El castillo ambulante

En Ingary, reino donde la magia es de lo más común, todo el mundo cree en una superstición: ser el mayor de tres hermanos es una desgracia. Así lo suponía también Sophie, la hija de un sombrero. Ella al ser la de más edad con respecto a sus otras dos hermanas, visionaba un futuro sin grandes éxitos.

 Con ese pesimismo inicia la novela “El castillo ambulante”, de la escritora británica Diana Wynne Jones. Ambientada en un mundo envuelto en una guerra y en donde abundan hechiceros y también algunos demonios, la obra saca a relucir la importancia de la juventud y el valor de crearse un destino propio.   

 Al inicio, Sophie, uno de los personajes principales, pensaba que su idea de fracaso se cumpliría. Después de la muerte de su padre quedó de aprendiz en la sombrerería, mientras que las otras hijas tuvieron un paradero más alentador. Sin embargo, el  hechizo de una bruja que la convierte en una anciana, cambiará su vida.

 En busca de ayuda hará su estancia en el castillo ambulante, una construcción móvil que se mantiene “viva” gracias a un carismático demonio del fuego llamado Calcifer, que desde la hoguera maneja la dirección a la que marchará.

 Allí será recibida por el dueño de la vivienda, un hechicero de mala fama, Howl, quien también sufre de una maldición asociada a un trato con su demonio. La casa tiene la capacidad de teletrasportarlo a varias dimensiones, en las que mantiene una personalidad diferente.  

 Juntos emprenderán una aventura que a su vez enfrentará ambas personalidades, la juiciosa de Sophie contra la despreocupada de Howl.  Ambos aprenderán el uno del otro para superarse. De ellos dependerá el futuro de Ingary y el propio, pues ambos son la clave para librarse de sus condenas.

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Basada en esta obra, el director japonés, Hayao Miyazaki, estrenó en 2004 la película de animación nominada al Óscar, “El castillo ambulante”.

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