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lunes, 25 de noviembre de 2024

De pensamiento rápido y accionar explosivo

Características que distinguen a los anestesiólogos, profesionales de la Medicina que tienen, “ganan”, o “pierden” la vida de sus pacientes en segundos...

Ana María Domínguez Cruz en Exclusivo 18/09/2013
4 comentarios
Anestesiología
Los anestesiólogos toman importantes decisiones como proteger la vida de los pacientes.

“La mitad de tu encéfalo puede gritarte que te vayas, que te alejes del lugar y salgas corriendo como reflejo propio de los humanos frente a situaciones estresantes; pero tu otra mitad, la que realmente piensa, te grita más alto que te quedes, que eres tú la persona capacitada para resolver el problema. La escuchas, y en cuestión de segundos te conectas y haces tu trabajo”.

Así, con buena dosis de humor y “jugando” con términos biológicos, el doctor Gustavo Navarro Sánchez intenta explicar lo que para un especialista de Anestesiología y Reanimación, como él, se convierte en el día a día. “¿Sabes en cuántas intervenciones quirúrgicas puedo participar, sin que el agotamiento o las preocupaciones nublen mi desempeño? Ni yo mismo sé cuántas”, agrega.

Me acomodo en una silla, a gusto, porque no hay nada mejor que conversar con alguien enamorado de su trabajo, y mientras transcurre el X Congreso Nacional de Anestesiología, Reanimación y Dolor, del 17 y hasta el 20 de este mes en la capital cubana —junto al VI Simposio del Dolor y el VII Curso de Técnicas Intervencionistas—, intentaré acercarme un poco más a los que, como héroes anónimos, se levantan todos los días, echan mano de su bata blanca, contribuyen a salvar vidas y luego ¿se acuestan? satisfechos de su trabajo, aunque les falten las gracias.

Creo que hace falta ese acercamiento, porque esta especialidad, iniciada según registra la historia por el doctor inglés John Snow, creador de un equipo de inhalación capaz de adecuar la administración del vitriolo dulce, no siempre es aplaudida como se merece.

“El decursar histórico y el conocimiento popular no van a la par muchas veces. Enfermeros, técnicos, auxiliares o estudiantes de Medicina asumían en otra época la responsabilidad que hoy tenemos nosotros, después de cuatro años de estudio. Quizás por ello algunos piensan que ni siquiera somos médicos y no pocos consideran que somos los que ‘dormimos’ al paciente antes de que sea operado y luego nos vamos del quirófano.

“No siempre las gracias que los pacientes les regalan a los cirujanos son compartidas con quienes también tuvimos sus vidas en nuestras manos. Aun así, no importa, damos lo mejor y sabemos el impacto que tiene nuestra labor, como la de todo médico”, añade Navarro Sánchez, asistente al evento en cursos pre-Congreso de Reanimación Cardiocerebro pulmonar.

El también profesor auxiliar de Anestesiología y Reanimación de la Facultad de Medicina Calixto García, confiesa que no le agradaba entrar al salón y que la Psiquiatría fue la especialidad que le hizo los primeros guiños mientras estudiaba. Después prefirió esta especialidad, “de mano rápida y cabeza fría, en la que las decisiones se toman al momento, porque si pierdes tiempo puedes perder también la vida del paciente”.

“Las especialidades se parecen a quienes las escogen, o al revés, y la Anestesiología tiene mucho que ver con mi carácter, por eso me enamoré tan rápido de ella. Enfrentamos varios dilemas, como el del poco reconocimiento de la gente y también los que se dan en el gremio, con esto de que somos un poco de la Clínica y un poco de la Cirugía. Pero lo importante es que estamos ahí cuando se nos necesita, ya sea para llevar a cabo una intervención quirúrgica planificada o para asumir un caso de urgencia”.

Todos los días son difíciles, me dice ante mi interés en vivencias como las de las películas. “Se viven momentos de mucha tensión, de mucho estrés… No en balde las enfermedades cardiovasculares y el insomnio tienen en los anestesiólogos víctimas frecuentes. Sin dudas, cualquier momento en el que sientas la más mínima implicación con la muerte de una persona será siempre el más difícil”.

No obstante, ante la insistencia, refiere que el trabajo con el paciente obeso mórbido es muy complejo. Como miembro del equipo multidisciplinario de Cirugía Bariátrica del Hospital Calixto García, asume el reto a menudo, en el que no solo es difícil manejar el grado de obesidad del paciente desde el punto de vista mecánico o fisiológico, sino también la compensación de sus enfermedades asociadas, como la diabetes, la hipertensión arterial, el hipotiroidismo, la migraña, las patologías cardiovasculares, entre otras.

“Estamos ahí —insiste el galeno, máster en Urgencias Médicas—, en el período preoperatorio, evaluando las condiciones del paciente para cerciorarnos bien de que puede someterse a la cirugía; también en el momento de la intervención y después de esta, cuando se sigue su estado. Tal vez la vorágine asistencial impida que esta última etapa la desarrollemos con mayor profundidad, y quizás por ello, no se vea tanto nuestro trabajo”.

No es igual atender a un paciente con tiempo de antelación a su cirugía, valorando su estado general de salud, acota, que al que llega de repente, en una urgencia. “En esos casos, en los que no siempre se tienen referencias de familiares, amigos o del propio paciente, se debe pensar siempre en lo peor, es decir, estar preparados para enfrentar el caso bajo la suposición de que arribe con condiciones complejas para nuestro trabajo como un trauma cervical, una intoxicación, un estómago lleno o un embarazo, si es mujer”.

De la preparación para entrar a un salón y del liderazgo que en él hay que desarrollar, les habla Navarro Sánchez a sus alumnos. “Es una especialidad de mucho desgaste físico y mental, que necesita que se estimule más su estudio y que no siempre te hará llegar a la casa con el recuerdo de la sonrisa del paciente que te tomó del  brazo y te agradeció lo que hiciste por él. Sin embargo, no en vano es una de las súper especialidades y te hace crecerte en el pensamiento rápido y la acción explosivo. ¿De qué otra manera sería con el don de la vida en tus manos?”, concluye.

Por fortuna, no son la mandrágora, la estrangulación parcial, los golpes en la cabeza o el alcohol, los “anestésicos” de esta época, pero sobre todo, qué alivio saber, que si tuviera una que someterse a cirugía, estará en manos de profesionales como este.


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Ana María Domínguez Cruz

"Una periodista cubana en mi tercera década de vida, dispuesta a deslizar mis dedos por el teclado".

Se han publicado 4 comentarios


Contribuyente Agramonte desde FB
 19/9/13 10:19

de acuerdo ellos son importantisimos y gracias a ellos las operaciones salen adelante, ojla le hubiera podido conocer a los que estuvieron en mi operacion solo recuerdo su vos dando animo despues de retirado el tuvo y dicendo respira que todo salio bien . mil gracias a todos

Doménica Denisse desde \FB
 19/9/13 10:17

¡Excelente anestesiólogo Gustavo!, uno de los mejores que he conocido en mi vida...

Carmen Cruz Osorio desde FB
 19/9/13 10:16

En casi todos los casos la labor del anestesista es poco reconocida por el paciente y es en mi criterio de la de mayor importancia, mis respetos para todos ellos.

Mirlay
 18/9/13 12:54

Gracias a Dios hasta ahora nunca me he enfrentado a una cirugía, pero felicito a los anestesiólogos por su trabajo, que es tan vital como la labor del cirujano. Muy buena esta entrevista, creo que este es uno de los invisibles que colman de bien a nuestro país.

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