colega, llegamos a un mercado ubicado en el centro. Allí, una señora sexagenaria, de estatura mediana, gruesa, con trato afable y hasta familiar, colocaba en su puesto diferentes tipos de quesos de producción casera.

Mi colega se interesó y la agradable peruana dio a probar varias muestras del gustoso producto. Yo, inquieto, agradecido y hasta apenado por la buena atención, busqué con la mirada algo que comprar, no fuera a ser que “el probador de muestras” finalmente no se dignase a llevar alguno.

Descubrí en una esquina del mostrador unos envases bien ordenados. Estos,  de confección artesanal y perfecto acabado, yacían etiquetados como “Manjar Blanco del Callejón de Huaylas”. Aún sin conocer la decisión “quesiánica” de mi acompañante, pedí a la señora uno de estos potes con el fin de degustarlo. Recordé entonces a Caraz y por qué se le denomina “Dulzura”; de allí son estas exquisitas golosinas que forman parte de su fama y nombre.

Dulce "Dulzura". (Tomada de Colanta)

A 67 kilómetros de la ciudad de Huaraz, capital del departamento de Áncash, se ubica el distrito de Caraz, capital de la provincia de Huaylas. Se localiza sobre los 2,256 metros sobre el nivel del mar, a orillas del rio Santa entre las Cordilleras Blanca y Negra; por su altitud es la ciudad con el mejor clima del callejón.

La gastronomía es muy variada, teniendo entre sus platos principales el picante de cuy, el ceviche de chocho, chicharrones de chancho, los pucheros, la llunca de gallina. Y de postres: los manjares blancos, cuarteadas y helados. Por su buen clima, por el trato de la gente y por el sabor de los ricos dulces que desde antaño se fabrican en esta ciudad, recibe el azucarado epíteto.

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¿Que a los jóvenes no les afecta la Covid-19? ¿Que si les da es en su forma asintomática o leve? Vengan a los hospitales y se sorprenderán de la cantidad de pacientes jóvenes con afecciones respiratorias graves a causa del Sars-Cov-2.

La obesidad es un problema de salud a nivel mundial. La malnutrición por defecto conlleva otros y todos suman factores de riesgo que incrementan la mortalidad por la pandemia, independiente de la edad.

La Organización Mundial de la Salud (OMS) en un reporte del primero de abril de 2020, analiza la problemática. Define el sobrepeso y la obesidad como una acumulación anormal o excesiva de grasa que puede ser perjudicial para la salud. Instruye que el índice de masa corporal (IMC), un indicador simple de la relación entre el peso y la talla que se calcula dividiendo el peso de una persona en kilos entre el cuadrado de su talla en metros (kg/m²), resulta de  utilidad  para identificar el sobrepeso y la obesidad en los adultos.

En el caso de los adultos, la organización internacional define el sobrepeso y la obesidad respectivamente como: Sobrepeso: aquellas personas con un IMC igual o superior a 25; obesidad: un IMC igual o superior a 30.

La obesidad es un problema de salud a nivel mundial. (Tomada de radioguantanamo)

Desde 1975, la obesidad se ha casi triplicado en todo el mundo. En el 2016, más de 1900 millones personas de 18 o más años tenían sobrepeso, de los cuales, más de 650 millones eran obesos. El 39% de la población adulta (un 39% de los hombres y un 40% de las mujeres) tenían sobrepeso.

El 13% eran obesos (un 11% de los hombres y un 15% de las mujeres). La población pediátrica aportaba cifras alarmantes. Cerca de 41 millones de niños menores de cinco años padecen esta enfermedad, mientras 340 millones ubicdos en el rango de cinco a 19 años también la sufren.

Un IMC elevado es un importante factor de riesgo ante las enfermedades no transmisibles como las vasculares, la diabetes mellitus, los trastornos del aparato locomotor (en especial la osteoartritis) y algunos cánceres (endometrio, mama, ovarios, próstata, hígado, vesícula biliar, riñones y colon). El riesgo de contraer estas enfermedades no transmisibles crece con el aumento del IMC.

La obesidad infantil se asocia con una mayor probabilidad de obesidad, muerte prematura y discapacidad en la edad adulta. Sin embargo, además de estos mayores riesgos futuros, los niños obesos sufren dificultades respiratorias, mayor riesgo de fracturas e hipertensión, y presentan marcadores tempranos de enfermedades cardiovasculares, resistencia a la insulina y efectos psicológicos.

Por tanto, existe una doble carga de morbilidad en esta población: las enfermedades crónicas no transmisibles y la susceptibilidad a las enfermedades infecciosas. Si los jóvenes y adultos son cada vez más obesos y este aparece cual factor bien definido de  mal comportamiento de los pacientes con Covid-19, entonces existe una población no despreciable con formas graves de la enfermedad.

(Foto: Cortesía de la brigada).

Samuel tiene 37 años, 92 kg y 1.66 cm de altura. De acuerdo con su índice de masa corporal, 33.4, padece de obesidad y a ello se le suma diabetes e hipertensión arterial.

A solo 5 días de comenzar con los síntomas, acude al hospital en franca insuficiencia respiratoria, ansioso. Lo trasladamos a la Unidad de Cuidados Intensivos (UCI). Cuando le expliqué que era necesario ventilarlo dado la gravedad, me pidió un celular. Al dárselo, llamó a su hija y le contó su estado; se despedía.

Durante más de 10 días se mantuvo acoplado al ventilador. La primera semana, de tan grave, fue necesario pronarle en varias ocasiones, hasta que finalmente pudimos destetarle de la máquina.

Hoy, apenas con suplemento de oxígeno, se va recuperando. La fisioterapia respiratoria será fundamental, así como la neuromuscular, pues por la obesidad y la diabetes el deterioro es mayor.

En breve saldrá de la UCI, otra victoria, otra vida salvada, otra enseñanza, un trabajo en equipo que culmina para todos con la satisfacción única  del deber cumplido.