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sábado, 30 de noviembre de 2024

Callejera

De partera, anfitriona y laburante…¡Vaya jornada!...

Mileyda Menéndez Dávila
en Exclusivo 14/10/2021
2 comentarios
Intimidades-14 de octubre-2021
Intimidades-14 de octubre-2021 (Jorge Sánchez Armas / Cubahora)

¿Han oído aquello de “si quieres hacer reír a Dios, cuéntale tus planes”? A juzgar por mis últimas 32 horas, aún debe estar sonriendo el Todopoderoso a costa de mi propósito de dedicar el miércoles a repasar el nuevo Código de las Familias para encargarle a Jorge más dibujitos para las redes sociales.

Todo empezó a la una de la mañana, cuando Lunita se coló en mi cama para dormir, aburridas ambas de esperar a cierto papito que trabajaba aún en su caricatura para Almayadín, un canal televisivo libanés que lo tiene mudado de huso horario.

Pero dormir fue lo único que no hizo mi perrija, y por su inquietud sospeché que se acercaba el momento de saber quién había sido el callejero que se aprovechó de los pocos minutos de su segunda fuga en seis años de vida. (En la primera me la robaron, ¿recuerdan? Por ahí llegó Jorge a La Habana y ambos aterrizamos en este blog unos meses después).

Chillidos, brincos, pujos, arañazos en el piso, paseos desenfrenados bajo todos los muebles… Así fue hasta las 7:00 a.m., cuando eligió parir en un closet, sobre los zapatos de Jorge, y mi recelo quedó confirmado: Campeón, el enano pekisaterri de la casa de enfrente, tendrá que asumir la responsabilidad parental, para hablar en los términos del nuevo faro legal de las familias cubanas.

Después de la llegada de Luca al mundo (usé una silaba de ambos progenitores y empecé por la madre, aprovechando otra moderna prerrogativa), la primeriza pasó más de dos horas sin avances, así que la llevé al veterinario, quien le inyectó un pitusín (¡ah, qué recuerdo!), y el suero actuó tan rápido que soltó el siguiente en mi regazo, de camino a casa.

Otro marroncito… pero no se movía ni respiraba. Al parecer se atragantó en su zurrón. Con el credo en los labios me senté en la acera para darle reanimación cardiopulmonar, como he visto en la serie 911 (olvidé decir por qué me acosté tan tarde), y ya en casa apliqué “boca a boca”, hasta que recobró vitalidad.

Callejero (qué mejor nombre, si nació en la calle) es el más grande, pero el más despistado. Esa falta de oxígeno al nacer lo dejó con necesidades especiales, por lo que me he pasado un buen tiempo sacándolo de apuros (y de abajo de la madre, que ha demostrado ser paciente, pero es inexperta), como dictan la ley y el amor en estos casos.

En esos trajines me sorprendió una visita anunciada: el guarense Ramiro (HAM en los grupos de Senti2) llegó con su magnífico humor y aguacates criollos, justo a tiempo para ver asomarse a Chandra, la última mestiza de la camada. (Su nombre significa luna en sánscrito, mi idioma favorito). 

Para rematar, llegó mi viejo en visita de novio y me tocó honrar sus reclamos de atención filial durante el almuerzo, a pesar del reportaje del domingo que parpadeaba urgencias en la PC, en pleno proceso de reducción editorial.

El resto de la tarde-noche-madrugada fue vertiginoso: cuidar a la nueva madre. Editar. Sacar a Callejero de apuros. Chatear. Vigilar la placenta que nunca salió. Ver Al desnudo. Limpiar el nido. Responder reproches fundamentalistas. Mimar a Maya, la pastora, para que no haya celos y ayude luego como madre sustituta. Volver a editar, que aun esta largo… Rescatar a los traviesos que se escapan del closet. Esbozar esta crónica…

Me bañé al amanecer, para refrescar antes de coger calle en asuntos profesionales. El relevo del cuidado obstétrico pasó a quien debe a Luna su actual oficio y estatus familiar. Entre otras cosas, el agua tibia me limpió del alma la mortificación con una vecina que menospreció a mis nietos por abdicar del pedigrí de varias generaciones de tibetanos blancuzcos.

“Nadie te los va a comprar”, dijo burlona. ¿Y quién dice que la familia se vende? Pues sí que no salieron como los soñé desde que me regalaron la cachorrita, pero si no puedo aceptar las decisiones reproductivas de mi tolerante room-mate canina, sería muy poco coherente con todo el activismo que promulgo.

Claro, ya he tanteado posibles humanos adoptivos, pero en la familia consanguínea y la afín, porque la “bisabuela” exige sus derechos de comunicación. ¡Como si no le bastara el cariño de los cinco felinos que hay en casa, por Maya y su manía de dar refugio a mininos abandonados!   

Ese desprendimiento será paulatino, y la opinión de los cachorros será debidamente explorada. Por ahora disfruto apoyar la lactancia materna exclusiva, velo porque Chandra y Callejero tengan las mismas oportunidades que el alfa Luca y escucho jadear a Lunita con el alma apretada, pero dejándola asumir las consecuencias de sus propios actos reproductivos.

Con gusto les contaría las cosas simpáticas que han aprendido esos cuatro en apenas 24 horas de convivencia, pero tengo un sueeeeeeñoooooo… y mi reunión está por comenzar.


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Mileyda Menéndez Dávila

Fiel defensora del sexo con sentido...

Se han publicado 2 comentarios


LiaVida
 16/10/21 9:16

Wow, que crónica tan preciosa!!!, reí y también se me apretó el pecho de amor, gracias una vez más por compartir con nosotros esa historia que pudiera ser común en muchos hogares cubanos, pero que tú la haces muy original por qué fuiste la elegida como voz de mujer cubana, Felicidades por la nueva familia y por ese amor tan lindo a tu Luna y a la vida.

analis
 15/10/21 18:53

!Felicidades Milo!!! Los que te leemos hace muchos años sabemos cuánto significa esa perrita para ti y lo que hizo por Jorge. Ah, y muy graciosa la referencia al código de familia nuevo. yo estuve leyendo lo del embarazo solidario y me interesó mucho porque tengo una amiga que no puede parir, lo ha intentado por años y nada. Cuando eso ya se apruebe yo puedo ayudarla con gusto. No tengo condiciones para criar un hijo propio ahora mismo, por mis planes de hacer doctorado fuera de Cuba. pero esa experiencia del embarazo no me la voy a perder. Hace años vimos en una serie un caso así y hablabamos de hacerlo. Entonces yo le decía que me iba a embarazar de gemelos para parir una sola vez y compartir el favor: yo paría el suyo y ella me cuidaba el mío hasta que terminara de contruir mi casita. Era broma, pero hoy puede ser verdad. Hay gente que todavía no calcula cuánto bien se está pensando en esa ley, cuántas deudas com niles de familias y personas como mi amiga.

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