Estoy buscando una palabra / en el umbral de tu misterio. / Quién fuera AlíBaba, / quién fuera el mítico Simbad, / quién fuera un poderoso sortilegio / quién fuera encantador…
La canción llenó de silencio al grupo de amigos. Desde su mágico preludio, la guitarra tocó todos los corazones y los arrastró en su propia búsqueda de lo que necesitábamos en aquel fin de año, tanlejano ya, pero nadie podía siquiera explicarlo a los demás.
Excepto Silvio, claro, con su poética manera de hacer volar gerundios y subjuntivos como si fueran perlas literarias para engarzar nostálgicos pensamientos.
Estoy buscando una escafandra / al pie del mar de los delirios. / Quién fuera Jackes Cousteau, / quién fuera Nemo el capitán, / quién fuera el Batiscafo de tu abismo. / Quién fuera explorador…
Todos en la pequeña tertulia entendían las referencias de la letra y su mensaje sentimental. Fanáticos de la trova y la buena literatura, adictos a amores improbables o perdidos, aquel anhelo de posibles lejanos calaba nuestros huesos, y más de una mirada se cruzó furtiva con la intensidad de otros ojos que murmuraban lo mismo a espaldas de quien no debía sufrirlo: “Quién fuera… quien fuera…”
Corazón, / corazón obscuro. / Corazón, / corazón con muros. / Corazón / que se esconde, / corazón / que está dónde, corazón… / Corazón en fuga / herido de dudas de amor.
Aún me estremece aquella experiencia decatarsis musical llena de deseos no confesos. Cada cual inmerso en su propioturbión de vergonzosas envidias inexplicables, cautivos todos de la magia del momento, nadie se atrevió a racionalizar la canción, como solíanhacer en la segunda vuelta de escucharcualquier pieza, según me habíancontado.
Aquella noche todo fue sentir, callar y volver a sentir. Hacia dentro, pedir perdón por lo no hecho, lo pensado, lo que pudiera desunir y romper ese ritualde descubrir glorias musicales en una terraza del Vedado, al pie de una lujosa botella de vino, al menos una vez almes.
Ni recuerdo cómo sobrevivimos a esavelada, cargada de tantos “si fuera” y“quisiera” jamás verbalizados, frenados por necesarios “no es justo” y “no nos toca”, borracho el aire de impertinentes“¿por qué no?” y “solo una vez”, dolorosos nada más de pensarlos.
Estoy buscando melodías / para tener cómo llamarte. /Quién fuera ruiseñor, /quién fuera Lenon y Mc Cartney / Sindo Garay, Violeta, Chico Buarque… / Quién fuera tu trovador.
Luego, a solas con el anfitrión, meatreví a preguntar si había notado lomismo. Yo era una intrusa ocasional enaquel grupo de amigos, gente culta conpretensiones de casta intelectual. Genteque pretendía estar más allá del mal oel bien de los mundanos y fluir en unespacio desprovisto de vulgarespasiones…
Hasta que una canción removió suscimentos, y aún en medio de mis propiosremolinos logré leer en sus rostros unsin fin de reproches, anhelos, pecadosno cumplidos… nexos que entonceshubieran sido mal vistos por un sinfínde razones y prejuicios.
Quien fuera tiene ese innegable don: laletra nostálgica, lenta, evocativa; lamúsica inquieta, liberada, indiscreta… y en paradójico intercambio, la segunda detiene tus latidos y la primera desata tu espíritu para hacerlo volar.
Lo confieso: fue hermoso ver dos almas que se atrevieron a amarse y reclamar su goce con egoísta desesperación mientras los cuerpos permanecían congelados, distantes, y las manos se aferraban a otras anclas terrenales, inocentes,sumidas en sus propias fugas de pasión.
Corazón, / corazón obscuro. / Corazón, / corazón con muros. / Corazón / que se esconde, / corazón / que está dónde, / corazón… / Corazón en fuga / herido de dudas de amor.
- Consulte además: Sentimental
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